Capítulo 9

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Narra Abril

Matheew se encontraba con unos pantalones bastante cortos negros. Estaba discutiendo con Roxy que aún seguía con un bañador puesto.

Se podía ver como ella chillaba bastante enojada, y mi compañero intentaba apaciguarla sin ganas.

Había otro combate y todos estaban envueltos en la pelea. Hasta Kian que estaba a mi lado.

Pero yo no podía dejar de mirar el espectáculo que estaba montando Roxy por verme aquí. Ella no paraba de levantar las manos frenéticamente, mientras Matheew estaba tan tranquilo cruzado de brazos.

—¿Nunca has pensado en ser periodista? –Preguntó Kian en mi oído.–

Me sobresalté al encontrarlo tan cerca mía, y me alejé rápidamente de él.

—Es que no quiero ser un problema para nadie. –Admití con un halo de vergüenza.– Matheew está siendo muy bueno conmigo, y yo solo le causo problemas con su novia.

—No te preocupes por Roxy. –Negó con la cabeza.– La arpía esa se pone celosa hasta de una mosca que pase al lado de mi mejor amigo. –Dijo tan tranquilo mientras observaba la discusión como yo.– Una vez se puso celosa de mi. Estaba enfermo y Matheew no me quería dejar solo, y se fue a dormir conmigo a la mansión. –Cerró los ojos y sonrió.– La gilipollas se plantó a las cinco de la mañana y empezó a destrozar todo el jardín.

La verdad es que Roxy no tenía la pinta de ser una insegura. Cada paso que daba soltaba seguridad y coqueteo. No me la podía imaginar rompiendo un jardín por celos.

—No parece muy insegura.–Opiné.–

—Eso es porque no la has visto en acción. –Se carcajeó Kian.– Si llama por teléfono a mi amigo y no contesta, empieza a buscarlo por todo Berlín.

Matheew era el que hablaba ahora, lentamente y sin gritos mientras que ahora era Roxy la que estaba cruzada de brazos escuchando.

—¿Cómo puede seguir con ella? –Pregunté mas para mí misma que para Kian.–

—Mi amigo no la quiere, si es a lo que te refieres. Está con ella porque si la deja puede producirse la tercera guerra mundial. La familia de Roxy es bastante conocida, y la de Matheew también. Aún que Alexandro y Addeline nunca estuvieron de acuerdo de que estuvieran juntos, Matheew decidió estar con ella para evitarnos problemas a su familia.

Mi compañero y su novia ya habían acabado de discutir, y estaban andando lentamente hasta el palco.

—No sabía nada de eso.

—Matheew ama a su familia con toda su alma, a él y a mí nos han educado y dicho una y mil veces que lo primero que tienes que tener en esta vida es una amistad verdadera. Que el dinero viene y va, que las novias tienen que ser tú mejor amiga también, que una relación sin confianza no es una relación. –Murmuró Kian mirando a la nada.–

—Es muy bonito por parte de tus padres y los suyos. Mis padres como mucho me han enseñado lo malo que es beber alcohol al ver como se emborrachaban en mis ojos. –Susurré más para mí que para él.–

Kian al parecer por el jaleo que había no lo pudo escuchar con claridad. Me miró con cara de confundido y rápidamente negué con la cabeza.

No era una chica a la que le gustara dar pena, mas bien era la típica que solo lloraba cuando estaba sola, cuando nadie pudiera ver mi lado invulnerable.

Matheew y Roxy llegaron hasta nosotros sin decir una palabra más. Kian me tomó de la cintura y me obligó a caminar a su lado.

Bajamos las escaleras que daba hasta el piso de abajo. Al fin nos íbamos a ir de ese horrendo sitio.

—¡¡ KRANEVITTER !! –Chilló una chica muy cerca de mi.–

Una avalancha de chicas corrieron hasta llegar a nosotros y comenzaron a empujarnos a mi y a Kian para así estar mas cerca de Matheew.

—Como odio esta situación. –Murmuró Kian mientras tiraba de mi .–

Intenté con todas mis fuerzas seguir a Kian, pero las chicas me hacían retroceder.

— ¡¡KIAN TAMBIÉN ESTÁ AQUÍ!! –Gritó otra de las chicas.–

Rápidamente empujó más fuerte y me sacó de la avalancha de chicas que iban detrás nuestra. Comenzamos a correr para que no nos alcanzaran.

Llegamos a la puerta principal y rápidamente los guardias de seguridad las retenieron.

—Metete en el Ferrari de Matheew, no tardaré nada. –Ordenó Kian.–

Cogió mi mano y dejó el iPhone de Matheew y unas llaves con el símbolo Ferrari.

Desbloquee el coche y me metí rápidamente en el asiento de copiloto bloqueando el coche después.

La gente no paraba de salir corriendo de la fábrica. No veía por ningun lado a Kian o a Matheew y me empecé a preocupar.

Yo podría salir cagando leches con el Ferrari, pero no los dejaría solos aquí.

Unos golpes se escucharon por todo el coche y comencé a mirar a todos lados.

Matheew se encontraba dándole golpes a la ventana de piloto. Rápidamente desbloquee el coche y este entró.

—Al parecer la policía viene en camino, hay que salir de aquí. –Murmuró mientras cogía las llaves.–

Arrancó el Ferrari y el sonido retumbó por todo el terreno. Aceleró el coche y rápidamente salimos de ahí.

—¿Dónde está Kian?

—Tenía su coche, tenía que cogerlo. Se a ido con Roxy. –Resumió mientras miraba por el espejo retrovisor.

Rápidamente lo imité y solo pude ver un Audi detrás de nosotros.

—Ponte el cinturón, Abril. –Me ordenó entre dientes.–

Le hice caso. Algo en su mirada me estaba diciendo que como no le hiciera caso sería peor.

Se palpó los bolsillos.

Miró dentro del coche hasta que dio con su iPhone que estaba posado en mi piernas.

—El pin es 4321 –Soltó, al ver mi cara de confundida prosiguió.– Desbloquealo y llama a mi padre.

Le hice caso y llamé a su padre. Puse la llamada en altavoz y sonó los timbres.

¿Qué pasó Matheew? –Preguntó la voz de un hombre.–

—Me están siguiendo papá. –Gritó Matheew frustrado.– ¡De nuevo son ellos, otra vez!

I Thought It Was Cliché © [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora