VI - Vengative

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En un cuarto amplio, oscuro y cerrado. Con un solo ventanal de mosaicos en coloridos cristales mostrando variadas mariposas, una más grande en el centro, y en su centro una pequeña abertura. Una pequeña ventana que le permitía al sombrío enmascarado observar a su antojo y liberar sus súbditos alados.

Completamente impaciente e irritado lanzó una poderosa señal mental a su nueva subyugue, ya comenzaba a arrepentirse de dominar mente tan poco llamativa, causaba estragos a muy baja escala que no llamaban la atención más que de los afectados. Necesitaba más. Necesitaba ver tal catástrofe que Ladybug y Chat Noir se dignaran a hacer presencia.

Con la mente clara y furiosa comenzó a presionar el subconsciente de su víctima.

- ¿¡Qué estás haciendo!? No te otorgué poderes para que solo los uses a tu antojo. Te pedí que me trajeras ciertos objetos, y aún no han llegado a mis manos. ¡Has tardado demasiado!

- ¡AHHHHH! – gritó la victima de akumatización al sentir un estrujamiento y compresión insoportables en el cráneo – Solo me estoy vengando ¡para eso me ayudaste! He hecho cosas, pero tus héroes no aparecen ¡No es culpa mía!

- ¡Lo es! No estas llamando demasiado la atención. Si para mañana no los haces actuar, simplemente ¡te haré desaparecer!

- ¿qué? ¡De todas formas es mejor que estar en esta maldita ciudad! – la victima comenzaba a controlar el dolor mental – ¡Mejor búscate otra persona que quiera poderes y que ella te sirva si yo no lo hago bien!

- ¡¿Crees que es así de sencillo!? Solo tú puedes en estos momentos, y si no lo haces, si desaparecer te beneficia, pues simplemente te haré los días realmente insoportables... - dijo generando mayor presión y control sobre la mente víctima, que en desgarrados gritos comenzaba a ceder - ¿estás segura de no querer cooperar?

-¡¡ESTA BIEN!! – Gritó finalmente rendida – Lo haré... haré algo que llame la atención de tus héroes, y traeré sus miráculos – respondió entre jadeos y chillidos.

- Así está mejor... Tienes un día.

Era un nuevo lunes, y no dejaban de ser lluviosos, el invierno estaba avisando su llegada. La peliazul no era capaz de ausentarse, a pesar de hallarse en un estado algo delicado. La fiebre le subía y bajaba a ratos, no paraba de toser, y estornudaba varias veces al día. Su madre no le permitió ir a clases así que optó por transformarse en ladybug y escabullirse, le sería más sencillo desplazarse con su yoyo que intentos de fugas en su estado normal.

-Marinette ¿no es peligroso? Podrías desmayarte por tanto esfuerzo, o podrías caerte si te sube la fiebre de pronto... - advirtió una preocupadísima mariquita moteada.

-Tikki, no te preocupes, ladybug es buena suerte, y tú me la traes, además sé que me estarás cuidando. Sinceramente... espero ver a Adrien.

-Supongo que habrá estado ocupado – le consoló la rojiza – talvez tuvo sus asuntos para no poder venir a verte el fin de semana. Yo sé que lo habría hecho de otro modo – trató de animar a su portadora. Marinette anduvo más cabizbaja que lo que una gripe le haría. Estuvo esperando cada hora del fin de semana ver al rubio entrar por la "puerta" de su cuarto y que la cuidara hasta el anochecer. Pero no apareció, ninguno de los dos días. Ha de haber tenido deberes y cosas más importantes que solo una simple chiquilla resfriada, se decía a sí misma, mientras Tikki trataba de subir sus ánimos.

Saltó por los tejados sin olvidar una capucha bien impermeable para no enfermarse más, y en un callejón cercano al instituto se des transformó dejando a Tikki en su cartera rosa. Por su puesto que se llevó un gran reto al subir el último escalón de entrada de la escuela.

El último AkumaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora