Capitulo 34

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[Nick]
El hecho de que Elizabeth me hubiera perdonado no significaba que yo diera todo por bien sentado, tenia que demostrarle que realmente estaba arrepentido de todo lo que había hecho, y que puedo decir creo que esos días fueron como vivir el infierno en carne propia. En las noches sentía que la frecuencia de mi ritmo cardiaco era demasiado lento, y tenia la necesidad de salir a buscarla por todos las calles de Nueva York, todas las noches sin ella a mi lado me lamente el hecho de cometer idioteces que me pudieran costar el amor de la única mujer que realmente he amado.
Esa pequeña que llego a mi vida un día común, pero desde entonces son diferentes, ¿Raro, no? como una mujer puede cambiar la vida de un hombre de una manera tan drástica.
Desde que Elizabeth está, me sobra todo lo que tengo; me sobra hasta lo que no tengo porque ella me ha dado todo, mi vida, desde que esta ella lo único que me falta es la muerte.
Y sin ella, es como sentir la muerte pero seguir respirando para sufrir. Ese día seria la boda de mi hermano, se que se siente estar así, pero nunca creí que mi hermano mayor fuera tan nervioso en ese aspecto, en el trayecto a casa de Kev nos conto que no pudo dormir, que se estaba comiendo las uñas del miedo y para colmo se había rasurado demás
Para esa noche tenia una reservación especial. Hecha a nombre del señor y la señora Jonas en el mismo hotel donde hace años consume nuestro matrimonio. Solo que hoy había un pequeño detalle que tornaba todo de una manera especial esta noche yo tenia que hacerle saber a ella que es la única mujer en mi vida y que siempre lo será.
No importa cuántas hayan llegado antes de ella. No importa el hecho de que otra mujer me haya dado una hija, lo único que me importaba era y siempre seria ella. Esa dulce y tierna mujer que llego a mi vida para darle sentido.
Hoy que he estado cerca de ella nuevamente me he vuelto a sentir completó ¿Quién lo diría no? Una pequeña y sensible mujer puso mi mundo de vueltas pero ahora sin ella ya nada es lo mismo. Si alguien me hubiera dicho que al encontrar a Elizabeth encontraría la parte que le faltaba a mi vida la hubiera buscado desde hace años, pero ahora que la tengo juro no dejarla ir jamás. Sin importarme que mi hermano y su ahora esposa se hayan ido a Alemania le pedí a mi madre que cuidara a mi hija por la noche de hoy y la mañana del día siguiente.
Ella gustosamente acepto. Sin duda Denise Jonas adoraba pasar tiempo de calidad con sus nietos y mi hija es afortunada por tener a su abuela, ahora a su madre y a su padre con ella, lo que no sabia era que dentro de poco se convertiría en la hermana mayor de mi nuevo bebé. Ahora tendría un nuevo bebé y de eso me encargaría mañana tengo que hablar con mi agencia de bienes raíces y pedir una casa mucho mas espaciosa. Contratar a un diseñador de interiores y en primera que decore el cuarto de mi hija. Como ella lo quiera estoy dispuesto a lo que ella pida, después que diseñe el cuarto de mi nuevo hijo; para mi lo mejor seria si es una pequeña de nuevo quiero tener una mini Elizabeth pero que ella me llame papá.
Elizabeth estaba que echaba chispas después del encuentro que tuvo con Jenn pero sin duda a la que se le veía peor era a ella, debo admitir que cuando llego a insultarnos quería decirle una sarta de sandeces pero me contuve, no se merece que me rebaje a su nivel, se que Elizabeth me ama, que yo la amo a ella y en fin lo que vociferen los demás ya no importa.
Era la hora, había llegado el momento en el que Elizabeth y yo estábamos frente a la puerta de acceso de la habitación 116 y no lo podía creer estaba con el ritmo cardiaco tan acelerado que sentía que en cualquier momento el corazón se me iba a salir del cuerpo, aunque eso es clínicamente imposible así era como me sentía. Creo que no me había sentido así desde la preparatoria cuando tuve aquella horrible primer experiencia con el sexo, pero en fin ahora estaba tomado de la mano con mi esposa, la mujer que amo y amare siempre, sus ojos de tono café un tanto oscuros pero con un poco de café un tanto claro me dejaban notar que ella también estaba ansiosa por saber lo que nos esperaba al cruzar la puerta.
-Lista- pregunte y me trague el nudo de emociones y sentimientos encontrados que atravesó por mi garganta en este momento-
-Si, siempre- me contesto con una voz malditamente sexy, no se si así era su voz o estaba intentando provocarme, pero si lo que quería era lo segundo lo estaba cumpliendo-
Al abrir la puerta no pude evitar que una tonta y estúpida sonrisa se dibujara en mis rostro, al ver a mi mujer anonadada, y es que quien no lo haría tenia ante sus ojos la habitación decorada de la manera mas tontamente romántica, un pasillo de pequeñas velas hacían paso para llegar a la gran cama que estaba decorada con pétalos de rosas de tres tonos distintos, había rojos, blancos y amarillos que eran los colores de estas flores que mas le gustaban. La recamara era alumbrada por una tenue luz que hacia esto mas romántico. Al entrar tal y como lo había pedido el adaptador para mi iPod estaba conectado, fue entonces cuando di play a la canción que bailamos hace años en nuestra boda, solo que ahora estábamos aquí, y sobre todo estaba yo en busca de su total perdón. Me acerque a ella y la abrase por detrás, recargando mi barbilla en uno de sus hombros.
