Capítulo 8.

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"Nadie es consciente de lo que tiene, hasta que se enfrenta al miedo de perderlo para siempre."

Se tiró en la cama e hizo un esfuerzo por reprimir las ganas de llorar, aunque ni siquiera ella sabía por qué quería hacerlo. 

Estaba enfadada pero, sobretodo, decepcionada. Decepcionada porque por un segundo, aunque solo fuera uno, había creído que Saun no era como esperaba. Que no era como parecía. Se sentía tan engañada...

Todavía recordaba su mirada cuando la empujó. Era de enfado, de... odio.

"Estúpida, estúpida, estúpida" se dijo a sí misma. "¿De qué te extrañas? Esto ya lo sabías desde el principio, pero no querías darte cuenta; te engañabas a tí misma. Así que no te quejes porque sea como es: un estúpido sin escrúpulos".

No quería darle más vueltas al tema, estaba demasiado agotada. Cogió el móvil, fue a la carpeta de música, pulsó "reproducción aleatoria" y se quedó tumbada en la cama observando el techo mientras sonaba "Make me wanna die" de The Pretty Reckless.

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Mierda. Ahora sí que la había liado. Mientras caminaba de un lado al otro de la habitación, no podía sacarse de la cabeza el momento en el que Elizabeth se alejaba en los jardines. Estaba muy enfadada. Probablemente ahora no querría saber nada más de él. Esta vez se había pasado, sobretodo con ella. 

En un desesperado intento de autoconsolarse, pensó que tal vez las cosas estaban mejor así, y que no debía darle importancia. Tal vez esto es lo que debería haber ocurrido desde el principio... aunque aun así no podía evitar sentirse culpable. 

No, no, no. ¿Desde cuándo se sentía culpable? No tendría que hacerlo. En realidad fue Daniel el que le pegó a él, y Elizabeth no debería haberse metido donde no la llamaban. Entonces, ¿Por qué se sentía así? Tenía demasiadas dudas en la cabeza que le impedían pensar con claridad. Necesitaba despejarse, así que cogió su bolsa de deporte y se fue al gimnasio.

********

Se sentó en su pupitre, como cada día. Buscó a Elizabeth con la mirada y vio cómo hablaba con Edith. Ni una palabra, ni una mirada fugaz, ni nada. Lo estaba ignorando por completo.

Esa mañana en la clase había un revuelo especial.

- Dicen que hoy va a venir un profesor nuevo -escuchó hablar a dos chicas a su lado.

- Si, ¡y al parecer está buenísimo!

Se inclinó para abrir la mochila y sacar los libros y un bolígrafo. Mientras lo hacía, escuchó cómo se cerraba la puerta y la clase se quedaba en silencio. Cuando levantó la vista, se quedó petrificado al ver al nuevo profesor. No podía ser.

Un chico, que apenas tendría 25 años, se sentó en la mesa del profesor.

- Eh... -carraspeó- Buenos días.

Las chicas se quedaron boquiabiertas al ver al hombre que tenían enfrente. 

Era alto y moreno. Tenía el pelo de color caoba, barba de tres días y unos bonitos ojos azules. 

Saun vio cómo Edith se giraba para hablar con Elizabeth.

- ¿De dónde ha salido este buenorro? ¡Madre mía! 

- Bien -el chico se levantó de la silla-, me llamo Jake, y soy vuestro nuevo profesor de arte.

"Tú si que eres una obra de arte" se escuchó de fondo seguido de risitas femeninas. Jake se limitó a sonreír.

Saun resopló. No salía de su asombro. No podía creer que fuera él. ¿Qué hacía allí? 

- Antes de empezar con el arte, me gustaría que me respondiérais a una pregunta: ¿Qué es para vosotros la filosofía?

Naughty girlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora