-¡Buenos días dormilona! –Escucho gritar a José Luis y a Magdiel al otro lado del celular.
-¡No tiene nada de buenos cuando me despiertan! –Grito gimoteando.
-Anda, levántate. Hace un mes que te la pasas trabajando todo el día y los sábados y domingos te la pasa con Johan y me tienes abandonado a mí y al pequeño José Alejandro –Sonrío recordando que solo he visto a mi adorado sobrino dos veces en este mes. Y a Magdiel llevo más de un mes sin verlo.
-Solo te falta llorar –Me burlo mientras me pongo de pie.
-Si es necesario lo hare. Tengo una idea, quiero salir contigo y con el pequeño demonio hoy.
-Hoy es viernes –Le recuerdo- Tengo que trabajar.
-Vamos –Pide- Sé que puedes tomarte el día de hoy. Ya hable con Johan y José Luis y me dijeron que no había problema, que podías faltar.
-¿Tu qué haces hablando con Johan?
-Pidiéndole permiso –Hace un sonido que me hace saber que me está llamando tonta- Es tu novio y aparte es el que te puede cubrir, me dijo que no había problemas, y si él dice que no hay problema, pues no los hay. Alístate que en hora y media paso por ti –Me cuelga sin dejar que le diga nada y resoplo. No pienso llamar a Johan para confirmar lo que Magdiel me ha dicho. Me estiro como cualquier floja y me dirijo hasta el baño para darme una muy merecida ducha.
Cuando salgo del baño, me coloco unos short de jean gastados y una cómoda blusa holgada color cereza, corro a la sala para recoger mis tenis azules que seguramente deje ahí anoche y me trenzo el cabello para que caída hacia un lado. Decido tomar un jugo antes de salir, aunque sé que seguro Magdiel tiene preparado algo similar a un desayuno, de lo contrario no me hubiera levantado tan temprano. Escucho unos golpes rápidos en la puerta y reconozco esa manera de tocar. Sonrío sabiendo que es mi pequeño sobrinito quien toca. Corro hasta la puerta y cuando la abro siento a la pequeña personita colgada de mi pierna, sonrío a un más cuando bajo la vista y lo veo vestido con un pantalón verde y un suéter blanco.
-¡Tía! –Grita con entusiasmo mientras se abraza a mi pierna. Lo tomo por los bracitos y lo cargo para darle un gran abrazo que el corresponde aferrándose con fuerza a mi cuello.
-Mi vida hermosa, ¿Cómo has estado?
-Muy bien –Deja un beso en mi mejilla y lo coloco en el suelo sabiendo que el momento del saludo ha acabado.
-Hey, tu. ¿Para mí no hay saludo? –Pongo los ojos en blanco y me acerco a Magdiel para darle un beso en la mejilla- Así está mejor. Tengo el súper plan del día –Dice con entusiasmo- Así que vamos. No hay tiempo que perder –Toma mi mano y me arrastra fuera del apartamento.- Bodoque –Llama a José Alejandro- Vamos.
El súper plan de Magdiel incluía una larga caminata hasta el centro comercial, caminata en la que nos tocó turnarnos para cargar a José Alejandro.
-Tenía un auto ¿Sabes?
-Lo sé. Pero quería caminar un rato. Me aburro de estar todo el día encerrado en el apartamento de José Luis.
-¿Y qué paso con el trabajo? –Pregunto.
-Está en pausa hasta que el fotógrafo se recupere de la paliza que le dio el novio de la modelo con la que se acostó.
-Que escándalo.
-Este mundo es así –Se encoje de hombros- Ahora que lo pienso, nunca me acosté con una modelo –Entrecierro los ojos hasta él sin poder creer lo que me dice.
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Estarás en Mí
Romance¿Qué más se puede pedir a la vida? Ellen tiene 25 años y esta a punto de levantar su empresa, tiene amigos incondicionales que la apoyan y se puede decir que es feliz, pero... Esta sumergida en una relación, si es que así se le puede llamar, con Je...