Capítulo 1

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Serena entró al consultorio, vestida con falda de tubo larga color negro y una bella blusa de seda blanca que la hacía lucir muy profesional, se quitó los lentes y dijo poniéndolos sobre el escritorio:

—buenas noches, doctor, ¿nos vamos ya?

—señorita Tsukino—dice el levantándose de la cómoda silla azul turquí—tan bella como siempre—dijo mirándola de arriba abajo y cerrando con llave la puerta del consultorio.

—no—dijo ella nerviosa cuando él se le acerco sigilosamente por detrás—aquí no.

El se hace frente a ella, ahí de pie y luciendo increíblemente sensual en ese traje y bata larga y blanca, ella lo mira con la misma pasión y deseo que el.

—en verdad eres condenadamente guapo, doctor Chiba.

—pero nunca más de lo que es usted, señorita Tsukino—dice acercándosele más, mucho más a los labios.

—¡ah!—dice ella entrelazando sus manos en su cuello—si nos van a echar, al menos que sea porque nos divertimos mucho.

—como me gusta que sea tan temeraria hermosa mujer.

Sin más juegos, el desabrocha su blusa y bajando su sostén empieza a saborear sus senos. Ella perdida entre el placer que le producen sus succiones, lo hala mas fuerte por el cabello obligándolo a que la mire y le dice:

—siéntate.

El obedece inmediatamente, se iba a quitar la bata pero ella no se lo permite. Le quita el estetoscopio y poniéndolo sobre el escritorio, él le sube la falda. Mientras ella desabrocha su camisa para besar su bien marcado pecho, él la despoja de la delicada tanga blanca que estaba usando. Tomándolo en una mano, se introduce en ella de golpe. Ella empieza a moverse lentamente sobre él y le dice:

—si...así doctor. Oh...es tan delicioso.

—¿le gusta doctora?—dice sonriendo muy divertido de verla tan sonrojada— ¿mas?

—oh si, mas...

Él le agarra fuertemente el trasero y empieza a succionar sus pezones por turnos, la sensación es deliciosa es realmente embriagante para ambos. Estar haciéndolo en su lugar de trabajo, era algo bastante excitante. Los excitaba aun mas, saber que alguien pudiera descubrirlos.

oh Darien...mi Darien así. Mas....mucho mas mi apuesto doctor...——pensó ella ¡ah...!—gimió cuando él la nalgueo.

oh Serena, así muñeca. Muévete más...——preciosa sí, que delicia...

Dado en el lugar en el que estaban, ambos estaban bastante nerviosos. Ella araño un poco su espalda e intensificando sus movimientos, estallo en un delicioso y prolongado orgasmo.

—¡Darien...!

—todo nena, dámelo todo Serena...——dijo el llegando con ella.

Después de haberlo hecho ella se levanto, arreglo su falda, su blusa, su cabello y poniéndose los lentes lo miro con reproche y le dijo sonriendo:

—ay mi amor, no deberías hacerme esto. Nos pueden despedir si nos descubren en estas.

—ay mi amor—dijo acomodándose la bata y abrazándola— ¿quién me va venir a decir a mí que no le puedo hacer el amor a mi bella y sensual esposa?

—no nadie—dijo ella riendo—lo que si te pueden reclamar, es él cuando y el donde doctor Chiba.

—te gusta llamarme así ¿no es cierto?—dijo dándole esa hermosa sonrisa de actor.

Lo que fue antes de ser Tokio de CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora