Capítulo 13

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Aquella mañana, Claire había sentido nostalgia, estaba libre así que había ido a recorrer los lugares de su niñez y adolescencia.

Había pasado por la que había sido su casa cuando vivía allí, incluso había encontrado a unas vecinas que la recordaban a ella y su familia. Luego se había ido a la biblioteca, había buscado viejos libros que amaba e incluso se llevó la sorpresa que ella era la última que figuraba en las fichas de préstamo de un par de ellos. Nadie los había leído en aquel tiempo, se habían quedado detenidos en el tiempo "como yo" pensó la chica y después de hojearlos un poco siguió su paseo.

Llegó hasta un parque cercano y recordó.

Habían ido allí a relajarse luego de un día de exámenes, habían comprado bocadillos dulces en una pastelería y se habían sentado en el césped bajo un gran pino para comerlos.

Habían hablado mucho y él la había hecho reír .Aquel día fue cuando la invitó a pasar un fin de semana en la casa de campo.

Sin dudar había aceptado, porque sabía que lo amaba como jamás amaría a nadie.

Una repentina lluvia había acabado con su día al aire libre. La había ayudado a ponerse de pie, se había quitado la chaqueta para cubrirla como si fuera un paraguas y habían corrido buscando refugio.

Terminaron empapados y riendo, la lluvia no les importaba, nada exterior importaba, sólo ellos dos.

Cuando encontraron refugio en una parada de autobús, ella se corrió el cabello mojado de la cara, él le ayudó y después de apartarle un mechó de la frente, la besó.

Claire volvió del pasado cuando sintió unas gotas de lluvia que la mojaban, estaba tan sumida en sus recuerdos que no se había dado cuenta de lo que sucedía en el presente, tal como el día que rememoraba, se había largado a llover repentinamente.

Pensó en salir corriendo, pero luego no le importó, dejó que el aroma que desprendían los árboles y la tierra mojada la inundara calmando el desasosiego que la invadía.

De pronto, tuvo una sensación extraña, se sintió observada, giró para ver si había alguien y vio a Lucian parado a pocos metros.

En un primer momento creyó que alucinaba, que su sesión de viaje al pasado la hacía imaginarlo allí, pero no era el joven sino el hombre actual quien la miraba a través de la fina cortina de lluvia.

Él estaba allí, tal como ella, los dos mojándose como aquel día.

No supo qué hacer, tampoco él por lo visto, porque sólo se quedaron allí, mirándose, sin hablar ni moverse.

La mujer sentía que estaba bajo un hechizo y no quería romperlo, si seguía parada allí entre el presente y el pasado, tal vez descubriera las respuestas que buscaba.

De pronto su teléfono empezó a sonar y la distrajo, rebuscó en su bolso y al levantar la vista, alcanzó a ver la espalda de Lucian mientras se alejaba.

Se arrimó al amparo de un árbol para atender la llamada, era del grupo ecologista.

-Hola Claire- la saludó Eric quien los dirigía.

-Hola, ¿qué sucede?

-Quería comentarte un par de cuestiones respecto al caso.

-De acuerdo, te escucho.

-Ya hemos hecho la presentación legal para que se investigue, aunque me temo que pueda quedar desestimada y disolverse bajo las capas de corrupción del sistema. Sobre todo si se trata de los Crow.- dijo el hombre desalentado.

-Esperemos que no sea así, ¿qué es lo otro?– pregunto.

-Es algo que me he enterado, no tenemos confirmación, pero las fuentes son muy confiables...

-¿Qué sucede?

-Lucian Crow contrató un grupo de expertos para tratar de sanear las aguas del río o al menos para tratar de que el daño causado no sea tan alto.

-¿Por qué? – preguntó sorprendida mientras le venía a la mente la imagen de aquel hombre que la miraba bajo la lluvia.

-Eso no lo sé, quizá intente borrar la evidencia que podría condenarlo...

-O quizá le importe y quiera impedir que haga más daño...-susurró ella.

-Sí, también eso es posible. Los nombres que me dijeron son de personas muy importantes, si logro contactarme con alguno de ellos tal vez pueda conseguir más información.

-Bien, cualquier novedad me avisas.

-De acuerdo. Oye, se escucha la lluvia de fondo, ¿por casualidad estás en el exterior?

-Sí, estoy en el parque, bajo la lluvia – dijo ella sabiendo que el significado especial de aquella situación sólo podían reconocerlo dos personas. Ella y Lucian.

Parecía que el destino se había encaprichado en juntarlo con ella cuando quería mantenerse apartado, primero había sido el restaurante, ahora el encuentro bajo la lluvia en el parque.

Él se había escapado del trabajo porque necesitaba respirar un poco de aire fresco, sin darse cuenta había terminado en el parque. Los recuerdos de su pasado con Claire lo habían invadido, lo acechaban en cada rincón de aquel lugar. Aún podía recordar su mirada confiada, su risa cristalina, incluso rememoraba el sabor de los pastelillos de chocolate y crema que habían comido aquel día. De hecho la boca de ella conservaba aquel dulce sabor cuando la había besado.

La lluvia lo había sacado de sus recuerdos y con incredulidad, había visto que Claire estaba allí. Estaba en el parque, delante de él. Creyó estar equivocado pero ella se giró y ambos quedaron mirándose.

Supo que ella estaba recordando lo mismo que él y se preguntó si no era posible volver el tiempo atrás.

Por un segundo, tuvo la intención de ir a cubrirla con su abrigo, incluso movió su mano en un gesto imperceptible y luego se detuvo.

Ya no podía hacer eso, había tantas cosas que quería hacer por ella y no podía. Pero no quería cortar el contacto, quería seguir viéndola frente a él, quería que la lluvia durara para siempre y quedarse allí los dos, en un mundo propio.

En un mundo que podían compartir sin salir heridos. Pero el contacto se cortó y él aprovechó el momento de distracción de Claire para marcharse.

Lo mejor que podía hacer era regresar al trabajo, mantenerse ocupado haciendo negocios que le diera mucho dinero, eso era lo que mejor sabía hacer.

Además tenía que inaugurar una nueva fábrica la semana siguiente y eso lo mantendría suficientemente ocupado.

Iba meditando en aquello cuando su abogado lo llamó para informarle que habían hecho una presentación legal por el tema de la contaminación del río.

-Encárgate de eso- le contestó.

-Lucian, deberías tomártelo en serio, puede traerte complicaciones.

-Se supone que así sea, ¿verdad? Los malos de la película siempre son castigados- dijo él.

-¿De qué diablos hablas?

-Hablemos luego, cuando regrese a la oficina.

-¿No estás en tu oficina?

-No. Estoy en el parque y está lloviendo – respondió y colgó.

Desde las sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora