Capítulo 15. El peligro de la imprudencia

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¡Hola, Narnianos!

Esta vez no he tardado tanto en publicar ¿eh? jajajaja xD

Este capitulo no hay mucha emoción pero si hay una parte bonita, bueno, mejor que lo veáis vosotros. Quiero comentaros que el próximo capítulo quizá este subido para la próxima semana, será mucho mas largo y habrá mas emoción, ya veréis :3


Los días transcurrían a medida que avanzábamos. Desde que el Kraken nos atacó nos costaba fiarnos de cualquier territorio, eso hacia que las cosas se hicieran mas complicadas y alargar mas la travesía. 

Mientras tanto yo ya había obtenido todos los poderes, manejar el fuego, el agua, la tierra y el aire era tan sencillo para mí como respirar. En ese instante, permanecía en el enorme salón del castillo. Orión quería hablar conmigo sobre algo bastante importante.

-Has progresado mucho, Hannah. Ya has obtenido los cuatro elementos como tus poderes pero, aun te falta el último.-Dijo el mago.

Sentí la adrenalina recorrer por mis venas. Recordada algo sobre la leyenda, la Bruja de los Mares podía ser capaz de convertirse en cualquier animal, poder manejar objetos con la mente... ¿sería eso cierto?

-Acércate, por favor.-Me acerqué hacia el mago, y al instante este sacó una bola esférica, en ella se podía apreciar animales de todas las especies (parecía que ellos mismos vivían allí como en su hogar), luego aquella escena se desvanecía sustituyéndose por otra, que en su caso era una luz violeta que explotaba y formándose de nuevo.

-Como ves, esta bola serán tus últimos poderes que vas a obtener. Tú misma sabes que la Bruja de los Mares es capaz de convertirse en cualquier animal, manejar cosas con la mente y más.

Asentí y seguí escuchando al mago.

-Esta bola se te introducirá en tu cuerpo para que obtengas tus poderes.

Tragué saliva debido a las palabras del mago, me produciría cierto miedo, ¿sentiría daño al sentir esa bola adentrándose sobre mi cuerpo? ¿Moriría en el intento?

-No te preocupes Hannah, no te ocurrirá nada.-Suspiré intentando calmar mis pulsaciones y el mago me miró para poder empezar con la operación. Asentí con cierta duda.

Orión despegó de sus manos la bola y esta empezó a flotar en el aire. Poco a poco la bola se fue introduciendo poco a poco sobre mi cuerpo. Sentí un enorme cosquilleo, y después como una inyección de energía, me sentía más fuerte.

-¿Cómo te sientes?

-Demasiado bien.-Dije notando como mi corazón había elevado sus pulsaciones.

-Eso es buena señal. Tu cuerpo no ha rechazado los poderes, que era por lo que me temía. Todo ha salido bien. Ahora, tal como has hecho con los demás poderes, deberás comenzar a practicar con estos.

-Hay una cosa que no comprendo, Mago Orión. ¿Por qué los poderes de la naturaleza no pertenecían a la bola esférica a la que me acabas de inyectar?

-Vaya...eso es algo que se me olvidó explicarte. El Collar Celestial te concede los cuatro elementos, he ahí la razón por lo cual no debes perderlo, es muy importante que siempre este contigo. Y los poderes que acabas de obtener los creé yo hace muchísimos años, hasta que llegase este día para dártelos.

Asentí comprendiendo todo aquello.

-Y si te preguntas de por qué los poderes del Collar no habían despertado era porque no creías en la magia. Si crees en ella, el Collar cree en ti. Así de simple.

Las Crónicas de Narnia: El Collar CelestialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora