Capítulo 12

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-¡Mierda, Ellen!

Es lo primero que escucho cuando salgo de mi habitación; Johan esta con la boca abierta y los ojos como platos al igual que José Luis; solo que, José Luis al menos habla. Mi pequeño hombrecito; como le digo a José Alejandro, baja corriendo del sofá y se acerca a mí con una gran sonrisa. Esta vestido igual a su padre; tiene un traje negro con camisa gris, se ve muy bien; claro, José Luis tiene una corbata negra; Johan en cambio, tiene la camisa de color negro, se ve increíble todo vestido de negro.

-Tía, tas apa –Le sonrío tiernamente y bajo hasta su altura para darle un beso en la mejilla.

-Gracias, mi vida –El niño se voltea hacia los hombres que siguen idiotizados mirándolos con una amplia sonrisa.

-Papi, viste que yo soy la vida de mi tía y no tío Jan –En ese momento los dos reaccionan y se ríen a carcajadas. Cuando por fin logran tranquilizarse del ataque de risa, Johan me mira y se acerca hasta mí, rodea mi cintura con sus brazos y me da un pequeño beso en los labios.

-Estas más que guapa, estas hermosa –José Luis se acerca con José Alejandro en los brazos y le pone una mano en el hombro a Johan.

-Esta divina y es tuya. No la desaproveches –Johan nos sonríe y vuelve a besar mis labios.

-Bueno, vámonos.

v

Entro tomada del brazo de Johan a la iglesia y justo detrás de mí, viene José Luis con su pequeño retoño; bueno, más bien nuestro pequeño retoño. Me sentía bien, nunca me había arreglado así, decidí llevar mi largo cabello negro y rizado, suelto; solo una pequeña peineta plateada con un pavo real y su larga cola extendiéndose en gran parte del lado derecho de mi cabello, lo adornan; llevo un vestido rosa pálido, estilo sirena; el vestido es en straples con escote al frente en forma de corazón, deja al descubierto la mitad de mi espalda, tiene un cinturón en pedrería un poco más arriba de la cintura y esas mismas piedras adornan el borde donde empieza a expandirse el vestido y un poco más arriba de la pierna izquierda; me maquille lo necesario; polvo, labial y lápiz negro de ojos para que estos resalten un poco más; pocas veces me había arreglado así, y es que después de lo de anoche me sentía bella, amada y protegida por el hombre que sostiene mi brazo. Cuando nos acercamos a las sillas donde están mis demás amigos, todos voltean a verme y se quedan como estatuas. No puedo evitar poner los ojos en blanco.

-¿Qué es lo que les pasa a todo? ¿Es que acaso se van a quedar mirándome de esa manera? –Todos estallan en carcajadas mientras yo solo me cruzo de brazos y los observo seria; odio ser el centro de atención.

-Vamos, Ellen, no te pongas así –Me dice Alexander- Es normal que todo el mundo reaccione de esa manera cuando te ve; eres todo pantalones y shorts y es bastante raro verte en faldas o vestido y si no me equivoco, sacando el vestido amarillo de la fiesta de Raiderba Combustibles, solo tienes tres vestidos y son horribles y veste con ese vestido es... ¡Por Dios Ellen! ¡Mírate! Estas hermosa; deberías arreglarte así más a menudo –Le tuerzo los ojos por idiota y luego frunzo el ceño cuando todos comienzan a reírse.

-Concuerdo con Alex –Señala Esteban- Estas bellísima.

-Bueno, bueno, creo que ya es suficiente; me la van a ojera de tanto alagarla.

Nuevamente todo estamos riendo, pero esta vez es por el comentario y el puchero que está haciendo Johan. De repente, todos se quedan en silencio y es cuando noto que Jesús acaba de entrar a la iglesia. Todos tomamos nuestros asientos para poder dar comienzo a la ceremonia; entonces es cuando noto la decoración.

De la parte central del techo de la iglesia, se desprenden cortinas que van atadas a los extremos de la pared, dando un ambiente de carpa; las sillas están cubiertas por una manta blanca y un enorme lazo rojo adorna el respaldo de cada una de ellas; por el pasillo decenas de jarrones de rojas rosas adornan el borde de este mientras una tela blanca surca el camino que hará la novia; todo se ve sencillo pero hermoso.

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