Hasta siempre.

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Un día cualquiera de un mes que no es importante en una parte de Barcelona se encontraba Silvia. 

Ella una mujer de bandera para quienes la conocían y la "niña de Shrek" para el resto de España paseaba por la ciudad cuando de repente... suena el móvil.

*ring ring ring* Silvia como buena adicta al móvil, lo coge y dice:

-¿Sí?

+¿Silvia eres tú?

-No mamá, es la vecina que ha cogido el móvil porque tenía que pedirte dos huevos para la cena ¿quién voy a ser si no?

La madre ríe notando el tono sarcástico de su hija que intuía que se iba a acabar en el momento que dejara de relatar.

+Silvia cariño escucha, vuelve a casa que tu padre pide verte.

Acto seguido,  a ella le cambió la cara y pasó a tenerla blanca como la pared a la que estaba mirando.

-Voy-. Dijo.

Tras parar el primer taxi que encontró, jugándose la vida en la mitad de la carretera, entró y le indicó al taxista la dirección.

La casa de Silvia, su casa, en la que había vivido los momentos más felices de su vida, desde el nacimiento de su hermana pequeña,  las navidades donde les recordaban aquella vez que mató a un inocente pollito, los primeros karaokes en familia hasta los grandes castigos que se ganaba por buena. Todo estaba apunto de desmoronarse en el momento que cruzara la puerta.

Corriendo y casi sin voz abrió la puerta y dijo:

-Ya estoy aquí. 

+Ven. (Le dijo su madre), papá te está esperando.

Silvia entra en la habitación y lo ve.

-Papá. (Dijo con un nudo en la garganta).

+Silvi, mi Silvia mi adorado terremoto, ven aquí, ven con papá. 

-Papá...

+Silvia sabíamos que este día llegaría y creo, que es mejor así. Esta enfermedad ha acabado conmigo y yo sinceramente, estoy cansado de luchar contra imposibles. La muerte me ha hecho "jaque mate" pero tú, mi reina, vive, disfruta, ríe, enamórate y acierta de una vez, encuentra a tu hombre o a tu mujer, a quien te haga feliz y disfruta del amor. Sé siempre tú y nunca menos que nadie. Recuerda, todos somos iguales. Sé fuerte y, cuida a tu madre. Te quiero, te adoro y te todo. Vive Silvia (dijo su padre casi sin voz) vive y, recuerdame siempre. 

Cuando Silvia iba a hablar aún sin poder por las lágrimas, su padre dio el último suspiro agarrado de la mano de su pequeña y adorada hija. 

Lo supe, era él.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora