Capítulo 2

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Narra Abril

Los ojos de Matheew me escanearon de arriba abajo. Sus labios se elevaron y formó una gran sonrisa.

Que a mi me pareció bastante engreída.

—Como has podido ver el baño tiene tres puertas. Una que va a tu habitación, al salón y por último a mi cuarto —informó mi compañero. —

—¡No me digas! Creía que era ciega — escupí. Lo miré con cara de asco y este sonrió —. Mas te vale no meterte en el baño mientras me esté duchando.

—No hace falta que me des ideas. Ya tengo muchas —elevó las dos cejas mientras con otra toalla se secaba el abdomen —.

Siendo totalmente sincera, mis ojos no podían apartarse de ese pecho totalmente trabajado.

Cuando pude darme cuenta, Matheew me miraba con cara interrogante.

—Intento secarme antes de que me violen. ¿Podrías irte? Después nos iremos a quejar, quizás te cambien de habitación — opinó —.

—¿Por qué no te cambian a ti? — solté furiosa—. A mi me gusta mi habitación, no la cambiaré por un imbécil como tú.

—Tranquila leona — sonrió de oreja a oreja—. Yo no estoy dispuesto a cambiar mi habitación tampoco. Tú me dirás que hacemos.

—Yo te diré que haremos —susurré acercándome a él —.  Tu te quedas en la mierda de habitación que tienes, y yo en la mía. Tienes la entrada toalmente prohibida en mi cuarto. El baño será mío desde las siete y media hasta las ocho y media por las mañanas, ¿entendido?

—¿Una hora? ¡Una mierda! ¡Quien se levante antes lo cojera! — rechazó —.

Se dio media vuelta y abandonó el cuarto de baño. Suspiré derrotada. Esto sería una guerra sin final.

Volví a mi cuarto totalmente vacío. Tumbé mi maleta encima de la cama para así facilitarme el sacar la ropa.

No me gustaba estar sola, y venir aquí a sido un gran reto. No solo viviría prácticamente sola, (no puedo contar al imbécil de al lado del baño) los primeros días comería sola, andaría sola y me sentiría sola.

Pero era mi sueño estar aquí, y no podía echarme atrás.

Unos golpes en mi puerta me trajeron al mundo real. Grité un 'pasa' y la puerta se abrió. Matheew asomó la cabeza como si un perrito asustado fuera.

—¿Qué necesitas? — pregunté mirándolo con extrañeza —.

—Es por si quieres venir conmigo y mis amigos. Esta noche hacen una cena de bienvenida y no podría dejarte aquí marginada — entró en la habitación y se sentó al lado de mi maleta —.

—Que consideración — murmuré con sarcasmo.–

—Solo pienso en la monja que tengo viviendo a menos de veinte metros.

Cuando me fijé bien en él, (ya que estaba guardando unos jerseys en el armario) tenía unas bragas en su cabeza.

Rápidamente me acerqué y se la quite de un manotazo.

—¿¡Que te pasa estúpido!? — grité enojada —.

Matheew comenzó a reír como si hubiera contado un chiste bastante bueno. Se agarró los abdominales tan fornidos que tenía y se levantó.

—Eres muy graciosa, Abril. ¿Te vienes entonces con nosotros? — preguntó caminando hasta la salida—.

Asentí y este sonrió de oreja a oreja.

—Me cambiaré la camiseta y nos vamos — informó ya fuera de mi radar —.

Parpadee compleja. Me había invitado.

No comería sola, no andaría sola por las calles de Berlín.

No te hagas ilusiones estúpida, está claro que solo lo ha hecho por pena. ¿Qué pensabas?

Te pintaron pollas en el aire.. –Cantó mi subconsciente.–

Negué con la cabeza para así volver al mundo real. Me solía pasar.

Mi mente y yo éramos mejores amigos.

Cambié mi camiseta ancha azul por una blusa blanca.

Mis pantalones negros rasgados con la blusa quedaba genial. Sonreí complacida por mi vestimenta

Salí de la habitación y me choqué con Matheew.

—Iba a tu cuarto para saber cuánto te faltaba — informó —.Vámonos.

Sin esperarme, salió por la puerta.

Iba detrás suya mientras este iba con las manos en los bolsillos.
Nos subimos en el ascensor y Matheew apretó el botón cero.

—Iremos a un restaurante algo apartado — anunció —.

—¿Me tengo que preocupar por si me violas? — pregunté sarcásticamente —.

—No tendría tan mal gusto — se burló de mi. Se dio la media vuelta y se miró en el espejo del ascensor — . Con lo guapo que soy necesito una actriz porno a mi lado.

—Sigue soñando, que soñar es lo único gratis en la vida — le aconsejé — ¿Iremos andando?

No quería seguir hablando de él y de lo guapo que era. Es cierto que guapo era, pero tampoco había que estar todo el rato hablando de lo lindo que era.

—Iremos en mi coche — al ver mi cara este se rió —. Tranquila, conduzco bien.

Salió del ascensor sin mirarme. Abrió la puerta de cristal del portal y me dejó pasar antes a mi. Lo seguí hasta llegar a un Audi A7 que descansaba en un aparcamiento privado.

Este pulsó un botón las luces del coche se encendieron. Me abrió la puerta de copiloto y me dejó entrar.

Rápidamente dio la vuelta y se sentó en mi lado.

—¿Te gusta el coche?  — preguntó mientras se ponía el cinturón —.

—Está bastante bien. Se ve bastante caro — opiné —.

Este asintió sonriente mientras arrancaba el coche. El motor sonaba bastante bien, tanto, que era relajante para mí gusto.

—Hablame de tí — dijo de repente —. Quiero conocer a mi compañera de piso.

—Lo único que necesitas saber es que me llamo Abril Russet. — puntualicé —. No tienes porqué saber nada más.

—Intento ser simpático, Abril. ¿Puedes dejar de rechazarme como si fuera un parásito?  — frunció las cejas —. Siéndote sincero me molesta.

—No me importa que te moleste. Que haya aceptado tu invitación de ir a cenar contigo y con tus amigos no quiere decir que seamos amigos — susurré algo enfadada —.

—Eres miss simpatía.. — murmuró riéndose —.

—¿Lo dudabas? — pregunté con burla —.

I Thought It Was Cliché © [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora