Capítulo 28: Lo que muestran los espejos

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Anna

 Como lo prometió Hedoné no hizo nada por detenernos, dejándonos salir de la habitación de madera a una casa hecha de brillantes espejos, nuestros propios reflejos se muestran en las paredes mientras caminamos por el piso de mármol. Es escalofriante, pero a la vez llamativo. Lena cubre a Nat y Dianna con una barrera dejándose a sí misma afuera, esto las mantendrá protegidas, ocultas.

Pero entonces Nat jadea, aterrorizada mirando un espejo frente a ella.

—Anna —murmura Natalie, viniendo a mi lado, de pie, parada frente mío, de espaldas a mi reflejo—. ¿Estás viendo lo que…?

Me giro en dirección a la mirada de Nat y veo el reflejo de Ritter, reprimiendo las ganas de correr que tengo me acerco a él mientras atónito mira su reflejo. El Ritter del espejo me devuelve la mirada, sus ojos entrecerrados destellando un brillo rojizo, la mitad de su cuerpo salpicado de sangre que gotea de sus uñas, sus labios fríos en una sonrisa, mostrándome una alegría loca, esa misma alegría que puedes encontrar al ver a alguien morir por tus propias manos, el tipo de alegría que encuentras en el asesinato. Este no era Ritter, este era una versión distorsionada de quien era el dios de la muerte, quien disfruta de la muerte, este era la versión de un Ritter de antaño, uno del que percibía un destello cuando verdaderamente se enojaba.

Lo peor…

Es que todos teníamos muy en claro que él podría llegar a convertirse en eso.

―¿Lo puedes ver tambien? ―murmura Ritter y yo solo asiento, lentamente.

―Anna… tu reflejo tambien…

Cierro los ojos y me niego a voltearme.

―Solo vámonos ―digo, intentando jalar a Ritter de su sitio―, son solo reflejos vagos, imágenes creadas como los sueños.

―No ―Lena se aparece delante de mí, interrumpiendo mi reflejo, sus ojos fijamente mirándome―, no son imágenes creadas ―su mano se cierra en un puño en su pecho―, son imágenes de lo que guardamos en el fondo, aquello que nunca queremos que salga a la luz. Mira a Apolo…

Nat y yo giramos nuestra cabeza al reflejo de Andre. Mi boca se abre en sorpresa mientras unos ojos dorados se fijan en mí, Andre vestido con una túnica blanca, sus ojos brillando con un afán vengativo y altanero.

―El Dios del Sol que todo lo quiere tener bajo su poder. ―dice Lena en un susurró, Andre se gira a mirarla―, la verdadera naturaleza que esconde el poder de conservar la vida. ―ella sacude la cabeza―, mejor vayámonos, se nos acaba el tiempo.

Comenzamos a correr por la casa, pasando cientos de espejos extrañamente sin reflejarnos, la casa se va consumiendo en la oscuridad solo alumbrados por el breve destello de velas que titilan cuando pasamos.

En el momento que llegamos a un salón nos detenemos, al ver a Lena parada congelada ante la visión que muestran las sombras.

―Vamos Lena ―digo abriéndome un camino hacia ella―, eres la diosa de la inteligencia, sabes que esa imagen no es real. Tenemos que buscar la salida.

―La salida está detrás de mí ―oigo su voz pero no la veo mover los labios, así que mi mirada vuela a la imagen frente a ella―, hablas tan libremente de la inteligencia, y ni siquiera diferencias lo que es real de lo que no.

―Mierda ―gruñe Blake.

Y todos seguimos su mirada, en el espejo solo se refleja Ritter, la versión demoníaca de él.

―¿A dónde creen que van? ―dice sacando su arma, al mismo momento que el verdadero, y saliendo del espejo.

―No los dejaremos irse. ―dice otra imagen de él conforme sale de otro espejo.

Be Forgotten (Be #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora