El genio y la lámpara.

490 12 3
                                    

"Quien más, quien menos
tiró una vez la casa por la ventana,
se tatuó en las sienes una diana
probó un veneno.

Quien más, quien menos
se ha tomado a sí mismo como rehén
y tiene una conciencia todoterreno
del mal y el bien"

Sonaba Sabina y, fue escuchar esos versos mágicos para que dieran un paso más.

Ya era hora, lo necesitaban, se necesitaban y había pasado mucho tiempo desde que volvieron a unir sus caminos delante de un país convertidos en cámaras, delante de miles de personas que no estaban allí para ser testigos de un amor infranqueable. 

Era hora de dar un paso más, más juntos, más unidos, más uno. Hoy era el día, hoy habría una propuesta y precisamente esta, no era indecente.

NARRA SILVIA.

No puedo más, lo necesito cada vez más, quiero ver tu cara cada mañana y todas las madrugadas desde Enero hasta Diciembre. Quiero poder llorar a deshora si me apetece y reírme mientras pintamos. Quiero que un viernes al mes vayamos a la playa y estemos en silencio. Quiero que llenemos un salón de cuadros, de arte de nosotros. 

Quiero un jarrón con flores los domingo por la mañana y café recién hecho para tomárnoslo en el jardín. Quiero decirte "te quiero" en todos los idiomas pero que estés ahí, a mi lado, para darme un beso cuando más lo necesito mientras me desnudo ante tus ojos. Quiero comer contigo todos los días y hacer el amor todas las noches.

Llevo meses buscando y frotando lámparas para ver si sale el genio y pedirle tres deseos aunque en realidad, los tres son el mismo.

Si me encontrara a ese genio y me diera la oportunidad de pedirle algo solamente pediría que quiero pasar el resto de mis días contigo, solo contigo, en una isla desierta alejada de todo y de todos tú, yo y nuestro mundo.

Negaría y mentiría si no te dijera que necesitamos nuestro espacio pero para eso tenemos que tener una casa bien grande porque Andreu, lo que quiero decirte mientras me abro a ti, en este mismo momento voy a dar un paso que deseo dar desde que decidimos estar juntos para el resto de la vida es que, quiero tirar la casa por la ventana, tatuarme tu nombre en mi frente si me hace falta, pintar cuadros absurdos y colgarlos en la cocina, nuestra cocina, nuestro salón, nuestra casa. Andreu ¿quieres compartir conmigo todas las partes de una casa? ¿quieres vivir conmigo?


Y fue ahí cuando un Andreu perplejo sentado en el banco de aquel parque verde bajo el sol que cegaba  dijo:

A- Sí, sí, sí, sí quiero ¡claro qué quiero!- la cogió en brazos y empezaron a dar vueltas juntos mientras se besaban y reían por la emoción del momento.

A- Estaría loco si no me fuera a vivir contigo, me muero por besarte cuando me desvele en las madrugadas y oler tu pelo sin que te des cuenta, deseo hacerte el desayuno e ir a por el pan para el arroz del domingo. 

Silvia empezó a llorar de felicidad, y se abrazó a el como un tonto a una reja. 

S- Te quiero, te quiero, te quiero. 

A- Nunca más que yo.


NARRA ANDREU

Aún no me lo creo y la tengo a mi lado. Cuanto más lo pienso más me gusta la idea de que por fin, viviremos juntos y compartiremos el resto de horas que todo este tiempo no hemos compartido. 

Y ahora, ahí está, en mi cama desnuda cubierta por las sábanas y su tez, su piel es preciosa y reluce felicidad como sus ojos. Está durmiendo en mi pecho y yo, me he desvelado una noche más, la verdad que me da igual,  nunca fui hombre de dormir toda la noche del tirón aunque siempre he aprovechado para pintar o escribir pero hoy, no quiero. Hoy quiero mirarla y disfrutarla sin que ella se de cuenta de lo que la quiero. 

Ha sido tan valiente de pedirme que nos vayamos a vivir juntos que en realidad, no hemos hablado mucho más porque de la emoción vinimos a casa he hicimos el amor durante horas, sin cansarnos, besos lentos, caricias sentidas, orgasmos enamorados hasta que caímos rendidos entre las sábanas y nos dormimos. 

Tengo que sorprenderla con algo y ya sé que es. 

Siempre quiso un lugar tranquilo para vivir y una casa con jardín y yo, sin que ella lo supiera, tengo la casa perfecta. La nuestra.

Tenemos casa y Silvia no sabe nada.

A- Silvia ¡Feliz cumpleaños mi amor! - dijo en un grito silencio para no despertarla. 

A- El día de tu cumpleaños, conocerás nuestra casa. Bienvenida una vez más a este camino que hoy, se une aún más- dijo Andreu en voz baja mientras sus ojos se iban cerrando. -Te quiero-. fueron sus últimas palabras antes de volver a dormirse abrazado a la mujer  de su vida. 

Estoy segura de que en su subconsciente gritaba "era ella". 

Lo supe, era él.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora