- ¿Qué te pasa? ¿Ha ocurrido algo en el instituto?
Después de los últimos acontecimientos no era de extrañar que mi cara reflejara los sentimientos contradictorios que se me pasaban por la cabeza. Y mi madre no era tonta, ninguna madre lo es, nos conocen mejor de lo que creemos. ¿Debería contarle todo lo que estaba pasando? Contar con un punto de vista más maduro nunca está de más, si bien... no quería que pusiera nombre y cara a todos los participantes en esta historia. Veamos...
- Bueno, hay una amiga de mi clase... me ha contado algo que le pasó a otra chica y... no sabe que hacer.
- ¿Una amiga de tu amiga? Ya, ¿y bien?
- Bueno, esta chica se ha enterado de que uno de sus compañeros está pasando por un muy mal momento: su padre le maltrata y el resto de su familia no es consciente de ello. A pesar de que el chico le ha prohibido decir nada, ella pensó que la mejor opción era dar su testimonio a la policía y mediar por su amigo.
- Vaya... desde luego, es un tema delicado... ¿y qué es lo te... lo que le preocupa a la chica que puso la denuncia?
- Ella no sabe si ha hecho lo correcto, su amigo no se lo ha tomado demasiado bien y... teme haber metido la pata, incluso haberlo puesto en un peligro mayor. Se podría decir que se ha cargado a la familia, la reputación del padre del chico...
- ¡Por supuesto que has hecho lo correcto! Es indiscutible, cariño, ese chico estaba sufriendo, y aunque por lo motivos que fueran no podía delatar a su padre, necesitaba la ayuda de alguien.
- ¡Mamá, estamos hablando de la amiga de mi compañera de clase!
- ¡Es igual! Esa chica no debe dudar de que ha hecho lo correcto. Todo acto trae sus consecuencias, y en este caso, seguro que será buenas, sólo hay que tener paciencia y esperar. Todo irá bien.
- ¡Pero mamá, te he dicho...!
Me silenció revolviéndome el pelo. En resumidas cuentas, mi madre era de la misma opinión que Rosalya (y que yo misma hasta hace un rato). Quizá mañana las cosas sean distintas.
* * * * *
Y lo fueron, vaya que si lo fueron.
Me costó mucho encontrar a Nathaniel, en serio, parecía que estaba huyendo de mí una y otra vez. No era cuestión de prepararle una encerrona ni nada por el estilo, pero vaya, todo aquello empezaba a ser delirante, osea, entiendo que no quiera verme ni en pintura después de lo de ayer, pero vaya, salir de cada una de las estancias en las que entraba me parecía sumamente exagerado.
Nos encontramos en la escalera, donde no tenía escapatoria. Él iba sumido en sus pensamientos, por lo que, en primera instancia, no me vio. Pero yo sí, y fue su rostro lo que me hizo parar en seco: uno de sus ojos estaba hinchado, amoratado.
- Nathaniel.
Me vio, y miró al suelo. Intentó escurrirse por uno de los lados, pero le cerré el paso, se movió al otro, y más de lo mismo.
- ¿Qué ha pasado, Nathaniel?
- Nada. No ha pasado nada.
- ¿Y ese ojo?
- Aunque no sea de tu incumbencia, te diré que he tenido un accidente con las estanterías de mi habitación. Una de ellas se partió con tan mala suerte que todos los libros fueron a caer sobre mí, mas concretamente sobre mi cabeza. Y este es el resultado ¿Satisfecha? ¿Dejarás algún día de ser una insufrible cotilla?
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Nunca me dejes ir [Corazón de melón]
FanfictionComo seguidora de Corazón de Melón he querido hacer mi propia versión de una parte muy especial del episodio 23 (¡cuidado, spoilers!) protagonizada por Nathaniel, así como su continuación. Como ya he indicado, este es un personaje creado por Chinom...