capitulo 25

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Planear la boda de Joe y Fanny había sido mucho más fácil que la mía y la de Nick así para ser exacta en tres meses mi mejor amiga se estaría convirtiendo en la señora Jonas. Estábamos en el centro comercial, uno que es muy popular aquí en Nueva York, es quizá el centro comercial más grande, habíamos escogido el día de hoy ya que todos nuestros respectivos maridos se habían ido a los Ángeles para solucionar unos problemas de la empresa matriz, lo único que me disgustaba un poco a mi para ser sincera era que Nick había viajado con Cassandra de unos días para acá podía notar que el comportamiento de ella hacia mi marido había cambiado rotundamente, y no se tenía que ser experta para notar que quería a mi marido, pero lastima porque yo soy su esposa y ella solo su maldita y resbalosa secretaria, yo soy la mujer que él ama, la que tiene su apellido, soy yo a la que le juró amor eterno frente a un altar y si ella intenta meterse con mi hombre será como meterse a las fauces de una leona porque por mi hija y mi marido hago lo que sea así como alejar a malditas zorras o a la maldita de mi hermana.

Al salir de la tienda donde habíamos escogidos nuestros respectivos vestidos para la ocasión especial, estábamos recorriendo la tienda, y yo me detuve enfrente de un gran aparador donde había mucha ropa para bebés, mis acompañantes no me impidieron quedarme ahí parada un rato, y en ese pequeño momento me imaginé a mi hijo, un bebé de ojos tan claros como su padre y pequeños rizos, que llenará de nuevo de alegría las vida tanto como de Nick y la mía pero de un momento a otro toda la felicidad que tenía quedó opacada por el resentimiento que tenia hacia mi misma, el hecho de no poder darle un hijo a Nick, un hermano a Lizzy y no poder convertirme en madre me frustraba, era lo peor que me podía pasar a mi corta edad me sentía fracasada tres malditos años intentando concebir y no podía ¿por qué? Ningún doctor me lo podía explicar, según todos estaba en perfectas condiciones pero no podía. Un gran sentimiento creció en mí, pero la voz de mi amiga me saco de mi ensoñación

-Amiga, caminemos. y yo quería quedarme ahí , y entrar a la tienda ver cosas para mi pequeño bebé. Un bebé que todavía no existía. -

-Necesito hacer algunas compras, que les parece si mejor nos vemos mañana- les dije a mis acompañantes-

-Oh querida claro que si, yo estoy muy cansada así que las veo mañana- me dijo mi suegra para que después las tres se marcharan, cuando ya no las tenía a la vista entre ala tienda donde había un sin fin de artículos.

No pude evitar imaginarme a mi hijo, un hermoso niño que jugaría con su papi, mientras veía la ropa mi sonrisa crecía y fue cuando llegué a ver un hermoso conejo de felpa con los dientes blancos y unas orejas hermosamente grandes, traía un overol y en el mismo traía bordado su nombre y era nada más y nada menos que "Nicholas" tras pagar salí con Nicholas en las manos, sin duda era el primer juguete de mi futuro hijo. Al salir no pude evitar ver que la mujer que estaba limpiando el vidrio me observaba y me sonrió, yo solo sonreí de vuelta, fue cuando ella habló.

-Señorita, perdone mi imprudencia pero no pude dejar de observar en la tienda ¿está usted bien? - la señora quizá tenía la misma edad que Denisse pero ella no retocaba el tinte cada tres semanas, ni mucho menos usaba las cremas que mi suegra ocupaba. Su vestimenta era distinta pero tenía unos ojos muy parecidos a los míos.

-Sí, estoy bien- le mentí a la extraña.-

-Permítame un momento- mientras tomaba una pequeña cubeta con agua sucia debido al vidrio del aparador. Y sin más obedecí a la extraña. Después salió y nos fuimos a sentar a una banca cerca de ahí, yo no podía dejar de tocar las orejitas de Nicholas, pero bueno era para mi hijo, y tenía el nombre del amor de mi vida entonces la señora me habló.

-Hola, me llamo Clarisse, y perdone que me entrometa en su vida, pero como le decía no pude dejar de mirarla, no parece embarazada.

-Yo soy Elizabeth, y bueno no estoy embarazada, solo que me da tanta ternura ver la ropa para bebés que quería entrar a verla se que un dia de estos tendré el milagro de ver una prueba positiva, después de tres años- dije con melancolía.

SE SOLICITA MAMÁDonde viven las historias. Descúbrelo ahora