Narra Abril
Estar en los brazos de Matheew era la mejor sensación que había experimentado nunca.
No quería alejarme de él ni un centímetro, pero no siempre lo que deseaba podía cumplirse.Kian golpeó la puerta sin entrar. Sabía que estábamos despiertos, pero no se atrevía a pasar por la puerta.
—¡Ya vamos, perro pulgoso! –Anunció mi novio alejándose de mi.– Cinco minutos y estamos abajo.
Me levanté perezosa. No tenía ganas de ir al centro comercial a comprar cosas que necesitaba.
Me negaba a que Matheew pagara todo, pero a este le daba igual.Opté por ponerme unos jeans negros algo apretados con una sudadera palo sin capucha. Para los pies me decidí por unas plataformas negras con la suela marrón bastante bonitas.
Matheew en cambio, se había puesto unos vaqueros apretados con una camiseta blanca de pico. De zapatos, unas Nike negras.
Me tiró la chaqueta de color marrón claro que estaba colgada en el armario.
—Abrígate –Ordenó Matheew poniéndose un parka*– Por lo que leí anoche por internet, a dado lluvia hoy.
Asentí mientras terminaba de abrocharme los últimos botones de la chaqueta.
Desde que llegamos de la casa de mis padres me había mantenido muy callada. Matheew se había quejado varias veces de eso, pero para mi era inevitable.
Este abrió la puerta y salió esperando a que hiciera lo mismo. Me agarró de la mano y cerró la puerta.
Tiró de mi hasta que vinos a Kian sentado como un indio en la entrada.—¡Ya era hora! –Celebró este solo.– Un poquito más y tengo que mandar a hacer mi tumba. ¡Ya se ma frase que puedo poner!
—¿Ya sabes lo que vas a poner en la lápida? –Pregunté confusa.–
Que una persona pensara en el día de su muerte no era muy normal. Jamás me había detenido en pensar lo que podría poner en ese cuadrado que significara algo para mi.
—'Nunca murió, porque nunca vivió' –Exclamó Kian con dramatismo.–
—No jodas hermano. –Matheew le palmeó el hombro.– Tu deberías poner algo así... –Se quedó pensando durante unos segundos.– 'Hasta después de muerto, seguiré tocando los cojones'
Kian se cruzó de brazos y como un niño pequeño, comenzó a caminar por un pasillo de la casa.
Seguí a Matheew hasta pararnos enfrente de una puerta color gris. De su bolsillo trasero sacó unas llaves y abrió la puerta.
Bajamos unas escaleras y al terminar mi boca se abrió.
Había más de veinte coches, de todas clases.—¿Cuál cogemos hoy? –Preguntó Kian entusiasmado.–
—Podemos coger el todoterreno, no olvides que vamos a comprar y necesitamos espacio. –Opinó Matheew acercándose a un corcho donde estaban todas las llaves.–
—¿Eres tonto o te lo haces? –Exclamó Kian como una mujer.– Si vamos a un centro comercial, tenemos que coger un coche que llame la atención de todos. ¡¡Eso es lo gracioso!! ¿Sabes con cuántas niñas puedo quedar hoy para darles una vuelta?
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I Thought It Was Cliché © [EDITANDO]
Teen Fiction[Me pareció que era un cliché] «Un golpe» Intentaba resistirme. «Dos golpes» Me mordía los labios para no gritar. «Tres golpes» Un pequeño gemido se escapaba de lo más profundo de mi. «Cuarto golpe» Las lágrimas empapaban mi cara llena de moretones...