ELLA es ZOE

Capitulo VI Remedando errores

Era un día caluroso, un sol radiante brillaba como si no existiera un mañana. Las hojas bailaban al ritmo de un ligero viento sobre el verde césped y las aves revoloteaban sobre el viejo roble que yacía en el jardín, debajo de el, Zoe y May tomaban una refrescante limonada.

May lanzó una mirada triste al vacio, recordando a su hijo Dave, cuando era tan solo un niño. Ella sentada en esa misma silla viendo a su esposo Dylan enseñándole a manejar bicicleta o practicando algún deporte ¿Por qué no podía ser así? Un hombre como su padre ¿Qué habían hecho mal? Tenía todo para ser un hombre de bien, una familia estable, humilde pero trabajadora y llena de valores. Ya había perdido la cuenta de todos los intentos que hizo para recuperar a su hijo y sacarlo de ese terrible y absorbente mundo de las drogas. Pero ya era muy tarde, Dave estaba perdido en él.

── ¿Señora May, está aquí? Preguntó Zoe, agitando la mano en el aire para llamar su atencion.

── Aquí estoy. Respondió con nostalgia volviendo de nuevo al presente ── Recordaba a Dave... añadió forzando una media sonrisa.

── ¿El padre de Regina? Se preguntó más para ella que para May.

Suspiró hondo ── Si, mi hijo... – Dijo con voz quebrantada.

── Regina nunca habla de el.  Pero se que ha sufrido mucho...

── Lo sé, todos hemos sufrido. Pero Regina afortunadamente tuvo Arón para cuidarla, el siempre veló por su bienestar.  Se ha portado como un verdadero padre. Pero Arón no tuvo la suerte de contar con un hermano mayor. Mi hijo siempre fue un hombre agresivo e inestable. Un mal padre y mal esposo.

── Lo lamento mucho...Dijó Zoe en tono comprensivo

── Puedo confesarte que... – Bajó la mirada con tristeza, hacia sus largos dedos, llenó los pulmones de aire y dijo ── Han pasado más de diez años y aun no se nada de el. Atormentandome cada segundo, cada minuto, cada hora que pasa, preguntándome ¿Si está bien? ¿Tendra algo de comer? ¿Dónde estára vivendo? O peor aún ¿Estara con vida? – Hizo una pausa y recordó el día que Dave desaparecio para siempre de sus vidas. Desde entonces no se volvio a hablar de él. Pero May tenía la necesidad de hacerlo, aunque no lo dijera, ni lo demostrara era como si una parte de ella, se hubiese apagado. Y con Arón y Regina el tema era intocable, se infundió de valor y se animó a continuar ── La última vez, estaba en mi habitación, robando el dinero que había guardado con tanto sacrificio para la universidad de Arón – Se sintió devastada al recordar ese momento.

Dave estaba desesperado, tenía más de dos días sin consumir, no le importaba robar por drogas. May intento detenerlo pero este la aparto con un golpe. Arón llego en ese momento dispuesto a matarlo. Pero ella se interpuso entre ambos, lo amenazó con llamar a la policía y Dave salio huyendo con el dinero como un vil ladrón, nunca más volvió a acercárseles. ── Yo misma lo corrí de casa con el alma destrozada. Pero debía de hacerlo, por mi bienestar y el de mis nietos. Finalizó en un hilo de voz con lágrimas en los ojos.

── ¡Buenos días! Exclamó Regina en pijama, saludó con un beso en la mejilla a Zoe y luego a su abuela, ambas se miraron incomodas, por suerte Regina no tenia ni  idea que hablaban de su padre hace un momento.

May aprovechó que Regina estabá sumergida en el celular, para limpiar su cara con cuidado por fortuna no se le hincho los parpados ni la nariz ── Debo de ir a preparar la comida. Se excusó con amabilidad.

── ¿De qué tanto hablaban? Le preguntó a Zoe mientras se guardaba el celular dentro del bolsillo.

── De nada importante. Mintió esta

── ¿Adivina quien acaba de llamar? Preguntó con emoción.

Zoe pensó instantáneamente en Alexandre. Sintió un ligero cosquilleo en el estómago, era agradable tener esa pequeña esperanza de que fuera él quien hubiese llamado. Recordó su último encuentro, había sido una mezcla de emociones entre positivas y negativas. Claro está, que colocando todo en una balanza eran más momentos negativos que positivos. Pero que importaba, le encantaba ¿Que podía hacer? Ahora era una más de esas típicas mujeres masoquistas que se conformaban con poco y a quienes ella acostumbraba a criticar a diario.