3. ÉL

25 4 0
                                    

Dios mío como me dolía la cabeza, tarde unos minutos en poder abrir los ojos y cuando lo hice, me fije que no estaba en mi cutre motel. ¿Dónde cojones estoy? Me levante enseguida, respirado con dificultad me temí lo peor, palpe de inmediato si llevaba la ropa puesta y me fije que llevaba una camiseta que me era grande, pero no llevaba pantalones y unos brazos me cogieron.
- Tranquila, estas a salvo, estas bien dijo alguien con voz compasiva y amable.- pero, te estarás pensando, ¿Dónde estoy?, ¿he follado con alguien?, pero te diré, ni en tus sueños, que solo estas en mi casa ya que te quedaste inconsciente en el baño de la discoteca, menuda buena impresión me diste - me respondió Dylan. Y el chico compasivo y amable de hace unas milésimas de segundo, desaparecieron por completo con esa voz de arrogante. No quise ni mirarle, mierda, ¿porque estaba en su casa?, ¿de verdad me quede inconsciente?, esto es lo peor que me podría estar pasando, necesitaba respuestas inmediatas, así que empecé hablar.
- ¿Por qué estoy en tu casa y no en la mía, sola?- remarque la palabra sola, se me quedo mirando, ladeo la cabeza y me toco la punta de la nariz con su dedo índice y me sonrió. Tiene los ojos rojos y el pelo despeinado. Guapísimo.
- Para empezar, ni en tus sueños, no tienes tu propia casa, vives en un motel asqueroso, y esa, es una de las razones por las cuales estas aquí, la otra es que tu increíble amiga Jenna no quería que te quedaras sola en tu estado, así que me pidió que te hiciera compañía, a aparte el chico que estaba con ella insistió que me quedara contigo ya es uno de mis mejores amigos y sabe que soy una persona de confianza, lo cual Jenna, ha estado informada todo el rato, de cómo dormías como un bebe, en mi cama y si te encontrabas bien. – me quede un instante intentando asimilar todo lo que me estaba diciendo ya que me dolía la cabeza como si una bomba atómica se hubiese estrellado, al cabo de unos instantes le respondí.
- ¿Por qué Jenna, te dijo que te quedaras conmigo?, no lo entiendo, como ha sido capaz de dejarme con un extraño y estando inconsciente me empecé a enfadar ¿¡cómo pudo hacerme eso!?.
- Que yo sepa no he matado a nadie en mi vida, ni he secuestrado a nadie, por el momento.- lo mire y asqueé una ceja.- aunque la verdad es, si yo no sé si me puedo fiar de ti la verdad, primero eres grosera conmigo, luego te emborrachas hasta perder el conocimiento, porque te he puesto nerviosa y por desearme, admítelo.- se estaba apropiando de mi espació vital, y empecé a dar marcha atrás para dejar más distancia entre nosotros dos, el corazón me latía muy rápido, pero ignore que él pudiera causarme esa aceleración.- ahora estas enfadada por algún motivo, y como no sé cómo eres de verdad, ¿debería asustarme?- me dijo con prepotencia, pero con una voz ronca y deseosa.
La madre que lo pario que tío más arrogante, no le di la gratificación de contestarle, fui corriendo directa hacia mi ropa y vi el baño casi al lado de la cama y me encerré dentro, para que el señor don inofensivo no pudiera entrar.
Tantas emociones en un día no podía ser bueno, el baño era pequeño pero me gustaba tenía una pequeña ducha pero que podían caber dos personas justas y la pica era pequeña de madera con la pica el medio, al lado a la izquierda tenía una estantería con sus productos, el jabón corporal, colonia, desodorante y otros productos masculinos, tenía un pequeño pero suficientemente grande espejo para poder mirarte bien.
Tenía un aspecto horrible, el pelo estaba que parecía un nido de pájaros, unas ojeras debajo de los ojos dignas de comparar con los ojos de panda y una camiseta holgazana de los Giants de Dylan. Como no tenía el maquillaje para arreglarme, me lave la cara, busque por los cajones que tenía debajo de la pica y encontré una caja con medicamentos, y ¡bingo!, un paracetamol para el dolor de la cabeza, me lo tome con el agua del grifo, me vestí muy deprisa me hice una cola y salí del baño, me topé con un pecho duro y sin camiseta, me aparte lo suficientemente para poder verle la cara, dios estaba como un tren, desprendía calor y olor a fresco lo cual me atraía hacia él. Le mire hacia abajo y solo vi sus calzoncillos negros, una eminente erección.
Me quede mirando esa enorme erección que se le sobresalía de los calzoncillos, trague saliva y le mire la cara, tenía una cara de superioridad, y sabía lo que me podía provocar, pero hoy no era el día. Él se aproximó hacia mí despacio hasta que nuestros pechos se tocaron, no quería perder el control, era un capullo integral pero ese cuerpo, su cara, su sentido del humor, todo él hacía que perdiera el control.
Acercó sus labios a mi oreja y dijo suavemente.
- ¿Me vas a hacer que te vuelva a decir, la pregunta que te hice anoche? – acercó más sus labios para darme un suave beso en la oreja, y me bajo un relámpago por toda la espina dorsal.
- ¿Qué pregunta?- dije entrecortada mente, las palabras no me salían tenía la boca seca, pero tenía que aparentar que Dylan no me afectaba para nada, pero fracasé.
- ¿Qué te pasa cuando te miro fijamente.- me miro muy fijamente.- y te toco suavemente?.- me empezó a echar el pelo hacia atrás y me estremecí.-¿te ocurre algo Amanda?, mi pregunta era, ¿Qué es lo que tengo que hacer, para oírte gritar mi nombre?- se fue apartando poco a poco para poder mirarme a los ojos, me mordí el labio y empecé e mirar esos labios tan sexis que tenía con muchas ganas de besarlo en la boca y luego id bajando hacia.... ¡BASTA!, pero cuando mi cabeza se volvió a conectar al sentido común y no al sentido del sexo, le empuje y empecé a gritarle.
- ¡Pero quien coño te has creído tu quien eres, ni me conoces!, ¿que estas intentando ligar conmigo?, pues tengo que decirle señor Harris que lo hace de pena, y que sepa que no estoy en lo más mínimo interesada por usted.- mentira.- ¡me marcho!. Cuando me enfado muchísimo empiezo hablar a la gente en tercera persona.
Cogí el resto de las cosas como el bolso y la chaqueta, busque la puerta de salida, no me fije en como era su casa, solo quería salí de ahí. Vivía en un bloque así que cogí las escaleras para ir más rápido, y cuando llegue salí deprisa de aquel lugar, estaba corriendo y la gente de la calle se paraba para mirarme, pero me daba igual, cruce dos calles y luego empecé andar con normalidad. Cogí el metro y me fui en dirección al motel, al llegar me tomé una ducha, me cambié de ropa y harta de estar ahí decidí buscar un agente inmobiliario para poder encontrar mi propio lugar para vivir.
Llegue a mi habitación, me tomé una ducha de agua fría y me cambie de ropa, como noté que hacía calor me puse una camiseta de nirvana sin mangas, unos pantalones tejanos rotos por las rodillas y mis converse blancas. Mientras me disponía de salir de la habitación del hotel, busqué mi teléfono y me fije que lo tenía apagado, lo encendí y tenía muchos mensajes de Jenna y de un desconocido, en vez de leer los mensajes llamé a Jenna directamente e ignore el mensaje del desconocido. Me contesto al segundo tono
- ¿¡Amanda estas bien!?- me chillo son la voz preocupada.
- Si Jenna, gracias por tu interés tengo una resaca de mil demonios, pero la cosa es ¡COMO PUDISTE DEJARME CON UN DESCONOCIDO!- le chille enfada
- Tía lo siento de verdad, no quiero que te enfades, él me dijo que te llevaría a tu casa para que pudieras dormir, le acompañe al motel donde estas pero él no dejo de insistir que tú ahí no dormirías y la verdad es que tiene un poco razón es horrible. Él y Simon, me dijeron que estarías mejor en su casa.- la verdad su voz parecía sincera, me puse en su lugar y creo que había hecho lo mismo, pero supongo que Jenna no sabe que Dylan es un capullo.
- No pasa nada Jenna, te entiendo, si te pasara lo mismo que a ti supongo que habría hecho lo mismo.- suspire, por suerte el paracetamol me estaba haciendo efecto y me encontraba mejor, al final le dije.- y... ¿Quién es ese tal Simon?- le conteste en voz de cotilla, tardo unos instantes hablar pero respondió.
- Es un chico guapísimo que conocí ayer, solo hace una noche que lo conozco y es increíble, pasamos una noche increíble.- concluyó dejando el final en el aire.
- ¿Te parece bien acompañarme a mirar apartamentos? Estoy harta de estar en este motel de mierda y mugriento y me cuentas como te fue la noche con ese tal Simon.
- ¡SI!, me muero de ganas de acompañarte, ¿quedamos en media hora a la quinta avenida?,.
- Perfecto ahora nos vemos.

