Capítulo 24

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Una fuerte oleada de calor me despierta de golpe y abro los ojos. La fuerte luz solar que se filtra por la venta se ve reflejada por las paredes blancas de la habitación dejándome un poco siega. Mierda. La luz está muy fuerte. Hoy lunes hace un día increíblemente soleado allá fuera. Bajo la mirada y me encuentro a Steve pegado a mi cuerpo como una hiedra con su rostro enterrado entre mis pechos, rodeándome fuertemente la cintura con sus brazos y nuestras pernas entrelazadas. Le acaricio el pelo con cuidado de no despertarlo. Se le ve muy sereno y tranquilo dormido entre mis brazos. Me tomo unos minutos contemplándolo. Es precioso. ¿Cómo es que exista alguien físicamente tan perfecto? Suspiro y me paso una mano por el pelo molesta por que estamos a pocas horas de irnos.

De pronto comienza a removerse y se despierta. Despega el rostro de mis pechos y un poco desorientado hasta que enfoca sus ojos en mí. En cuanto ve que estoy despierta, su rostro se dulcifica y me sonríe soñoliento. Se me encoge el corazón. ¡Pero que adorable! Se incorpora un poco y me besa en los labios. Mmm. Con un beso suyo es la mejor manera de comenzar mi día. Me muerde el labio inferior y se separa un poco de mi soltando mi cintura de sus brazos y apoyándolos con los codos a cada lado de mi cabeza quedando suspendido sobre mí. Me mira con devoción a los ojos y yo me derrito como mantequilla.

—Buenos días preciosa.

Me besa la frente.

—Buenos días tú.  —Alzo mi mano y le acaricio la barbilla que ahora tiene un dejo de barba.

—¿Y cómo amaneció mi consentida?  —Me besa la nariz y frota la suya con la mía cariñosamente.

Hago un mohín.

—Triste porque tenemos que regresar al mundo real.  —Suspiro pesadamente y juego con su pelo entre mis dedos.

—Yo también lo estoy preciosa pero, este siempre será nuestro pequeño refugio.  —Me besa nuevamente la frente y se gira dejándose caer a mi lado mirando hacia el techo.  —Además, regresaremos para tus próximas vacaciones.

Próximas vacaciones...

—Mis próximas vacaciones son de mitad de año.

—¿Y?

Me giro hacia él y lo miro. Se pasa una mano por el pelo y centra su vista en mí. Me lanza un quiño travieso y algo me dice que habla muy en serio. Me muerdo el labio inferior y me dejo caer nuevamente en la cama. Me pasó una mano por el pelo y sonrió como idiota. Ahora contare los días para que llegan las próximas vacaciones y regresar a este precioso refugio.

—¿En qué piensas preciosa?  —Se gira hacia mí y se escucha algo preocupado.

Lo miro y, si. Se ve algo preocupado.

—Estaba pensando en las próximas vacaciones. Creo que contare los días para que lleguen.

Se ríe a carcajadas y me besa miles de bese el rostro dejando un reguero de besitos por toda mi cara. Trato de apartarlo juguetonamente con la mano pero no cede. Sigue besando con ternura y lo dejo hacer. Este un gesto muy duce al que poco a poco me he ido acostumbrando.

Entonces me acuerdo de una cosa.

—Deberíamos levantarnos y empezar a empacar nuestras cosas.

Deja de besarme y suspira pesadamente. Se levanta de la cama de un solo salto y se pasa una mano por el pelo algo malhumorado por no seguir besándome.

—De acuerdo pero primero, a desayunar.

Tiene razón. Como si lo hubiera invocado, mi estómago ruge ferozmente exigiendo que lo llene de comida ahora mismo. Me incorporo de la cama hasta quedar sentada y lo veo caminar despacio hasta el armario y colocarse unos pants color gris que le caen en la cadera de manera sexy dejando entrever su "V". Me muerdo el labio inferior y me como con la mirada. Como si lo presintiera, se voltea hacia mí y se cruza de brazos fingiendo estar escandalizado.

Destino InciertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora