Capítulo 8. Una vieja leyenda

2.6K 159 89
                                    

El tiempo transcurría sin darme cuenta que no sabía ni cuánto tiempo había pasado ya que los Pevensie, Scrubb y Pole me contaban las cosas que hacían ellos en su época. Algo que me gustaba en aquellos tiempos era el hecho de mandarse cartas. Para mí era algo hermoso sentir el tacto de un papel cuando hace unos días lo había tenido una persona querida, era algo bonito pero tristemente en mi año aquello se estaba perdiendo poco a poco, era como si la tecnología hacía desaparecer aquellas cosas.

Tampoco me podía creer el hecho de estar en un mundo mágico con personas que eran de la Tierra que eran del siglo pasado, era algo increíble pero a su vez algo... mágico.

-¿Y cómo os comunicáis en vuestro año?- Preguntó Scrubb, sacándome de mis pensamientos.

-Hay unos aparatos llamados "teléfonos móviles", y no solo nos podemos comunicarnos, también podemos hacer más cosas con ellos, por ejemplo, sacarnos fotos, guardar nuestras notas...

-¿Nos lo puedes enseñar?- Volvió a preguntar el chico.

-No lo tengo, perdí mi bolso aquí, en Cair Paravel, ojala lo encuentre.

-¿Quieres que te ayudemos a buscarlo?- Se ofreció Lucy risueña. Asentí como una niña pequeña que parecía que le iban a dar una piruleta. Los siete nos levantamos deshaciendo el cirulo que habíamos formado hace un par de minutos. Cuando Peter y Lucy ayudaron a Edmund a levantarse debido a su brazo, todos empezamos con la búsqueda de mi bolso.

-¡¿Qué es eso?!- Unas voces nos interrumpieron con la búsqueda, un par de minotauros y enanos no paraban de golpear con sus armas algo desconocido. Intenté fijarme más para saber a qué golpeaban. Con mi mirada me fui acercando y pude ver mejor lo que era. No podía ser cierto lo que veía, era mi bolso.

-¡¡Dejad mi bolso!!- Empecé a empujarles sin importarme lo que me harían. Una vez que por fin tenía el bolso en mis manos una ola de ira me recorrió por todo mi cuerpo. Mi bolso estaba destrozado, mi teléfono móvil tenia rota la pantalla, mi cuaderno de dibujos estaba roto con algunos rasguños, lo único que salió decente fue mi cartera.

-¿Es vuestro?- Preguntó uno de los enanos, me giré fulminándole con mi mirada, el tragó saliva debido a mi enojo, yo solo asentí, no merecía la pena discutir, el destrozo ya estaba hecho y no había solución para arreglarlo.

-Lo siento, señorita, al ver ese aparato cuadrado y negro pensábamos que era algo maligno- Eché un suspiro intentando no darle importancia. Las criaturas desaparecieron de allí disculpándose mientras que yo asentía.

-¿Ese es el aparato en el que os comunicáis?- Inquirió Eustace señalando el teléfono que se encontraba en mi mano, destrozado. Asentí a la pregunta de Scrubb y posteriormente les expliqué que era cada parte del teléfono y que cosas hacía, ojala se pudiera encender y enseñarles cómo iba, pero trágicamente cuando llegué a Narnia el móvil no funcionaba y la rotura que habían producido aquellos minotauros y enanos había quedado destrozado por completo.

-¡Aquí estáis!- Todos pusimos nuestras miradas en aquella voz. El Rey Levian venia algo apresurado mientras que su melena blanca se balanceaba de un lado para otro- Os he estado buscando.

-Perdón Rey Levian, no queríamos hacerle buscar de ese modo- El hombre solo sonrió ante la disculpa de Lucy.

-No pasa nada, y llamadme Levian ¿queréis?- Solo reímos y asentimos- Solo os quería avisar que mañana al salir la primera luz del alba nos dirigiremos al Castillo Telmarino, como ya os mencioné una vez encontrada a Hannah, iríamos, ahí nos esperará mi madre con muchas ansias, con lo cual id preparando vuestras pertenencias y a los caballos. Os debo dejar, he de ir a donde mi mujer para hablar sobre unos asuntos, así que disfrutar todo el tiempo que os queda- Le dimos gracias a Levian, el hombre despareció y seguidamente Peter y Edmund avisaron que irían a no sé dónde, mientras que Susan se fue a un lugar del castillo para leer. Lucy, Eustace, Jill y yo decidimos ir a uno de los jardines para seguir practicando con las armas.

Las Crónicas de Narnia: El Collar CelestialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora