Capítulo VII

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Al verlo de ese modo, Taemin olvidó por completo lo sucedido el resto de la tarde luego de haber llegado a la playa. Nunca, ni siquiera cuando le inyectaba sus medicamentos, lo había visto tan concentrado. Estaba frente a él, mordiendo su labio mientras parecía calcular la medida exacta con la cual picar las verduras. Lucía un ridículo mandil floreado que tuvo que usar sí o sí porque era el único que había en la cabaña, y con lentos movimientos deslizaba el cuchillo por la tabla, preparando todo para la cena de esa noche.

El castaño estaba sentado en un banquillo, con la cabeza apoyaba en su brazo y el codo reposando en el mesón, mientras no se perdía nada de él, ni menos cuando trataba con tanto esmero no dañarse un dedo.

Después de haberse metido al mar con zapatillas y de aquel beso lleno de tantas confesiones nuevas y colmadas de sentimientos, jugaron a hacer castillos de arena y luego dieron un largo paseo por la playa hasta que lograron ver el atardecer como Taemin le había pedido. Luego fueron al mercado del pueblo a abastecerse de comida para aquel fin de semana y se dirigieron hacia las afueras hasta la casa que Minho solía arrendar cada vez que iba al lugar de vacaciones.

Era una cabaña de madera, muy sencilla y acogedora, con una chimenea de piedra y grandes ventanales con vista al océano. Acomodaron las cosas en una de las habitaciones y Minho preparó todo para medicar al menor; ya le había dicho que el estar ahí no sería excusa para no recibir su tratamiento.

Cuando Taemin despertó luego de la siesta que su cuerpo le exigía después de cada quimioterapia, un exquisito olor lo condujo hasta la cocina americana que había junto al comedor. Y ahí tan solo pudo sorprenderse de conocer otra faceta de su psicomaniático enfermero.

- ¿Así que también cocinas...? – le preguntó parándose junto a él.

- Por supuesto, ¿cómo crees que Jonghyun sobrevive los días que no está Key en casa? – respondió arrojando un puñado de espaguetis al agua hirviendo.

- ¿Cómo, Key no vive con ustedes en el departamento?

- ¡Por supuesto que no! – exclamó sorprendido - ¡Dios me libre!

- ¿Entonces... de quién es el departamento?

- Mío, claro... - añadió sonriéndole, mientras mentalmente saboreaba las palabras que el chico le había dicho la vez que fueron a almorzar con sus amigos.

- ¡Pff! Ni modo fuera un departamento tan genial... - bufó haciéndole una morisqueta mientras rodeaba el mesón para sentarse en uno de los banquillos -... creo que el de Key hyung es mejor...

- Si mal no recuerdo, tus palabras fueron: "me gusta mucho", "si tan solo yo pudiera vivir en un lugar como este" y "debe tener mucho dinero" – habló imitando torpemente el tono de su voz, irritándolo – Bueno, gracias por encontrar lindo mi departamento Taemin, me alegra que te guste...

- ¡Hey, hiciste esto a propósito! – añadió notando cómo Minho se burlaba de él - ¡No dijiste nada solo para burlarte de mí!

- Sip... - rio volviéndose para supervisar las ollas, ignorando por completo que el menor sacaba su lengua tras su espalda.

Al cabo de unos minutos cenaron. Al primer bocado Taemin juró que los espaguetis de Minho eran los mejores que había probado en su vida. Los sabores se mezclaban en su boca, cayendo deliciosamente por su garganta, disfrutándolos lo más que podía, tanto le gustaron, que terminó comiendo dos platos ante el asombro del moreno que nunca, le había visto comer un plato con tantas ganas.

La noche se coló por la sala de la cabaña, dibujando destellos de luna que se mezclaban con la luz que proyectaba el televisor. Frente a él estaba Minho bebiendo una copa de vino y del otro extremo del sofá, Taemin con las piernas flectadas, hipnotizado por una película que parecía estar viendo, pero que ante sus ojos eran tan solo destellos de luz y siluetas irreconocibles. Habían estado tan atentos a lo que ocurría; Minho de la trama y Taemin de controlar su cuerpo y no desesperarse, que el moreno no se había percatado que el menor tenía su frente brillante por el sudor frío que se deslizaba en pequeñas gotas por el borde de su cara.

[ Balada de Otoño ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora