Vestido, tacón y alfombra.

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Suena el despertador y Silvia dando guantazos al aire intenta apagar ese ruido infernal que nos tortura cada mañana.
S- A dios pongo por testigo que hoy me echaré una siesta de campeonato- dice medio agonizando por el sueño.

Se gira y lo ve. Ahí estaba Andreu en su cama como Dios lo trajo al mundo tapado por una sábana un tanto extravagante muy Silvia Abril como diría cualquiera que la conoce.

S- Andreu... Andreu...- dice ella con tono de niña pequeña para ver, si se despertaba pero no hubo forma.

Al ver que no se despertaba y que aún era pronto para ir hacia el AVE decidió despertarlo a su forma, con amor. Silvia se acercó a su cara hasta que sus respiraciones iban al unísono y le dio un pequeño beso en la comisura del labio, siguió así por todo su cuerpo, cuello, mejillas, frente, nariz... todo el rostro a sabiendas de que Andreu ya estaba despierto pero le apetecía jugar y a ella, también.

S- Bueno, cómo  no te despiertas me voy, sé que me escuchas- dijo digna.

Cuando va a levantarse de la cama el brazo de Andreu se lo impide y la vuelve a tirar hacia él mientras pasaba su mano por su muslo y le besaba lento. Los besos cogieron fuerza y cada vez había más temperatura en esa habitación.
Tocaba, mordía, acariciaba, adoraba sus pechos mientras ella gemía de placer, llegó a su centro y allí empezó a decir nombres en vano, volvió a besarla mientras ella le tocaba todo su ser, cada vez había más fuerza, más rock and roll, más deseo, más intensidad hasta que entró en ella y gritaron juntos rompiendo el silencio de la mañana que estaba entrando.
Los movimientos cada vez eran más fuerte y el placer era aún mayor como el sonido de los gritos más intensos, dejaron todo su ser en aquella cama que una vez más, había sido testigo del deseo que sentía el uno por el otro.
Se miraban a los ojos cuando Andreu penetraba en ella con más decisión y ella, se entregaba como si del mismísimo lucifer se tratase. Juntos formaban el infierno más caliente y perverso al que puede llegar el ser humano. Mientras se miraban y se besaban llegaron al orgasmo, ese orgasmo que les confirmó una vez más, que querían eso durante el resto de sus vidas.

Silvia apoyó su cabeza en su pecho y dijo:
S- Creo que deberíamos de ir moviéndonos o si no perderemos el AVE.
A- Lo sé, pero no quiero. Me quiero quedar aquí contigo, todo el día viendo estas cuatro pareces y a la mujer más bonita del mundo- dijo riendo.
S- Te quiero- susurró.
A- Y yo, pequeña. Como nunca a nadie. Pero creo que tienes razón, muy a nuestro pesar tenemos que ir a Madrid, hoy es el día.

Silvia y Andreu se levantaron de la cama y mientras él preparaba el desayuno ella se iba duchando.
Hoy tenían una entrega de premios, los Forqué, y Andreu tras invitarla a ir con él empezó a pensar qué cómo iba a reaccionar la prensa, aún no sabían nada pero su plan  ya había empezado y Los Forqué fue la excusa perfecta para decirle a España que estaba enamorado de ella.

Narra Andreu.

Vamos corriendo hacia el AVE normal, casi lo perdemos pero ya hemos entrado y estamos solos en el vagón ¡qué paz! Silvia se ha quedado dormida, es como un niña chica siempre que se monta en algo que anda se duerme así no hay quien se entretenga pero bueno, aprovecho para escribir y pintar así se me hace más ameno.

Le propuse a Silvia que viniera conmigo a Madrid para acompañarme pero, lo que ella no sabe es que también viene a los premios hoy pasaremos por la alfombra de la mano y la besaré en el photocall y será cuando de verdad y, pese a quien le pese pueda gritar que la quiero.
Los otros días fui con Ana de compras porque necesitaba ropa y no sabía que ponerme para hoy pero, paseando por la diagonal lo vi. Fue amor a primer escaparate como me dice ella cada vez que compra algo y entré decidido a por el vestido que sé que le quedará como un guante.
El traje era precioso, era largo y negro y por delante no tenía escote cosa que no me hizo mucha gracia porque tiene un escote realmente bonito pero, cuando le di la vuelta llevaba la espalda descubierta y Ana se fijó que tenía una gran raja que le llegaría hasta el final del muslo. Era perfecto para ella, discreto y provocador, seductor y recatado, sensual a la par que sexy, era de verdad, el vestido para una noche en la que sería sin saberlo, la protagonista.

Luego, Ana me recomendó una tienda de zapatos y allí le compre un tacón de aguja, según Ana, la verdad en esos temas me pierdo bastante color gris pero, era un gris brillante como metalizado, no sé si me explico y el tacón estaba formado como por pequeños diamantes era precioso y con la raja del vestido podría lucirlo y disfrutar de ellos.

Cuando llegamos a Madrid desperté a Silvia y entre las súplicas de "cinco minutos más" conseguí levantarla e irnos al hotel.

S- Uff... menos mal que hemos llegado ya y yo tengo toda la noche para descansar.
A- ¿Descansar? ¡de eso nada!
S- ¿cómo que no? si tu te vas a los premios qué voy hacer si no.
A- Silvia...- dijo un Andreu nervioso.
S- Andreu...- contesto con guasa.
A- ¿Me acompañas a los premios a pasar conmigo por esa maravillosa y mágica alfombra roja?

Silvia abrió la boca por lo que le había propuesto aunque aún no sabía lo que estaba por llegar.

A-¿Silvia? - volvió a repetir sin obtener respuesta.

Lo supe, era él.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora