Cap. 10

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Narra Simón.

-No, no, no... No puede ser.
-Lo arruinaste todo. No sé cómo pudiste volver a fiarte de ella después de todo lo que nos hizo.
-Luna, lo siento.

Luna me interrumpió.

-No soy la única a la que le debes una disculpa. —Dice señalando a Ámbar.- Simón, te besaste con Daniela justo delante de ella.
-Fue todo mi culpa. Yo no quería hacerlo. Simplemente le seguí el juego porque quería olvidarme de Ámbar.
-Pues lo empeoraste todo. Así que ve y pídele perdón.
-Pero necesito que me perdones, Luna, por favor. —Dije triste y mirándola a los ojos.
-Por más que quiera no puedo enfadarme contigo. —Suspiró y me abrazó. Yo le seguí el abrazo sonriendo y después me acerqué a Ámbar.

-Ámbar. —Dije dándole un toque en el hombro.
-Ni me toques. —Dijo haciendo énfasis, se levantó de su asiento y me esquivó, yéndose de allí.

Luna se acercó a mí.

-¿Por qué no vas a por ella?
-Me dejó bastante claro que no quiere estar más conmigo.
-La neta, es algo comprensible que esté así.
-Lo sé. Me lo merezco.

Narra Ámbar.

Era de noche y Mónica estaba preparando la cena. Una vez nos sentamos Luna, Miguel, Mónica, Amanda y yo, sonó el timbre. Amanda se iba a levantar pero yo me levanté y le hice una seña indicándole que yo iría a abrir la puerta.

-No te preocupes, ya voy yo. —Dije y me dirigí hacia la puerta, la abrí y vi a Simón con un ramo de flores.
-¿Qué haces acá?
-Ámbar, perdóname por favor. Sé que me he equivocado.
-Me da igual. Desde este momento, no quiero saber nada más de ti. No me importas y no te amo. Espero que te haya quedado claro. —Dije mirándole a los ojos y después le cerré la puerta. Suspiré pero él comenzó a hablarme.
-Ámbar... Sé que sigues ahí.
-Sí. Otra cosa muy diferente es que te esté ignorando.
-Pues ahora no me estás ignorando mucho.
-Déjame en paz, pesado. —Le dije resoplando.
-¿Ni siquiera aceptas el ramo de flores?

Abrí la puerta y cogí el ramo de flores.

-Podrías haber comprado algo mejor. —Dije y cerré la puerta de una vez por todas pero Luna llegó.
-¿Qué está pasando?
-Nada.
-Escuché la voz de Simón.
-Son alucinaciones tuyas.
-¿Y ese ramo de flores?

Lo miré y después abrí la puerta.

-Ah. Sí. Es de Simón. Hola Simón. —Le lancé el ramo de flores.- Adiós Simón.
-No. Adiós no. Yo le invité a cenar. —Dijo Luna.
-¿En serio? —Dije mirándola sin creerlo.
-Sí. Así que pasa, Simón.

Simón se adentró en la mansión.

-Con permiso. —Dijo y después se dirigió a mí.- Ámbar, necesito hablar contigo.
-Yo no lo necesito, así que fuera de mi vista. Iré a cenar con mi madrina. —Hice una mueca y fui hacia la cocina para coger el plato con mi cena.
-¿A dónde va, señorita Ámbar? —Me dijo Mónica.
-Cenaré con mi madrina. —Sonreí y al girarme para salir de la cocina, Luna y Simón entraron, y este me miró triste.

Fui hacia el comedor donde se encontraba mi madrina.

-Hola. —Le dije.
-¿Qué hacés acá? —Me preguntó ella extrañada.
-¿Acaso no puedo cenar con vos ahora?
-Sí. Sí podés.

Suspiré y me senté junto a ella.

Después de unos minutos, entré a la cocina.

-Mónica. Acá está mi plato. —Dije para que después lo fregara y dejé el plato en la especie de barra donde la mujer solía cocinar. Ella asintió y me fui sin dirigirle la mirada a Simón.

Simbar: Todo Cambió.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora