Fiesta Ferial. Especial, parte 2/3.

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La feria en efecto estaba bastante cerca, tanto que pudieron llegar a pie.

Lo único molesto fue la aparentemente interminable fila para comprar las entradas. Cuando por fin las obtuvieron, ambos adolescentes entraron corriendo a la feria.

Los cuatro juntos se subieron primero a los carros chocones y luego a la montaña rusa. Al bajarse de allí la primera vez, Selyna estaba mareada, pero Dick y Gwen se montaron dos y tres veces más. Para entonces ambos grupos se separaron en direcciones diferentes.

Luego de la montaña rusa, Dick y Gwen fueron a la Casa de los espejos.

-¡Este lugar es genial!-exclamó la rubia mientras halaba del brazo al azabache-

-Jaja... sabía que te gustaría.-respondió levemente sonrojado-

Pasaron alrededor de 15 minutos caminando en la Casa de los Espejos, comentando y burlándose mutuamente el uno de la apariencia del otro. Si se veían muy gordo, muy flaca, cabezón, enana, etc, etc, etc.

Entraron después a la Casa del Horror, y esta vez fue Dick quien halaba del brazo a Gwen, con una expresión entre decidida y maligna, pues sabía lo mucho que la rubia odiaba esa clase de lugares; y para el mal de la rubia, no sólo había una casa del horror, sino además un Tren Fantasma.

Para que se le pasara el miedo a la rubia, Dick la llevó después a las tazas giratorias, algo calmado quizás ayudara; y tenía razón, Gwen logró calmarse, no sin antes haber intentado matar al azabache con sus propias manos en "venganza".

Media hora más tarde, Gwen llevaba a Dick a un juego de "Mida su fuerza", aunque lamentablemente no ganaron nada. Se habían encontrado allí con un Bruno Díaz con la camisa desarreglada, y besos por todo su rostro, y una Selyna Kyle sumamente sonriente, y más colgada al brazo del alter-ego del Caballero de la Noche; se notaba que habían pasado varias veces por el Túnel del amor. Bruno estaba decidido a ganar un premio para su hermosa acompañante.

-Dick, Gwen-los llamó- Antes de que se vayan otra vez...-le dio a cada uno 500 dólares- Compren lo que quieran, pero no enloquezcan, ¿eh?-les sonrío y revolvió el cabello del chico-

-Gracias Bruno/Señor Diaz-respondieron a la vez antes de irse nuevamente-

-Parece que confías mucho en ellos...-ronroneo dulcemente Selyna en su oído, causándole más de un escalofrío-

-Los dos son buenos chicos...-dijo sonriente-

Con Dick y Gwen:

Ambos chicos guardaron los 500 dólares y llegaron a un juego de "Tiro al blanco", de esos en los que como premio te dan un peluche si aciertas.

-Gwen, ¿cuál es tu animal favorito? Porque voy a ganar un peluche de uno para ti-sonrío arrogante-

-Hmmm... me gustan los koalas y...*y los petirrojos, pero eso no te lo voy a decir*-pensó lo último sonrojándose un poco-

-¿Y?-la animó a seguir-

-Y los calamares, ¿por qué?, no lo sé-se encogió de hombros-

-Hecho-se acerco al juego y le pagó un dólar al encargado, quien le dio a cambio tres pelotas de béisbol-

Apuntó con cuidado, y lanzó una bola rápida que derribó el primer conjunto de botellas; hizo lo mismo con el segundo y el tercero. Ganando el "premio mayor": uno de los peluches grandes.

-Dime niño, ¿cuál quieres?-preguntó el encargado sin mucho ánimo-

-Ese, el grande del koala-señaló un koala grande y visiblemente apapachable-

-Bien...-se lo dio, y este a su vez se lo dio a Gwen, quien lo recibió con una enorme sonrisa y dándole un beso en la mejilla, lo que provocó el sonrojo de ambos chicos-

Se alejaron a paso lento de allí, mientras ella abrazaba con fuerza a su koala.

🌃

Segunda parte lista.

¡Travesura realizada! ¡Ave semidioses!

La hija del JokerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora