Capitulo IV. Cometiendo los mismos errores

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No, ella aún tenía muchas cosas por vivir. Minutos después alguien la sorprendió sujetándola por la cintura.

── Te tengo. Dijo Alexandre.

Zoe nunca antes se habría alegrado tanto de escuchar una voz. Abrazaba al niño con todas sus fuerzas y poco a poco nadaron hasta el muelle. Estaban exhaustos y continuaba lloviendo. Aun fuera del agua ella no soltaba al niño, ambos temblaban. No podía creer en el peligro que estuvo hace unos minutos. Respiro con alivio mientras se inclinaba hacia el niño.

── ¿Estas bien? Le preguntó con lágrimas en los ojos, al pequeño mientras lo apretaba contra su pecho, sin importarle nada. Se apartó de él y le regalo una gran sonrisa. Era Derek el niño que estaba el otro día junto Alexandre.

Se puso de pie y sin pensarlo abrazó a Alexandre como agradecimiento, este estaba helado y no precisamente por el clima. Era como abrazar una piedra. El no emitió respuesta alguna, simplemente no se esperaba ese gesto. Zoe se apartó en seguida fue embarazoso. Debía de colocar sus pensamientos y sentimientos en orden, no podía dejarse llevar por el momento.

── Sera mejor que vayamos adentro. Murmuro el, mientras tomaba a Derek por los brazos. Aunque se mostraba fuerte, estaba tan asustado como ellos. Lana le había encargado a su hijo y cinco minutos basto para perderlo de vista

Zoe no recordaba donde habían quedado sus pertenencias. Tocó su cuello desesperadamente y allí estaba su hermoso relicario intacto. Alexandre se marchaba hacia al interior de la casa, necesitaba resguardar a Derek. Pero ella aún estaba de pie en el mismo sitio. ── ¿Pretendes quedarte allí toda la noche? Le gritó perdiendo la paciencia, ella caminó hacia ellos dándose por vencida, era imposible que su celular hubiese sobrevivido a esa tormenta. Caminaron bajo la lluvia hasta el interior de la casa.

Zoe miró a todos lados boquiabierta realmente era hermosa, inhalo un gran suspiro y el olor a madera y pino se impregnaron en su fosa nasal. Aunque no era una casa elegante era de muy buen gusto la decoración. No podía creer que un hombre tan tosco viviera en un lugar así. Todo era color caoba desde el suelo hasta las paredes. Los adornos, las pinturas, esa luz cálida y tenue todo iba a juego. Fueron hasta la sala principal donde un gran ventanal cubría toda la pared del fondo. Si bien no se apreciaba la vista; largas cortinas lo vestían. Muebles de piel y una gran chimenea calentando todo el lugar.

Alexandre bajó a Derek cerca de la chimenea y Zoe se acercó rápidamente ── Sera mejor que te quitemos toda esa ropa. Le sugirió con cariño.

── Yo me encargare de él, ve a cambiarte puedes enfermar. Le ordenó con voz firme ── Al subir las escaleras, en la primera habitación a mano derecha encontraras algo apropiado para ti. Dijo Alexandre mientras colocaba más leña sobre el fuego. Ella no confiaba en él y no quería dejarlo a solas con el niño.

── ¿Piensas que lo lastimare? Preguntó el con ironía.

── No lo sé, dime tu. Dijo con valentía.

Alexandre dejo la leña a un lado se puso de pie y se acercó a Zoe, ella temblaba en su interior y no precisamente por la ropa empapada, sino por la actitud que había asumido el. Pero estaba muy segura no se iba a dejar intimidar.

── Jamás lastimaría a un niño.

Estaban muy cerca el uno del otro. Zoe se estremeció con su cálido aliento, estaba a unos centímetros de esos hermosos y excitantes labios, podía besarlos tan fácilmente y dejarse llevar por ese torbellino de pasión que solo él le hacía sentir. Alexandre sabía muy bien lo que hacía y no pudo evitar soltar una burlona sonrisa ── ¡Eres un idiota! Le reprochó Zoe y se marchó hacia la habitación, quería largarse de ese lugar cuanto antes tomó lo primero que vio, un jean azul con un suéter gris talla grande.

ELLA es ZOEWhere stories live. Discover now