Por Sasuke:Los recuerdos de mi infancia son los que mas reproduzco en mi memoria, Sakura era una llorona que a veces me sacaba de quicio pero para mi ella siempre fue diferente a todos los demas.
Tenia a mis padres, Tsunade y a mi hermano mayor, sin embargo los vínculos con ella eran más profundos, supongo que así fue desde que nací, sólo a su lado podía sentirme completo. Mis ojos jamás me permitían perderla de vista, siempre la observaba, cabello rosa y ojos jades, en las noches llegaba a mi habitación y solía meterse en mi cama. Me abrazaba con fuerza y dormíamos.
Fue después de que mi padre abandono la casa que poco a poco todo se hizo bastante silencioso, que él se marchará no sólo lastimó a nuestra madre. La primera noche incluso Itachi lloró en la oscuridad de su habitación. Sonreí para mis adentros, mi padre no era tan perfecto como él pensaba.
Sakura lloraba en mis brazos todos los días antes de dormir, mi mano encima de su cabeza era lo único que podía hacer por ella.
Tsunade intentaba ayudar a mi madre a salir de la depresión, Itachi estudiaba para no defraudar a Fugaku, y Sakura sólo me tenia a mi. Le ayudaba en sus tareas y luego jugábamos hasta cansarnos. Si ella era feliz yo también lo era y hubiera deseado que así sea siempre.
Mis sentimientos hacia ella no es algo que nació de la noche a la mañana, tampoco se trataba de algo pasajero, hice tantas cosas por evitar aceptar algo que iba más allá de un simple cariño. Lo sabía, cada día que pasaba mis sentimientos por ella crecían, a veces deseaba ir a vivir con mi padre.
¿Sakura se lo merecia? Se merecía perderme por ser un hombre asqueroso y sucio.
Ella me necesitaba.
Han sido incontables noches de insomnio y de desesperación.
¿Algo está mal con mi cabeza?
¿Qué es el amor?
Estar dispuesto a morir por alguien mas sin dudar.
¿Es eso el amor?
Conozco sus debilidades y fortalezas. La e visto en sus peores fachas, haciendo cosas vergonzosas. Sin gota de maquillaje y recién levantada. Cabello enredado, ojeras marcadas, lágrimas rodando por sus mejillas. La e visto vomitar, quejarse de dolor de estómago, conozco todo de ella. No le gusta la cebolla y casi siempre la retira del plato aún si eso le lleva más de media hora terminar de comer.
Es enfermo, enfermo y sucio.
Burlarme de las lágrimas de Itachi me a sido devuelto multiplicado por mil. Es una tontería. Una gran porquería.
Me quede en aquella casa esperando que las cosas algún día cambiaran, pensando que podia controlarme, que un día despertaría y todo sería como un asqueroso y jodido mal sueño.
Que lamentable.
¿A quien podía decírselo?
Eramos mis pensamientos y yo, y después de tantos años hablando conmigo mismo. Mis pensamientos me traicionaron, o tal vez fui quien traicionó primero.
Las puertas están ardiendo, las entradas están a punto de ser desbloqueadas. A pesar del que general anuncio el golpe de estado la fuerza de la marina sigue a favor del gobierno. Sentado detrás de un auto el sonido de municiones siendo arrojadas de sus pistolas no dejan de escucharse.