Capítulo 9

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Al siguiente día por la mañana, todos se encontraban en el Gran comedor, disfrutando de su desayuno y charlando con buenos ánimos. Aunque algunas miradas iban y venían a la mesa de profesores, pues todos tenían bastante curiosidad por la nueva profesora de Defensa Contra las Artes Oscuras.
Mientras, en la mesa de Gryffindor, el trio de oro comía en paz al igual que todos. Sólo que Hermione no dejaba de mirar hacia la mesa de profesores, por un lado al igual que los demás, sentía una extraña sensación al ver a esa profesora, pues no le transmitía ningún sentimiento de confianza.
Pero por otro lado, también lanzaba miradas intensas hacia su profesor de pociones. Que, aveces, le correspondía la miraba, pero luego la quitaba cuando algún colega suyo le hablaba.

- Hermione... ! Oye Hermione !

La chica volteó bruscamente su cuello recibiendo el llamado y volviendo a la realidad. Se fijó en que era Ron quien le hablaba, entonces se acomodó en su lugar y lo miró un poco avergonzada.

- ¿ Que sucede Ron ? -. Le preguntó la castaña, acomodándose un mechón de su cabello detrás de su oreja.

- Pues, te decía que la nueva profesora no me da buena pinta.

- Eso es justamente lo que estaba viendo, no me transmite nada de confianza -. Le contestó Hermione a Ron con el ceño fruncido.

- Pero ella trabaja en el ministerio, trabaja para Fudge. Qué más queremos, es probable que el ministro la haya mandado para supervisar el colegio -. Dijo Harry, fulminando con la mirada a la nueva profesora.

- En eso tienes razón Harry ¿ no oyeron su discurso en el banquete de bienvenida ?

Harry y Ron se miraron y negaron a Hermione con la cabeza. Hermione entornó los ojos.

- El discurso que ella dio tuvo muchos mensajes ocultos. En resumen dijo que el Ministerio está interfiriendo en Hogwarts.

Hermione miró a los dos chicos y se dispuso a comer. Dando por terminada la conversación.

Las clases tomaban su curso naturalmente, todos iban de aquí a allá por los pasillos de clase en clase.
Pero los de Gryffindor de quinto curso tuvieron una hora libre por la ausencia del profesor Flitwick. Hermione quería saludar a su profesor de pociones, pues más allá de haberlo visto en sus clases de pociones no lo había saludado desde que comenzaron las clases.
Así que, despidiéndose de los demás, se encaminó a las mazmorras mientras se abrazaba a si misma por el frío glacial que se sentía allí. Llegó al aula del pocionista y tocó a la puerta dos veces, después, un pase se escuchó en los adentros del aula y Hermione abrió tímidamente.

El hombre se encontraba sentado en su escritorio con un montón de papeles en éste. Miró a Hermione con una sonrisa de las que sólo a ella le ofrecía y se levantó de su asiento.

- Hermione, entra.

La castaña se acercó a él, y tomándola totalmente desprevenida, la abrazó fuertemente. La castaña lo abrazó igual y sonrió, pues al parecer su amistad ya se había tornado más cercana.

- Me alegra tanto que estés bien -. Le dijo el hombre tomándola ahora de los hombros y mirándola fijamente.

Hermione se quedó embobada viendo esos ojos ónix que tanto le encantaban. Después, volvió a la realidad y se sonrojó levemente.

- A mi también me alegra que estés bien.

Hermione notó el collar en el cuello del hombre y sonrió. Levantó su brazo, mostrando el brazalete en su muñeca.

- Veo que la promesa no se a roto -. Dijo Hermione.

Severus sonrió y mostró su collar.

- Por supuesto que no.

Insufrible AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora