Capitulo 4

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*Dylan*

Abrí los ojos. Desperté por una sensación de caricias en mi cabeza. Subí mi mirada y me encontré con la de Santiago.

-¿Te sientes mejor?

-Ss-si...

-Mm... no me lo parece.

Se recostó a un lado mío y nuestros rostros quedaron juntos.

Aprecié sus hermosos y cautivadores ojos azules. Apenas abrí mis labios para decir algo cuando el irritante sonido de su celular arruinó el precioso momento que teníamos él y yo.

Santiago estiró su brazo a la mesita de noche que tenía a su derecha.

-Bueno..

Vi como una sonrisa se formaba en los labios de Santiago.

-Hola cariño, ¿cómo estás?...Sí, amor ¿a qué hora paso por ti?...Okey...Te amo- la llamada finalizó.

Dirigió su mirada hacia mi.

-Lo siento Dylan, tengo que salir con Palmer y me tengo que alistar.

-Esta bien, no te preocupes, me voy...

Me levanté y me dirigí hacia la puerta, al momento de cerrarla jalando la manija.

-Maldita palmera sin cocos...-susurré al salir de la habitación.

Salí de la casa algo irritado, siempre que Santiago y yo estabamos solos, algo tenía que interrumpir. Justamente cuando llegué a casa recibí un mensaje.

-Vaya- dije sorprendido al ver la pantalla.

*Sebastian*

-¿Estás seguro que tenemos todo para esta noche?- pregunté mirando todas las bolsas de la mesa.

-Creo que sí. ¿Mandaste los mensajes?- negué. Tomé el teléfono y empecé a escribir para después mandarlo a todos mis contactos.

-Ya está- dije

-Bien, ¡Espera! ¡el alcohol!

-Te pregunté, eres un tonto. Ve por las cervezas- le lancé las llaves del carro, él las atrapó en el aire y salió del departamento que compratimos.

*Dylan*

Al abrirlo me sorprendió que sea de Sebastian ya que casi no estoy conviviendo con él.

El pensar que había sido invitado a una fiesta me hizo sentirme un poco mejor y menos irritado, realmente disfrutaré del momento y dejar de pensar en Santiago, me quiero relajar.

Al entrar a mi casa me encontré con botellas de cerveza, me dirigí a la cocina, era mi madre, parecía devastada de seguro por todo lo que estaba pasando con lo del divorcio. Abrí un cajón que estaba a un lado de la estufa, tomé una pastilla para el dolor de cabeza y se la di a mi madre junto con un vaso de agua. Ella me abrazó.

-Lo siento, estoy realmente perdida- soltando lágrimas y sollozos, muy apenas pudo decirlo.

-No te preocupes, estaré aquí para ti, pero necesito que lo tomes- respondí.

Agarró el vaso junto con la pastilla y la tomó. La sostuve del brazo, la ayudé a subir las escaleras para poder llevarla a su recámara, al llegar le extendí unas sábanas y la tapé.

-Quiero que descanses.

-Lo sé cariño, gracias.

Salí del cuarto y me dirigí a mi recámara, necesitaba un baño, al terminar de bañarme me vestí. Realmente mi manera de sentirme era incómodo,es como si fuese un huracán por dentro de mí.

Bajé a la cocina y preparé algo para almorzar, hice también para mi madre y se lo llevé a su recámara.

-Te hice algo de almorzar, no quiero que te sientas cansada después, por favor sigue descansando.

-Si cariño- fueron esas dos palabras las cuales me dieron confianza de que mi madre estaba mejorando. 

Busqué a la sirvienta y le avisé de mi salida en la tarde, después me la pasé todo el resto del día en mi cuarto haciendo cualquier cosa. Llegada la hora comencé a alistarme para ir a casa de Sebastian.

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Perdonen la tardanza, hemos estado un poco ocupadas últimamente, pero ya tenemos un poco mas avanzada la historia. Gracias por leer. :D 

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