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Capítulo 34

Capitulo dedicado a RuthLuque7

Te lo prometí. 🌝

Narra Abril

La casa en la que había estado viviendo toda mi vida, ahora estaba muchísimo más descuidada que antes. Las rosas que me permití plantar en el pequeño jardín estaban marchitas. El césped, había cogido un color marrón bastante feo.

La casa que anteriormente había sido blanca, ahora era de un gris bastante triste.

Un escalofrío recorrió mi espina dorsal. Tuve que huir para poder ser libre de una vez. Largarme de esta casa de una vez por todas

Pero aquí estaba otra vez.

El suave toque de alguien agarrándome la mano me trajo de nuevo al mundo real.

Era increíble cómo Matheew podía hacerme bajar del cielo en cuestión de segundos. Pero también tenía la cualidad de hacerme sentir como si estuviera en las nubes.

—¿Estas bien? –preguntó preocupado. Se estaba mordiendo el labio inferior. Sabía que no estaba nada cómodo en esta situación, pero aún así era algo que teníamos que hacer. Y él no quiso dejarme sola.– Si quieres podemos volver a la mansión. Podemos volver en otro momento.

Negué con la cabeza. Me tenía que enfrentar a esto. Tenía que enfrentarme a mis padres de una vez por todas.

Alexandro, que estaba a nuestras espaldas hablando con Dan me dio un suave apretón en el hombro dándome ánimos.

Y golpeó la puerta.

Insistió varias veces. Seguro estarían tirados por el suelo durmiendo. Siempre solían hacerlo cuando no podían subir las escaleras.

Escuché el crujido de la puerta cuando se abría. Y un sentimiento de miedo me invadió.

Cada vez que estaba durmiendo en mi cuarto y escuchaba ese crujido, sabía lo que se avecinaba.

Una paliza.

Matheew me agarró de la mano con más fuerza. Me escaneaba una y otra vez intentando tranquilizarme.

Emma Gilton abrió la puerta. Tenía unas ojeras bastante pronunciadas y tenía varios moratones que seguro se habría hecho al tropezarse borracha.

Al ver la cara de Alexandro dio varios pasos atrás. Pero al verme a mí, sonrió con malicia.

—Que bien que nos la devolvéis ya. –Gritó ella con emoción.– Ya no te debemos nada. –Se acercó a mí y me hinco las uñas en el brazo, empujándome.– Solo espero que no me la hayáis dejado preñada. Ya sabéis.

Me dolía. Me dolía muchísimo.

Emma quiso cerrar la puerta pero Matheew puso el pie impidiéndoselo. Mi madre bufó enojada y me empujó para que me sentara en el sofá.

Alexandro y Dan entraron a la casa. Había botellas de alcohol tiradas por el suelo. Había jeringuillas que estaban cogiendo un color amarillento.

Sin pedir permiso, entraron en el salón posicionándose justo enfrente de mi.

Matheew, que había entrado detrás de ellos se acercó a mí, poniéndose a mi lado sin sentarse.

—Venimos a hablar con Francesco y contigo. –Anunció Alexandro, con voz ronca.– Levante a su marido o lo levantaré yo. –Hizo un gesto con la cabeza y miré hacia atrás. Cómo había dicho, estaba acostado en el suelo dormido.–