Capítulo 8: Acciones

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—¡A la mierda con eso!

Mire con furia a mi hermana, ella me miró sorprendida triste, pero la mirada de determinación en su rostro se volvió a instalar.

—Ni lo pienses —dije—. Olvídalo. No puedes encerrarme aquí. ¡Ya no más! Debo encontrar a mi hermana, debo encontrar a Reggan y sacarlas de donde sea que estén.

—Enviare a alguien a que las traiga, iré yo misma de ser necesario, pero no dejaras este lugar Cameron. No cuando allá están tratando de matarte.

—¡Sobreviví! —grité—. No soy un bebe, puedo defenderme, puedo controlar lo que soy, Ritter me enseño.

—¡El no tenía el derecho de hacer eso! —Ritter y yo nos estremecimos, la mirada de Anna se endureció, mirando con odio a Ritter.

—Diann. —Ritter dio un paso hacia ella.

—¡Cállate! Nunca deberías haberlo traído.

— Puedo cuidarme yo mismo. —gruñí.

Pero Anna no se inmuto, caminando hacia mí me levantó la camisa que llevaba revelando la marca de carne quemada donde la espada de Ares me había cortado.

—No eres tan invencible como piensas hermanito —noté como escupió la última palabra—. Hay peores cosas aquí, y tu no tienes la habilidad suficiente para sobrevivir. No me queda otra opción, pero no saldrás de esté lugar Cameron.

—Trata de detenerme. —gruñí, y girándome trate de salir de la habitación donde me habia metido. Un movimiento estúpido, pero mi ira, contra mí, por permitir todo esto, contra Anna por no dejarme solucionarlo, contra Ritter por traerme a este lugar, hizo aparecer nuevas fuerzas, y no estaba pensando racionalmente—. Encontraré alguna manera de traerlas sin su ayuda.

No logré salir de la habitación.

Una figura que hasta ahora se habia mantenido callada se paro frente a la puerta, moviéndose con la misma oscuridad y silencio, que me habia hecho aprender. Irguiéndose ante mí con una figura apenada.

Un recuerdo, a menos eso creo, parpadeo en mi mente, un lugar a la luz de luna, todo era brillante, y yo no era humano, no me sentía como tal. Ritter se agacho a mi altura, con la misma expresión triste, las palabras lo lamento muriendo en sus labios.

Pero rápidamente fue remplazado por el recuerdo de Savanna, de cómo paraba su tiempo, de cómo la congelaba. Tome un profundo respiro, controlando lo más que podía el temblor de mis manos, y la energía emanando de mi piel. ¿Cuántas veces en mis entrenamientos me habia imaginado peleando con criaturas como él, apuñalándolo con mis espadas, y librándome de cualquier tortura?

Saque la espada de Era, mirando molesto a Ritter, sisee entre dientes.

—Fuera. Vete al infierno, Ritter.

Esperé su tono burlón, pero no lo recibí, lo cual agradecí.

—Me odias, puedo entenderlo —dijo en voz baja, la presencia de mi hermana aquí debió alterarlo—. Pero estas siendo irracional. Diann solo está tratando de protegerte.

Rabia y frustración aumentando, diez años de dolor, miedo e ira, todo reventando de una vez.

—¡No recuerdo haberlo pedido! —Estaba fuera de control ahora—. ¿Dónde estaba ella cuando crecí? Cuando no podía dormir por los constantes gritos de las almas, cuando no entendía por qué era diferente a mí familia, cuando intentaron matarme. ¿Dónde estaba?

Ritter me miró con odio, pero fue Anna la que reacciono.

—¡Suficiente! —gritó y pude notar como intentaba mantener el tono de su voz a raya—. Basta Cameron. Te quedarás aquí, hasta que sepamos a lo que nos enfrentamos, y por favor no trates de irte. —Sus hombros cayeron cansados y me miro con suplica—. No saldrás de aquí.

Be Forgotten (Be #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora