Brindemos, brindemos por hoy.

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Narra Andreu.

Hoy.
Hoy.
Hoy.
Hoy, es el día.
No puedo dejar de pensar en otra cosa.
Hoy, ceno con ella, con Silvia y francamente, estoy muy nervioso me tiembla hasta partes del cuerpo que no sabía ni que existía.
Me he tomado tres tilas y sigo igual espero que se me pase o haré el ridículo más grande de toda mi vida.

Voy a empezar a prepararme quiero darme un baño a ver si me relajo un poco, la bañera es mi lugar de evasión, donde no me tengo que preocupar por nada, el agua me tranquiliza. Me dirijo a la ducha pero antes pongo un disco en voz bajita así crea ambiente hoy, es el turno de Elvis.

Ha pasado una hora y me he salido de la bañera, con lo arrugado que estoy me he hechado 10 encima pero bueno, al rato la piel vuelve a su sitio.
Me dirijo al armario y lo miro con duda, no sé qué ponerme. Parece que no, pero soy muy coqueto, me gusta vestir bien y más para una ocasión así, especial.
Miro y vuelvo a mirar y ahí estaba. Un traje negro, pantalón y chaqueta sí, lo obvio pero este era el traje. Era un negro intenso un negro "piano" como me gusta decirle a mí, un negro carbón. Ahora toca la camisa, eso lo tenía más claro, una camisa gris marengo y una corbata del mismo tono, un poco monocromo sí, pero me veo realmente bien. Voy al baño y me peino.

-Se acerca la hora- dijo para sí.
En 15 minutos saldré para la casa de Silvia, me ha mandado la dirección y la pondré directamente en el gps del coche así evito perderme y llegar tarde. Estoy deseando verla, ver cómo va vestida,  ver su sonrisa, verla, de cualquier forma pero verla.

Ha llegado la hora, cojo la cartera, miro a ver si hay dinero y sí, he tirado por lo alto que no quiero escatimar en gastos, que sea catalán no significa que sea el presidente de la hermandad del puño acto seguido cojo el móvil, las llaves, apago las luces y cierro la puerta.

-Silvia voy a por tí- nunca pensé que mis labios pronunciasen esas palabras siendo verdad, porque en mi imaginación lo decía a diario.

Voy al garaje, entro en el coche, pongo las llaves en el contacto después de que metiese la dirección y arranco.

-Allá vamos- dijo en alto.

Narra Silvia.

Ya es la hora, Andreu tiene que estar apunto de venir. Se ha ofrecido a recogerme y mira, eso que me ahorro en buscar aparcamiento ya de perdidos al río.
Hoy ha sido un día raro, no sé estaba entre nerviosa y tranquila, inquieta más bien. No sé por qué me ponía nerviosa la cena con él si era solo eso, una cena.

Cuando salí de la ducha hará un par de horas me fui directa al armario y allí entre dilema de si falda, vestido o pantalón  vi el mono. El mono perfecto para la ocasión, un mono rojo pasión a media pierna y de manga francesa con un pequeño escote en la espalda, sencillo pero luego escogí unos taconazos negros que le daban el toque perfecto. Decidí que el maquillaje sería natural, ya llevo demasiada rojez encima como para pintarme la cara más de lo que debiera podría parecer un cristo y no era mi cometido.
Me arreglé el pelo y, como lo tengo corto y bastante moldeable las ondas se me quedan con facilidad eso sí, solo en las puntas para darle gracia al pelo que entre lo corto que lo tengo y que de cantidad tampoco es que ande muy abundante había que saber peinarlo. Ya esta lista. Estaba lista para pasar la noche con Andreu, voy al sofá y me siento a esperar a que me avise para bajar cuando de repente me suena el móvil, era él.

-¿Sí? respondí como si en la pantalla no pusiera quién es.
+¿Silvia? soy Andreu, estoy abajo así que si estás lista... puedes bajar ya.
No sabía por qué o no quería saberlo pero se me iluminó la cara cuando escuché su voz, ese fue el mejor maquillaje, la ilusión que empezaba a nacer en ella.
-¡Cojo el bolso y bajo! dijo. Y así hizo. Bajó.

Narra Andreu.

Silvia está bajando y yo cada vez estoy más nervioso cuando estoy toqueteando los botones de la radio escucho un golpe suave, lo suficiente para que se oyera, en la ventana del coche. Era ella. Fue ahí cuando los nervios se fueron, cuando la tranquilidad se apoderó de mí. Sí, ya sé que debería de ser cuando más nervioso debía de estar pero, me transmite tanta seguridad, tanta paz que es verla y volver en mí.

Mientras no dejaba de mirarla a esos ojos marrones, que hoy brillaban de manera especial, active el botón que abre las cuarto puertas para que subiera.

A- ¿Lista?
S- Lista.
A- pues ponte el cinturón y nos vamos que lo que nos faltaba era acabar en el hospital.

Empezamos a reír al unísono, no hay ni que dudar de que era risa nerviosa.

S- ¿Dónde vamos?
A- A un restaurante de un amigo, creo que te va a gustar.
S- Seguro que sí.

El camino pasó sin novedad, fuimos hablando de temas banales que si que tal el día, que si la televisión cada vez está peor fueron muchos temas los que tocamos hasta que, después de 10 minutos dando vueltas Silvia vio un aparcamiento y me gritó:

S- ¡¡¡AHÍ!!! dijo señalando al sitio.
A- Perfecto, vamos para allá que me está entrando un hambre...
S- Jajajajajaja y a mí ¡venga vamos aparca! ¡Qué lento Andreu!
A- Voy, voy que yo con prisas no sé conducir.
S- Vale... pero venga-  le regaló una sonrisa y un guiño de ojos.

Andreu solo pudo reír, reír mucho.

Nos bajamos del coche y ahí vi como iba, preciosa. El rojo le sienta bien, muy bien. Me sonrojé.

A- ¿Vamos? el restaurante es ese de ahí. Dije señalándolo.
S- Sí por Dios, creo que he perdido 150 gramos en todo el camino, me estoy "autocomiendo". Y empezó a reír. Andreu también lo hizo, su risa era contagiosa.

Llegamos al restaurante y me acerqué a la chica de la reservas:

A- Buenas noches, tengo una reserva a nombre de Andreu Buenafuente.
Chica- Buenas noches, sí, déjeme ver- la chica iba mirando la lista y dice:
Chica- Lo siento caballero pero aquí no hay ninguna reserva a su nombre- y se quedó tan tranquila.
A- ¿Cómo que no? dijo Andreu nervioso, soy amigo del dueño y me dijo que... - la chica lo cortó.
Chica- ¡¡Aaahh!! ¿es usted el amigo de Luis? ¡A ver empezado por ahí hombre! siganmé. Ellos obedecieron.

Estaba un poco incómodo por si alguien me conocía y no quería poner a Silvia en este tipo de situación, hoy no. Así que me voy camuflando como puedo y veo que Silvia se está dando cuenta porque se está riendo mucho.

-Aquí es- dijo la chica.
-Les dejo la carta y ahora les vienen a tomar nota. Qué disfruten.
+Gracias. Dijimos al unísono.

La mesa estaba apartada, íntima, cómo si estuviéramos en otro lugar distinto al que hemos venido. Le dije a Luis que algo discreto y, lo ha cumplido, le debo una. Y si todo sale bien, dos.
El camarero viene a tomarnos nota y pedimos un vino, eso me trae recuerdos. Recuerdos buenos.

Cuando nos sirven le propongo un brindis:

A- ¡Brindemos!
S- ¡Venga! pero... ¿por qué brindamos?
A- Por hoy.
S,A- Por hoy. Dijeron al unísono mientras sus miradas, sus miradas empezaban sin saberlo, a quererse en silencio.

pd: Hola! cómo ayer no pude publicar porque mis profesores piensan que vivo en la facultad no tuve tiempo así que para compensar jijijiji. Espero que os esté gustando la mitad de lo que a mi escribirlo! Nos vemos pronto!!

Lo supe, era él.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora