*Dylan*
Abrí los ojos. Desperté por una sensación de caricias en mi cabeza. Subí mi mirada y me encontré con la de Santiago.
-¿Te sientes mejor?
-Ss-si...
-Mm... no me lo parece.
Se recostó a un lado mío y nuestros rostros quedaron juntos.
Aprecié sus hermosos y cautivadores ojos azules. Apenas abrí mis labios para decir algo cuando el irritante sonido de su celular arruinó el precioso momento que teníamos él y yo.
Santiago estiró su brazo a la mesita de noche que tenía a su derecha.
-Bueno..
Vi como una sonrisa se formaba en los labios de Santiago.
-Hola cariño, ¿cómo estás?...Sí, amor ¿a qué hora paso por ti?...Okey...Te amo- la llamada finalizó.
Dirigió su mirada hacia mi.
-Lo siento Dylan, tengo que salir con Palmer y me tengo que alistar.
-Esta bien, no te preocupes, me voy...
Me levanté y me dirigí hacia la puerta, al momento de cerrarla jalando la manija.
-Maldita palmera sin cocos...-susurré al salir de la habitación.
Salí de la casa algo irritado, siempre que Santiago y yo estabamos solos, algo tenía que interrumpir. Justamente cuando llegué a casa recibí un mensaje.
-Vaya- dije sorprendido al ver la pantalla.
*Sebastian*
-¿Estás seguro que tenemos todo para esta noche?- pregunté mirando todas las bolsas de la mesa.
-Creo que sí. ¿Mandaste los mensajes?- negué. Tomé el teléfono y empecé a escribir para después mandarlo a todos mis contactos.
-Ya está- dije
-Bien, ¡Espera! ¡el alcohol!
-Te pregunté, eres un tonto. Ve por las cervezas- le lancé las llaves del carro, él las atrapó en el aire y salió del departamento que compratimos.
*Dylan*
Al abrirlo me sorprendió que sea de Sebastian ya que casi no estoy conviviendo con él.
El pensar que había sido invitado a una fiesta me hizo sentirme un poco mejor y menos irritado, realmente disfrutaré del momento y dejar de pensar en Santiago, me quiero relajar.
Al entrar a mi casa me encontré con botellas de cerveza, me dirigí a la cocina, era mi madre, parecía devastada de seguro por todo lo que estaba pasando con lo del divorcio. Abrí un cajón que estaba a un lado de la estufa, tomé una pastilla para el dolor de cabeza y se la di a mi madre junto con un vaso de agua. Ella me abrazó.
-Lo siento, estoy realmente perdida- soltando lágrimas y sollozos, muy apenas pudo decirlo.
-No te preocupes, estaré aquí para ti, pero necesito que lo tomes- respondí.
Agarró el vaso junto con la pastilla y la tomó. La sostuve del brazo, la ayudé a subir las escaleras para poder llevarla a su recámara, al llegar le extendí unas sábanas y la tapé.
-Quiero que descanses.
-Lo sé cariño, gracias.
Salí del cuarto y me dirigí a mi recámara, necesitaba un baño, al terminar de bañarme me vestí. Realmente mi manera de sentirme era incómodo,es como si fuese un huracán por dentro de mí.
Bajé a la cocina y preparé algo para almorzar, hice también para mi madre y se lo llevé a su recámara.
-Te hice algo de almorzar, no quiero que te sientas cansada después, por favor sigue descansando.
-Si cariño- fueron esas dos palabras las cuales me dieron confianza de que mi madre estaba mejorando.
Busqué a la sirvienta y le avisé de mi salida en la tarde, después me la pasé todo el resto del día en mi cuarto haciendo cualquier cosa. Llegada la hora comencé a alistarme para ir a casa de Sebastian.
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Perdonen la tardanza, hemos estado un poco ocupadas últimamente, pero ya tenemos un poco mas avanzada la historia. Gracias por leer. :D
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Are you mine?
RomantizmDylan Page, un chico un tanto reservado, lleva dos años enamorado de Santiago uno de sus mejores amigos aunque bueno, no es que tenga muchos amigos. Sebastián que lleva un año de relación con su novio empieza a interesarse por Dylan un lindo y tiern...