-Le gusta su sorpresa señora?-pregunte y comencé a regar pequeños besos por su cuello. Solo me percate como ella ladeo un poca la cabeza para darme acceso total a su cuello, pero todavía no había respondido mi pregunta- Te gusta mi amor?- volví a preguntar.
-Sí- dijo para voltear a verme y pasar sus brazos al rededor de mis cuello.- Pero me gustas más tú, me gusta más estar contigo, así que muy bonita música señor, muy romántico el ambiente pero- y al terminar de decir el "pero" tiro de las solapas de mi saco para tíralo al piso y comenzó a quitar mi corbata- pero- volvió a repetir- me gustas más tú y quiero estar contigo- para después comenzar a desabotonar mi camisa en un proceso lento haciendo que casi agonizara, podía sentir las corrientes de sangre palpitar por mis venas.
-Oh señora, si se trata de hacer agonizar a este pobre hombre yo le enseñare como se hacen las cosas- y mis manos viajaron directamente al cierre de su entallado vestido, pero de pronto ella se alejo de mi y negó divertidamente-
-Oh no, creo que es mi turno, creo que tú mi amor has pedido suficientes disculpas. así que ahora me toca a mi ok?- y yo como vil adolescente hormonal solo asentí cuando sus manos viajaron por mi pecho hasta llegar a la pretina de mi pantalón, con una velocidad malditamente lenta soltó el botón para luego encargarse de la cremallera, en pocos instantes mi camisa, corbata y pantalón se encontraban juntos a mi saco en un rincón de la habitación esparcidos en el suelo. Fue cuando mi mujer me dedico una sonrisa hermosa, esa con la que únicamente me miraba a mi- Acuéstate- me ordeno, e inmediatamente lo hice.
-Elizabeth ven- fue lo único que me permití articular, estaba tan ansioso por tenerla que la erección que tenia hacia mi deseo obvio.
Ella se contoneo para quedar parada frente a mi. Decidió poner su larga melena del lado izquierdo de su cuerpo, dándole acceso a si misma para bajar la cremallera de su vestido, esa maldita cremallera que yo iba a bajar, pero ella lo hizo tan malditamente sensual que sentía que cada vez me costaba mas respirar. Cuando su vestido callo como una laguna a sus pies yo solo levente un poco mas la cabeza, para admirar a la diosa que estaba parada frente a mi con un conjunto azul eléctrico, del mismo tono del vestido que ahora yacía en el piso. Y con las piernas envueltas en unas medias de color piel que haciendo que se viera de muerte sin dejar aun lado esos benditos zapatos rojos que hacían que se viera tan alta, no tanto como yo pero si más alta de lo que es habitualmente. En ese momento se me ocurrió una nota mental.
Nota mental: Hacerla enojar mas seguido y comprarle lencería y zapatos por montón.
Se que solo ella sabría como usar mis regalos en su contra.
Cuando nuestras miradas se cruzaron en el mismo punto ella solo sonrió y fue cuando se subió en la cama, todavía con zapatillas y ropa interior. Hoy ella solo para mi, cumpliría una de mis fantasías mas bajas y mundanas de toda mi vida. Le haría el amor a mi mujer mientras ella siguiera con esos zapatos altos de muerte.
-Te gusta lo que ves?- pregunto de manera arrogante- Contéstame- hablo cuando solo asentí-
-Claro que me gusta, ahora nena quítate esas medias que obstruyen mi paso pero ponte tus benditos zapatos- le dije y me senté a un lado de ella, obedientemente hizo lo que le pedí y fue cuando la alcance y la acosté sobre el espacioso colchón quedado sobre ella.
-Cuidado salvaje, llevo un bebé dentro- me dijo en modo de "reproche"
-Oh si verdad, pero por hoy dejare a mi bebé a un lado- bese su vientre aun plano- y me encargare de su mami- y le di un beso apasionado que ella correspondió-
Instantes más tarde éramos dos personas fundidos en un solo cuerpo, mis embestidas eran vigorosas, mientras que los movimientos de mi mujer se acoplaban perfectamente a los míos, no tardamos mucho para llegar ambos al clímax. Los recuerdos antes de eso fueron vagos, solo se que desprendí o quizás rompí ese sostén que tenia puesto sin olvidarme de sus bragas, pero que puedo decir es lo que me provoca estar a lado de mi niña.
Saciado por el buen sexo me recosté y la traje directamente a mis brazos.
-Te extrañe tanto, en todos los sentidos- dije para después acomodar su larga melena un poco
-No te vuelvas a portar como un idiota por favor- fue lo único que dijo antes de regalarme una sonrisa y recostarse sobre mi pecho.
-Nunca más. Te amo- le dije despacio.
-Peleamos, nos arreglamos, nos mantenemos juntos porque nos amamos- dijo mientras pasaba sus largas uñas sobre mi pecho.- Te amo Nicholas Jonas- y levanto la cabeza para verme a los ojos.
-Te amo Elizabeth Jonas, mi señora Jonas, solo mía-
Instantes después vi a mi mujer quedarse dormida, así que decidí hacer lo mismo.

SE SOLICITA MAMÁDonde viven las historias. Descúbrelo ahora