Hacia un día fresco pero estaba nublado, el tiempo no predijo lluvia durante el fin de semana.
Después de un buen rato mirando apartamentos, que fueses cercanos al hospital, encontré un mini apartamento, precioso y con un precio irresistible de quinientos dólares al mes, un apartamento de setenta metros cuadrados, no me importaba que fuese pequeño, tampoco lo iba a aprovechar mucho, teniendo en cuenta que dormiría una semana en el hospital cada mes por el horario de trabajo, si no lo digo mal.
Confirme ya la reserva para poder alquilarlo, y nos fuimos a tomas un café justo a la cafetería de enfrente de mi nueva casa. Allí le conté todo lo que paso con Dylan.

- ¡No me lo puedo creer!, cuando tú estabas inconsciente en sus brazos, fue muy amable conmigo y se ofreció a llevarte a tu habitación del motel, pero como esta echo una pena se encerró en banda y no quería que durmieras ahí, por lo que entendí creo que te conoce, hablaba de ti de cosas que me has contado a mi privadas él lo sabía, como por ejemplo que estuviste dos años en siria, y entonces me dio la confianza para poder confiar en el dejándote... En su casa - un momento, ¿me conoce?, me quede parada y sin reaccionar, sé que su nombre me resulta familiar pero estoy segura de que nunca he hablado con él, me asusta pensar que él puede saber cosas de mi sin yo saber ni quien es, necesitaba respuestas, porque tubo ese comportamiento conmigo y luego con Jenna ser otra persona diferente, la cabeza me volvía a doler y bebí un poco de café.
- El tema, esta Jenna que yo a Dylan, no lo he visto en mi vida.

NI EN TUS SUEÑOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora