Capitulo 40

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Narra Abril

Los ojos de Michael se oscurecieron. Me miró con una rabia que jamás había visto en los ojos de nadie. Se levantó de la silla y me cruzó la cara de un tortazo.

Me había dolido, no lo podía negar. Pero la satisfacción de haberlo ofendido cambio ese dolor por una sonrisa.

—¿Te he ofendido? –Pregunté con una tristeza fingida. Este se mordió el labio conteniéndose.– Por ahí dicen que si te sientes aludido es porque es verdad... –Miré al techo, poniendo una mueca graciosa.– Vaya por Dios, no irás a la cárcel. Irás a un loquero. Guay, ¿verdad?

—¿Pero que tenemos aquí? –Preguntó sonriendo, de la rabia contenida. Empezó a dar vueltas muy lentas por la silla en la que estaba sentada. Intentaba ponerme nerviosa, pero no lo estaba consiguiendo.– ¿Dónde dejaste a la niña que lloraba cuando sus papás le pegaban? ¿Dónde está la pequeña perra que se escondió en las alas del gran Matheew Kranevitter? Nunca pensé que una puta como tú llegaría tan lejos. –Escupió, muy cerca de mi oreja. Tenerlo tan cerca significaba que intentaba intimidarme. Este tío no tenía ni puta idea.–

—¿¡Es que tu vocabulario no se expande más de puta,perra y zorra!? ¡Pensé que eras más inteligente, hombre! –Me burlé de él con una sonrisa. Se que él no esperaba para nada mi actitud. Pensaba que me iba a poner a llorar como una niña pequeña esperando a que su príncipe viniera a salvarla. Gilipollas.– Y respondiendo a todas tus preguntas que déjame decirte que deja mucho que desear...–Cerré los ojos, dándole más dramatismo.– Estoy aquí. Esa niña a la que golpearon hasta ser hospitalizada. Enfrente tuya está la novia del grandísimo Matheew Kranevitter, que no dudará en partearte el culo nada más te vea, querido. –Mi ojos no se apartaban de los ojos de Michael. Estaba perdiendo los nervios, lo sabía y el también.–  Y si haces esto por tu hija, déjame decirte algo. –Puse mis manos en mi regazo, mirando al suelo. Segundos después lo miré a él.– Aún que me mates, no harás que mi novio ame a Roxy. Sabiendo como es Matheew, jamás la perdonará y menos a ti, capullo.

Michael sonrió. Se sentó en la silla posando los brazos en el respaldo de la silla, enfrente de mi. Me estaba analizando y eso no me gustaba para nada.

No tenía miedo. No iba a encontrar por ningún lado algún signo de temor.
Lo que si estaba era algo preocupada. Por como lo estaría pasando Matheew y su familia. Ellos no se merecían para nada esto.

—Tienes agallas pequeña Abril. –Admitió este haciendo una mueca de desagrado.– Quiero proponerte algo. Un trato.

—¡Suelta por esa boquita de retrasado que tienes! –Solté una carcajada a costa de él.– Solo déjame decirte que jamás aceptaría un trato con ser como tú.

—Hay mucha gente buscándote para matarte por tus padres, Abril. –Informó este, pensativo. Eso ya lo sabía yo, gilipollas. Quise decirle. Pero le estaba cabreando más de la cuenta y tampoco quería que me matase de un bofetón.– Francesco y Emma siguieron dejando deudas y ahora no tienen como pagarlo... Y su método de pago eres tú. Le he pegado a todos esos tíos que te buscaban y una gran cantidad a tus padres por ti. –Anunció con una sonrisa gélida. Sin sentimientos alguno. – Deberías agradecer que gracias a mi no tengas a media Italia detrás. –Hizo una breve pausa, cogiendo aire y mirándome con aires de grandeza.– Si me entregas la cabeza de Matheew, te dejaré libre.

Me empecé a reír como nunca me había reído. El estómago me empezó a doler pero aún así no pare de reírme. Llevé mis manos a mi estómago, sofocada.

I Thought It Was Cliché © [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora