Capítulo 5. "Lujuria".

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La estampó contra la pared de su habitación. Cerrando la puerta detrás. Camila soltó un gemido. Ella había empezado a jugar con su cuello de una manera única. Pasó su lengua por él, al mismo tiempo que lo mordía ligeramente. Más abajo, sus manos se encargaban de desabotonar aquella blusa que Camila había tardado de quitarse cuando estaba en el auto de Lauren. Pero ahora, no tenía escapatoria. Quería verla desnuda. Sus ganas fueron mayores, arrancado con brutalidad aquella prenda. Los botones se desprendieron toscamente. Lauren quería mirarla... quería observar sus senos redondos aún cubiertos por el sujetador. Se inclinó para pasar su lengua por le pecho descubierto de ella.

- Mnh... -murmuró Camila. Apretó la nuca de Lauren, invitándolo a que su lengua la tocara aún más intensamente. No podía controlarse, ya no había nada que la hiciera detenerse.
Las manos de Lauren se encargaron esta vez. Encontraron rápidamente el broche que ataba la falda de Camila, bajando a la misma vez su cremallera. Los ojos esmeralda de ella observaron la fina línea de la bonita braga de Camila. Se humedecieron, mojando sus labios carnosos y listos para comérsela esa noche. Le bajó la falda completamente. Ahora ella vestía un precioso conjunto de lencería. Joder. Se tensó más. Esto era tan fuerte. Solo viéndola estaba tocándose mentalmente. Coño. ¿Por qué no la había follado antes? ¿Por qué no la había conocido antes? Había conocido a muchas mujeres... pero ella era diferente. Sus dedos tocaron las nalgas de ella, apretándoselas. Se pegó a ella. Cuerpo a cuerpo. Se tocaron. Se estaban sintiendo entre ellas. Lauren podía percibir cuan mojada estaba. Y ella... ella podía notar lo excitada que se encontraba la ojiverde al sentir sus pezones totalmente erectos a través de su blusa. Pasó a besarle el cuello, mezclando su acogedor aliento con el maravilloso perfume de Camila. Exquisita. A continuación, sus manos le tocaron la espalda suavemente, sus dedos se resbalaron entre su piel, poco a poco...llegando hasta el broche de su sujetador. Ella se separó escasos centímetros.

- Lauren - murmuró. Un murmullo parecido a una queja. Lauren la miró a los ojos. - yo... - pero ella la había besado de nuevo. Comiéndose suavemente.

- Lo disfrutarás, te lo prometo. - desabrochó el sujetador de Camila, pero ella aún no quitaba sus manos de este para que pudiera caer en paz. Se miraron de nuevo. - créeme... - le dijo ella. Camila se mordió el labio. - Solo déjame a mí, preciosa. Yo me encargo. - cogió sus manos y las separó de sus senos lentamente. Camila soltó... poco a poco, el sujetador cayó al suelo. Lauren tragó saliva. La vista se le nubló un poco más. Tenía la boca hecha agua. Quiso besar esos deliciosos senos ahora mismo. Mordérselos. Hacerla gritar. Que ese jodido miedo se le fuera. Estaba tratando con ella. Con una diosa en el sexo.

Volvió a pegarse a ella. Sus senos chocaron en el proceso. Camila le abrazó el cuello, mientras ella colocaba sus manos en su cintura. Un beso más. Lauren introdujo su húmeda lengua en la dulce boca de ella. Camila hizo lo mismo. Sus lenguas se juntaron. De pronto, las manos de Lauren bajaron un poco más...llegando hasta su culo de nuevo. Lo apretó fuertemente.

- Estás mojada... - le susurró. Ella asintió casi al unísono. Había perdido completamente la cordura por ella. Necesitaba sentirla con ella ahora mismo. - lo estás... ¿cierto? - preguntó. Sus dedos bajaron por entre el abdomen de Camila, hasta llegar al borde de sus braguitas, las estiró ligeramente e introdujo el dedo índice.

- Oh... - Camila le apretó la espalda, desesperada.

- ¿Qué? - le sonrió la pelinegra. - ¿estoy haciendo algo malo? - dijo. Su dedo índice tocó el monte de venus de ella. Lo tocó una vez más. Acariciándoselo. Camila hizo la cabeza para atrás.

- Dios... - murmuró ella. Nunca había experimentado algo así con alguien. Jamás. Pero eso no había sido todo.

- Quiero que mires. - le susurró Lauren. Camila hizo un gran esfuerzo por concentrarse en sus palabras. Sus miradas, llenas de lujuria y deseo, se encontraron. - baja la mirada, bonita... - y ella lo hizo. La bajó y se encontró con la escena más caliente que no había visto jamás.

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