Capítulo 1.

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"Para que la luz pueda brillar intensamente, la oscuridad debe estar presente. "

- Lo siento, ya no puedes pasar - se disculpó la secretaria.

Mierda. Otra clase que se perdía. Dio media vuelta y se dirigió gruñendo hasta el patio trasero exterior. Siempre llegando tarde a primera. Aunque, la verdad, prefería esperar solo hasta que terminara la clase que tener que verle la cara a la vieja amargada de Historia. 

Ya en el patio, se desaflojó la corbata negra del uniforme. Miró alrededor para asegurarse de que no había nadie y encendió un cigarro, dispuesto a esperar los 50 minutos que quedaban hasta la siguiente clase.

- ¡Eh, Saun! - lo saludó Ethan en el cambio de clase-. Faltando a primera hora, ¿eh?

- Llegando tarde, para variar -aclaró él.

- Bah, de todas formas no te has perdido nada nuevo.

Ethan siguió con la mirada descaradamente a Vannessa y a sus amigas. 

- Lo que si que es nuevo es esa preciosa blusita que se ha comprado Vannessa. Oh Dios... ¡Mira cómo le marca el sujetador! ¡Un aplauso para el que inventó las transparencias!

Saun soltó una carcajada.

- ¿Cómo vas con ella? -preguntó Ethan- ¿Se abre de piernas o no?

Ethan a veces podía ser muy poco... sutil.

- No... de momento -respondió Saun-. Pero tú dame tiempo, y verás como al final ese culito de oro cae a mis pies.

Se dirigieron juntos al aula de Francés, donde todos los alumnos estaban sentados sobre las mesas hablando. Tomaron asiento.

- ¡Ethan! -Vannessa se acercó a ellos- venía a preguntarte si me podrías decir cuando empieza la temporada de baloncesto, para ir preparando a las chicas, ya sabes.

Vannessa era la capitana de las animadoras. Le encantaba ser el centro de atención, y aunque se hacía la difícil, estaba loca por Saun.

- Empieza dentro de dos semanas. 

- Alumnos, por favor, silencio -interrumpió el profesor-. Va a comenzar la clase. Bien, eh... Bonjour les élèves!

- Bonjour proffesseur... - respondió la clase con desgana, mientras abrían los libros.

- Nous avons des devoirs pour aujourd'hui?

En ese momento, la puerta se abrió de imprevisto y entró una chica. Avanzó hasta el profesor y le entregó un papel. Era una de las tías más guapas que había visto Saun jamás. Con la piel blanca de porcelana, unos enormes ojos oscuros y una preciosa, rebelde y larguísima melena color chocolate, que formaba bonitos caracoles en las puntas; llevaba puesto el uniforme.

- Así que usted es Elizabeth Martins... -el profesor la miró de arriba a abajo-, un placer tenerla en mi clase. Por favor, siéntese.

Elizabeth avanzó hasta el final de la clase y se sentó.

******

Era la hora de comer y todos los alumnos se dirigían hasta el comedor. Ella no sabía dónde quedaba, así que siguió a un grupo de chicas. "¿Es que en esta mierda de colegio no hay carteles o algo por el estilo?" pensó. Solo llevaba una mañana allí y ya quería marcharse. Recordó las palabras de su madre:

"- Solo será un semestre, cariño. El director cree que un internado será lo mejor para tu... comportamiento. 

- ¿Quieres que te diga por dónde me paso lo que piense el director?

- ¿Ves? A eso mismo se refiere. Tienes que mejorar tu comportamiento, y en cuanto lo haga, te sacaremos de allí, te lo prometo."

Resopló. ¿Cómo iba a mejorar su comportamiento en este sitio? Allí solo eran un puñado de niñatos mimados sin cerebro. Puaj. 

Al llegar al comedor se sentó en una de las mesas del fondo, sola, mientras observaba al resto de los alumnos. En la mesa de al lado de la ventana había un grupo de crías maquillándose y cotilleando. Unas cuantas mesas más allá había una pandilla de chicos que las miraban como si fueran mercancía. Era repugnante. Una de las chicas de la mesa se levantó y se dirigió a la de los chicos. Luego la miró a ella y se dirigió hacia su mesa con paso firme. Genial, ahora tendría que aguantar a la rubia pija.

- ¡Hola! Yo soy Vannessa - dijo entusiasmada -. Eres Elizabeth, ¿verdad?

- ¿Ajá...? 

- Vaya... ¡la nueva! Todos están hablando de ti.

- Qué bien - respondió secamente con ironía.

- ¿Quieres venir a sentarte con nosotras allí? -señaló su mesa- Aquellas son mis amigas, puedo presentártelas.

- ¿Te refieres a las que van pintadas como un cuadro? No, gracias - sonrió sarcásticamente mientras se giraba para coger un libro de su mochila

Vannessa la miró sorprendida y no dijo nada. 

- ¿Aun sigues aquí? - le dijo cuando apoyó el libro en la mesa.

Se dio media vuelta y se marchó ofendida y enfadada. Los que estaban en una mesa se empezaron a reír a carcajadas y dos, un chico y una chica, se acercaron a su mesa.

- Eso si es tener clase -dijo el chico sin parar de reír- ¡Bravo!

- ¡No sabes de la que te has librado! -dijo la chica. 

- No me va la gente que se maquilla con Cola-Cao... -respodió.

- La rubia oxigenada es Vannessa, la capitana del equipo de animadoras.

Elizabeth se rió a carcajadas.

- Espera, ¿qué? ¿animadoras? -dijo sin parar de reír- oficialmente en este colegio están locos...

- ¿Verdad? -la chica le dio la razón- hay demasiada gente estirada, y son tan clásicos...

- Anticuados, dirás -le corrigió él.

Sonrió. La verdad era que aquellos chicos le caían bien. 

- Por cierto, yo soy Edith, y él Daniel.

- Yo soy Elizabeth -sonrió-. Pero llamadme Eli.

Naughty girlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora