XIII - Dime si es pecado

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-Ya solo faltas tú – anunció la castaña mirando con picardía a su mejor amiga luego de haberse despedido ambas de la pareja por medio de los micrófonos para dejarlos en privacidad y caminaban para volver a casa cada una.

-Yo... yo no es necesario, quiero decir, no es necesario. Además... no lo sé, creo que siento algo diferente...

- ¿¡ya no te gusta!? – preguntó pasmada la morena.

- ¡No no no no no! No quiero decir eso, bueno, en realidad no sé, es que talvez, solo talvez me guste alguien más... y ese alguien sienta lo mismo por mí y...

- ¿¡Estás saliendo con alguien!? – gritó exasperada – ¡y no me lo dijiste! No me niegues con la cabeza jovencita, te conozco muy bien, hasta más que a mí misma, te lo aseguro. ¡Dime quién es! – sentenció. Sus ánimos pasaron de un leve enfado por el secreto revelado a un gran frenesí adrenalínico - ¡Vamos, dime, dime, dime, DIME!

- ¡Alya! Por favor, no es nada, solo decía que no estoy segura de confesarme a Adrien, nada más.

-Ya lo soltaste muchachita, y llegaré al final de todo este embrollo, ya lo verás, nunca se me escapa algo. Ahora vete a dormir, nos vemos mañana – dijo por último cuando llegaron al final de su recorrido común.

"Sí, mañana" pensó la azabache espantada. No midió sus palabras, ni se dio cuenta de lo que dijo hasta haberlo soltado. "Ojalá no descubra que es Chat Noir ¡qué vergüenza!" Se decía.

- ¿Vergüenza? – oyó una voz masculina decir muy cerca de su rostro. Horrorizada se volteó veloz para encontrarse con la curiosa mirada de un felino rubio.

- ¡CHAT! ¿qué haces aquí? ¿oíste todo lo que hablamos?

- ¿Quién no tiene que descubrirme princesa? ¿Hablabas con alguien más? Te vi y vine enseguida, pero estabas sola.

-ufff – se relajó sin disimular.

-Vamos, dígame que sucede madame. Acaso... ¿se avergüenza de salir conmigo? Soy muy insignificante para alguien como usted ¿no es así?

- ¿Qué? ¡No! qué estás diciendo Chat, claro que no... es solo que mi amiga Alya me preguntó si me gustaba alguien y se dio cuenta porque soy muy torpe para ocultar cosas, y no quiero que sepa que eres tú porque ¡no sabes lo mucho que me fastidiará! En serio es eso gatito, no te pongas triste, yo te quiero.

-Y yo a ti princesa.

-Así me gusta, que sonrías.

-Tu sonrisa es más bella – expresó el felino más animado – ven, te llevaré adentro, hace demasiado frío.

La cargó en sus brazos y trepó por los tejados hasta casa de Marinette que se hallaba a unas pocas cuadras más arriba. Dejó a la muchacha en la puerta y él subió hacía el balcón, bajó al cuarto y esperó tranquilo a que la chica subiera, hasta que una vocecilla molesta se aburrió de estar callado y comenzó a perturbar su mente.

- ¡Plagg detente! – pidió en voz alta. Una vez logró oír a su kwoami estando en transformación mientras ejercitaba con Fu, este no paró de fastidiarlo un buen rato. El resto de la tarde siguió practicando junto al maestro para conseguir también ignorar las voces, puesto que Fu siendo consciente de la molesta personalidad de Plagg, sabía causaría gran estrés mental al muchacho en momentos inoportunos. Marinette llegó en ese momento en que Chat se fregaba la cabeza con las manos susurrando cosas ininteligibles para ella.

- ¿Qué ocurre Sha Nua? – preguntó. El muchacho se detuvo inmediatamente y la miró perplejo, luego sonrió nerviosamente e intentó ignorar esa molesta vocecilla para calmarse.

El último AkumaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora