Capitulo 15: Noches Inquietas

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Alicia POV

Me fui a dormir y Andrés se fue a su cuarto. A la mañana siguiente tocaron la puerta. Era Roberto.

A: —¿Dónde pasaste la noche y con quién? —le dije en tono de reproche.

R: —¿Qué importa? —dijo Roberto, mientras entraba y se dirigía a la cocina a prepararse dos emparedados.

A: —Claro que me importa. Lo seguí y empecé a revisarlo por todo lado.

R: —¿Qué buscas, Alicia?

A: —Busco moretones, chupetes, rasguños, lo que sea. Empecé a olerlo.

R: —Es mejor que revises a tu noviecito en vez de a mí, que no soy nada. Me senté en el sofá y me puse a ver la televisión

A: —Lo hago porque me importas —me senté con él

R: —Mira, quiero pedirte disculpas por lo que hice ayer. No pensé y, bueno, solo eso.

A: —Tranquilo, eres mi cuñado y es mejor que nos llevemos bien. En eso aparece Andrés con un montón de chupetes por todo lado. Roberto lo mira y luego me mira a mí. Me puse roja.

R: —Este, yo ya me voy a mi cuarto...

A: —Bueno, no piensen mal. No estábamos haciendo nada malo. Lo que pasa es que Andrés y yo estábamos jugando y él me empezó a golpear con una almohada, y yo lo empecé a morder.

Roberto se fue a su cuarto. Yo salí a comprar unas cosas con Andrés.

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Andrés POV

Andrés: —Amor, ¿qué vamos a comprar?

A: —Unas cosas para la señora con la cual vivía antes.

Andrés: —¿La que te dio el cuarto?

A: —¿Tú cómo lo sabes?

Andrés: —Roberto me había hablado de ti antes...

A: —Mmmm, ya, bueno, sí, así es. Tuve un pasado muy difícil, antes no tenía ni para comer.

Andrés: —Sí, Roberto me contó todo.

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Alicia POV

Andrés y yo entramos a la casa después de haber salido a comprar algunas cosas. Al abrir la puerta, vi a Roberto en la sala haciendo ejercicio. Estaba sudado y concentrado, sus músculos se movían con cada repetición, mostrando su dedicación.

Andrés: —Amor, ¿quieres que te traiga algo de comer? —me dijo mientras dejaba las bolsas en la cocina.

A: —Sí, un sándwich estaría bien, gracias, amor.

Andrés: —Enseguida vuelvo.

Roberto se detuvo un momento y me miró. Yo me acerqué a él, intrigada por su rutina de ejercicios.

R: —Alicia, ¿podrías ayudarme un momento? Necesito un poco de peso extra para estas pechadas.

A: —Claro, ¿cómo te ayudo?

R: —Acuéstate sobre mi espalda mientras las hago. Así me das un poco más de resistencia.

Asentí y me acerqué, acostándome con cuidado sobre su espalda. Sentí la firmeza de sus músculos bajo mí, y mi corazón comenzó a latir más rápido. Él empezó a hacer las pechadas, cada movimiento lo sentía a través de su cuerpo.

A: —¿Así está bien?

R: —Perfecto. Gracias, Ali. Esto realmente me ayuda.

Cada vez que subía y bajaba, el contacto entre nosotros generaba una tensión palpable. Sentía la calidez de su piel y el esfuerzo en cada repetición. Mis manos se posaron ligeramente sobre sus hombros para mantenerme equilibrada, y él soltó un suave suspiro.

Por Siempre Tú "Más Allá Del Amor"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora