capitulo 24

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-Tres años Elizabeth, han pasado tres malditos y todavía no podemos tener un hijo, maldita sea estas segura que la ginecóloga a la que asistes es de confiar lo hemos intentado en tus días fértiles y no podemos concebir. Es frustrante Elizabeth- me dijo Nick por segunda vez en lo que transcurre de este mes, y la verdad si tiene razón no hemos podido concebir.

-Ese no es mi problema, he hecho todo lo posible por quedar embarazada, ya no es de mí el hecho de no poder concebir. - le conteste igual de frustrada.

-Entiende, eres mi esposa quiero una vida junto a ti, quiero formar nuestra propia familia y nada más no podemos. Es más que obvio que el problema eres tú, yo ya tuve a Lizzy y tú no puedes darme a mi segundo hijo.- me dijo gritándome. -

-¿Entonces estas diciendo que la maldita estéril soy yo? Bueno pues entonces divorciate de mi y listo así se soluciona el problema, pero realmente no es justo que solo por que no te pueda dar un hijo te pongas así, yo más que nadie en este mundo deseo estar embarazada, yo soy la que se siente mal, y sabes ¿por qué? se supone que somos un matrimonio y que según nuestro votos nos íbamos a apoyar en las buenas y en las males, pero por lo que veo no es así- le conteste de manera fuerte un tanto agresiva estaba molesta y tenía un coraje tan cargado dentro de mi que unas lagrimas amenazaban por salir- Pero está bien, tú quieres un hijo y yo no puedo dártelo, entenderé si el "amor"-marque las comillas en el aire- que tenias por mi se esfuma. Ah y solo te digo que Joe no quiere a toda la familia en su casa a las 9:00.-y después de eso salí corriendo de su oficina, al llegar a la mía, me di cuenta que el reloj marcaba las dos de la tarde, era hora de ir por mi pequeña.

Cuando iba rumbo al elevador solo me tope con la mirada recelosa de mi marido, a un lado de la maldita mirada de zorra de Cassandra, su maldita secretaria. A lo que conteste con una sonrisa fría para él pero al mismo tiempo una que le diera a entender a Cassandra que Nick es mío.
Me puse debajo del árbol en el que todos los días, esperaba a mi hija, no tardaría en llegar hacia mí y pedir que la lleve a la empresa no sin antes pasar a la heladería como lo hacíamos todos los viernes. Y este día no iba a ser la ocasión. Solo que cuando vi a Lizzy venir con un oso de peluche de tamaño impresionante y una enorme sonrisa en su rostro. Al llegar a mi lado no puede evitar el cuestionarse sobre dicho peluche.

-Hola princesa y ese oso de peluche ¿Una conquista para mi pequeña mujer?

-Hola mami, noooo ¡Guacala con los niños!- me expreso y me hizo soltar una risa- Es que cuando salí una señora que dice ser mi tía me lo regaló, me dijo que un dia iba a ir a la casa para que nos conociéramos más, me dijo que te preguntara por mi tía Tania y tú me ibas a contar el cuento de las hermanas que se iban a querer siempre- Y cuando dijo eso, juro que me puse del color de una hoja de papel blanca de todas las partes.

-No te vuelvas a acercar a ella me ¿entiendes? Ella no es nada mio, ni nada de nuestra familia ¿me has entendido Lizzy Jonas? -hable quizá una octava más alta ya que la expresión de mi hija cambió radicalmente, seguro pensó que estaba enojada con ella, pero lo que no sabia como decirle era que la señora que se acercó a ella es mi hermana, la mujer que la trajo a este mundo pero también la mujer que la cambio por unos cuantos dólares. - Vámonos a casa, hoy tenemos una cena en casa del tio Joe y tenemos que ponernos muy guapas mi amor.

Y después de pasar por el helado, avise a la empresa de mi marido que no iba a regresar el resto de la tarde, después de llegar a casa. El timbre sonó, tenía tanta pereza de abrir que mi hija lo noto, corrió a la puerta para solo encontrarse con su padre, parado con un enorme ramo de flores, una caja de terciopelo que no tenía que hacer una investigación para darme cuenta de que era una joya. Y un bote de helado en la otra mano. ¿Cómo bajó del coche? me cuestione.
Pero no hice nada más que tomar mis altos zapatos y hacerse camino a mi recamara, sí él quería una reconciliación le iba a costar por idiota.

SE SOLICITA MAMÁDonde viven las historias. Descúbrelo ahora