23: El comienzo

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Tenía que irme, de alguna manera, cumplirlo esta vez, no podía correr ese riego, tenía que luchar.

Aun si tenía que morir.

No podía contenerme, no podía permitírmelo, tenía que aprender a controlarme si quería cambiar mi futuro.

Solo desee poder haber tenido más tiempo.

Trent y Ares me seguían el paso, confundidos por lo que habia pasado, pero no podía verlos, aun cuando tenía su muerte en mis recuerdos, estaba buscando desesperadamente una manera de alejarme.

El ese momento el peso de una moneda se hizo sentir en mi bolsillo, recordé que Ritter me la dio, pero me sorprendí de que con todo lo que ha pasado no la haya perdido.

La estudie por un rato, intentando encontrar alguna diferencia con la que antes me habia dado, no encontré ninguna. Trent y Ares se acercaron de nuevo y apreté la moneda en mi mano. Recordé a donde me llevaría, recordé quien se encontraba en ese laberinto.

Y las palabras que me dijo el oráculo cayeron como peso muerto en mi cerebro, Anna lo habia visto todo, lo que hice, en quien me convertí, por eso me sello, por eso me escondió todo. Vi un charco más adelante, asi que corrí, abriendo un corte de mi brazo, bañando la moneda de sangre y desapareciendo ante Trent y Ares.

Esta vez, mis pies tocaron primeramente la hierba, esta vez sabia que hacer, a donde dirigirme, el laberinto retumbo a mi paso. El fuego llameo apenas puse un pie adentro, cerrando la abertura tras de mí, avance hasta que todo se torno azul.

Vi la sombra de Rea titilar con el fuego, era hora, ya sabia controlar los poderes del inframundo, solo falta controlar lo que al parecer todos temían, aun si eso traía desgracia, aun si eso me hacia sufrir y dar penas a las personas cercanas a mí, cualquier cosa era mejor que morir.

―Me sorprende que demoraras tanto ―dice Rea en cuanto me ve.

Entonces yo... voy directo al punto.

―Ya lo sabías.

Ella solo sonríe.

―Era algo obvio, no podrías vencerlo de otra manera, pero aun asi me gustaría oírtelo decir.

―Enséñame como despertar al diamante.

Ella ríe. Fuerte y alto.

―Cariño, el diamante está despierto en ti, pero lamento decirte que ya es muy tarde… ―ella levanta la mano hacia mí―. Tu familia te necesita.

Abro mis ojos en una sala, supusieron que íbamos contra de Cronos, asi que vinieron. Llego precisamente en el momento en que todo estalla, mi vista vuela directamente a Natalie, Alec está delante de ella enfrentando a Apolo, recuerdo las heridas de Apolo, recuerdo el rostro asustado de Dianna y me irrito con mi hermana.

―¡NATALY! ―grito, llevándome toda la atención―, piensa tu hija, idiota.

No puedo detenerme a ver si me hizo caso, me lanzo a la derecha en el momento que una sombra arremete contra mí, levanto la vista en el momento que saco mi espada y sonrió a ver a Natalie peleando.

Ya habia cambiado algo.

Mi espada corta por las sombras mientras me aproximo a mis padres, Ares, Trent y Reggan están peleando con Luke.

Mientras ellos no se acerquen a Cronos todo estará bien.

Me agacho en el momento que Hermes, Anna y Ritter son lanzados hacia atrás, aprovecho el momento para llegar lo más cerca a Cronos que me es posible, y bato mi espada. El trastabilla algunos pasos, perdiendo el balance mi espada cortando su cuello, el me mira, sorprendido por un momento y luego se ríe y deja que su sangre chorree al piso, solo basto unas gotas y todo se cubrió de negro.

Be Forgotten (Be #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora