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Antes de que ella pudiera hacer más que gritar ahogadamente, Harry la levantó en sus brazos, sus labios bajaron a los suyos, su lengua empujó demandante en su boca mientras la llevaba al dormitorio.

Ella no estaba segura de cómo consiguió quitarle el vestido él, y realmente no le importaba. Todo lo que le importaba era su toque, el calor de su cuerpo, y la necesidad que corría por su sangre.

Sus labios estaban en los suyos, su lengua compartía el gusto intrigante y adictivo de la miel y las especias cuando él la puso en la cama y bajó sobre ella. Él estaba tan desnudo como ella. Ella se prometió que, la próxima vez, entendería como había logrado desnudarlos a ambos tan rápidamente.

¾No lo apresures ¾gruñó cuando ella se rozó contra él, acariciando sus pezones a través de su pecho y jadeando ante el placer que le proporcionaba.

¾¿Yo? ¾Gimió ella en respuesta¾. Yo no soy la que tiene una especie de afrodisíaco extraño manando de mí. Esto es cosa tuya.

Él gruñó ante esto, un sonido claramente masculino de frustración que hizo que una sonrisa tirara en sus labios. Pero sus ojos se arrugaron con risa escondida cuando él se apalancó hasta bajar la mirada a ella, los negros centros, a pesar de su calor, eran suaves de ternura.

¾Te vigilé durante una semana antes de la tentativa de secuestro¾ susurró él mientras su mano ahuecaba su mejilla¾. Te seguí a la escuela cada mañana, te seguí a casa cada tarde. Si salías, yo estaba detrás de ti hasta que llegaras a tu destino y detrás hasta que llegaras a casa. Durante una semana te escuché reír con tus vecinos y arrullar a sus niños. Y cada vez que te veía la necesidad de ti crecía dentro de mí. Sin ningún afrodisíaco. Sin acoplamiento y complicaciones. Sólo un hombre que despacio se enamoraba de una mujer de la que no tenía ningún derecho a estarlo.

Sus manos se apretaron en sus hombros cuando ella lo miró fijamente con sorpresa.

¾Anoche, mientras te miraba dar aquellos caramelos a los niños que fueron a tu puerta, yo estaba tan duro que estuve a punto de romper mis vaqueros. Podía ver tanta vida en ti, tanta maravilla y alegría, que quise yo mismo arrastrarte lejos y saborear cada gota de ello. El estar acoplado a ti no es ninguna dificultad para mí, Amanda. Pero yo nunca te habría hecho esto de haber sabido lo que aquel beso te haría.

Y ahí había hombre. Sin cólera, sin pena, simplemente una declaración únicamente de la verdad cuando él la vio. No debería hacerle doler su corazón. No debería hacerle desear cosas que ella sabía no podían ser de verdad.

Ella tragó el nudo que se formó en su garganta y reprimió las lágrimas que habrían llenado sus ojos cuando su mano se movió de su hombro, sus dedos dejaron sus labios aterciopelados ásperos.

¾Se supone que yo me resisto a ti ¾susurró ella roncamente. No se supone que tú seas la respuesta a todas mis fantasías sexuales y hagas que mi corazón duela al mismo tiempo, Harry.

Su ceja se arqueó despacio.

¾¿La respuesta a todas tus fantasías sexuales? ¾preguntó é, la alegría forzada de su voz desgarraba su alma.

Él era tan fuerte. Demasiado fuerte. No había ningunas excusas para quien o lo que él no era, ninguna disculpa o condena por el pasado. Y ella no podía amarlo, se dijo. Ella quería ser profesora, quería su libertad, su independencia, ¿verdad?

¾Todas mis fantasías sexuales ¾contestó finalmente ella, su voz apretada por las lágrimas no derramadas mientras su cuerpo respondía a su toque.

Su mano se deslizó en su pelo, las yemas de sus dedos disfrutaban de la seda negra fresca cuando su cabeza bajó a la suya otra vez. Su lengua pintó sus labios con un golpe susurrante, causando un suspiro roto del hambre saliese de ellos.

Alma profunda (H.S)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora