TENTATION. |Camren|

Capítulo 3. "Noche de visitas"

- ¡Baja las luces, idiota! - gritó Camila Golpeando el guardabarros delantero del auto de Lauren. Hoy, definitivamente no había sido su día.

- Joder, perdona...- se disculpó ella, dentro de su auto. Bajo la luces. Camila cruzó la calle rápidamente, salpicando el agua de la lluvia con sus tacones. - ¡Oye! - gritó ella, para que la menor pudiera escucharle. - ¿Te llevo?

Camila tragó saliva. Respiró hondo. Tenía el cuerpo completamente mojado, las pantorrillas cansadas, la cabeza hecha una mierda. Ella hecha una mierda.

Corrió hasta la puerta copiloto del auto de esa joven que ni siquiera conocía. Pero a esas alturas, eso era lo último que le importaba. Entro. Una pierna. Luego la otra. Cerró la puerta. Se secó el cabello, echando la cabeza para atrás. Lauren miró de reojo. Así podía ver mejor las cosas... ella mojada, aquella blusa resplandecía su encantador sostén con esferas de colores. Le asentaba perfecto. Un escalofrío recorrió el cuerpo de Lauren de pronto.

- ¿A dónde te llevo? - le preguntó ella. Apretó el acelerador de nuevo, el semáforo había vuelto a verde.

- No lo sé... - susurró Camila. Tenía la voz debilitada. -No tengo donde ir. - confesó. La miró, a pesar de la oscuridad de la noche, tenía que admitir que era guapísima.

- Eso es malo... - Se burló ella.

- Muy malo. - le siguió la castaña. Colocó sus dos manos sobre su rostro. Si le contara al menos una pequeña cosa de las que había vivido hoy... - ¿sabes? Hoy todo se ha vuelto una mierda.

- ¿Cómo te llamas?

- Camila Cabello. - le dijo ella, estiró su mano hasta la pelinegra.

- Lauren Jauregui. - le respondió ella, estrechando su mano. Tocándola. Tocándola como hace unas horas lo había hecho. - Y... Camila, ¿Por qué todo es una mierda hoy? - se miraron. Ella sonrió.

- No creerías si te dijera que hoy han robado el lugar en donde trabajo, y que yo he sido cómplice de todo eso.

Lauren se quedó observándola. ¿Qué decirle? Solo actuar normal... ella no sabía nada. Ella no había hecho nada.

- Vaya ¿enserio?

- Sí. Todo un lío. Mi jefe piensa que yo estoy involucrada con una de esas tías y... me ha despedido, ¿genial, no?

Lauren tragó saliva.

- Es un imbécil. No creo que tú tengas que ver.

- No tengo que ver. Es solo que... yo he abierto la caja fuerte... yo era la única que conocía las claves.

- ¿Mala suerte?

- La peor.

- No es tan malo... seguro te aceptaran en otro lugar...

- Es malo, me han quitado hasta el departamento en donde vivía.

A Lauren le dio cierto regocijo en el estómago. Joder, ¿era cierto? No se lo merecía en absoluto.

- Lo siento mucho

- No tienes de qué, tú no tienes la culpa.

Un remordimiento más. Lo dejó pasar.

- Y... ¿Qué harás? - inquirió ella.

- No lo sé. - volvió a decir Camila. De una manera, su vida se había vuelto totalmente incierta en ese momento. No tenía trabajo. No tenía a donde ir y solo contaba con un poco de dinero, por la reciente mudanza.

- ¿Tienes donde dormir?

Camila abrió los ojos, pero no lo dio a notar. Apretó los labios y la miró de reojo... que guapa era... mucho...sus brazos contra el timón le estremecían. Le hacían querer tocarla. Acariciarla. A ella. A ella completamente. Mientras mordía sus labios, negó con la cabeza. Si, a Camila le gustaban las chicas tanto cómo los chicos, se atrevería a decir que en ese momento, más las chicas.

- Te...¿te molesta si duermes en mi casa hoy? No tengo problema. - dijo sin demostrarle alguna emoción. Quería parecer fría.

- ¿Tú y yo...

- Dormiré en el diván, no te preocupes.

Camila rio. Broma de mal gusto, ella no quería eso. Tal vez... tal vez se estaba imaginando otro tipo de escena...

- Claro, si no tienes problema... por hoy puedo quedarme.