Capítulo 1

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En un mundo arropado por la tegnología, donde los libros son cada día más olvidados y los estantes de las librerías están cada día más empolvados; una chica como la nieta de Adela, o sea, Albha, queda como la pieza equivocada del rompe-cabezas, o al menos, así es como se sentía Albha.

Cada día al caer la tarde, Albha salía de la casa de su abuela en busca de paz y tranquilidad para su ábito de lectura, no es que la casa de Adela fuese un sitio ruidoso, todo lo contrario, parecía ser muy silencioso, pero para Albha el lugar más hermoso era allí, justo en el hueco de aquel viejo árbol que le había visto crecer, donde anidaban hermosas avecillas cantoras y ardillas en busca de nueces.
Para Albha éste era el mejor lugar para leer, sentía que desde allí podía adentrarse en otro mundo.

Tal como había hecho desde que tenía memoria, fue allí, a leer en el hueco del viejo árbol de nueces. Al terminar su lectura, casi en el tiempo en que los rayos de sol no alumbran; se despidió del bosque como si fuese su amigo, y de hecho así le consideraba, su único y verdadero amigo.

-¡Querida! -dijo Adela al ver llegar a Albha-. ¿Por qué tardaste tanto? -continuó.

-No te angusties abuela -dijo la muchacha sonríente-. estoy bien.

-¿Qué has estado haciendo?
-preguntó la abuela con fingida intrigación-.
-He estado jugando con los duendes abuela.

El sarcasmo en su voz era notable.

La abuela sólo se limitó a mirar a Albha de una forma extraña, pero que Albha interpretó como una mueca jocosa.

Luego de unas horas, cenaron, y en momento de distracción reinó el silencio y se escuchó el hermoso canto del viento.

El viento soplaba en la casa usualmente, la casa de Adela no quedaba en el bosque espenso, pero sí muy serca suyo y sobre todo, alejada de la ciudad.

Una vez se apagaron las luces, Albha y Adela se desearon buenas noches, una a la otra, como ya era costumbre.

-Ya estás dormida? -Replicó Adela y tal hecho extrañó a Albha.

-No abuela ¿Te encuentras bien?

-Por supuesto querida, sólo quería pregutarte algo... ¿ te gustaría escuchar una historia?

Albha frunció el ceño en medio de la oscuridad, por un leve instante la actitud de Adela le pareció extraña. Lo pensó durante unos segundos más y finalmente contestó.

-¡Por supuesto que sí!

-Bien. Esta es la historia de un mundo que no existió, pero que aún existe para algunos pocos; donde nada es lo que parece, pero todo es lo que parece ser...

A albha no parecieron extrañarle las expresiones de la abuela; aun en los momentos que parecía estar confundida no interrumpió, sólo se limitó a escucharle en silencio.

Luego de que la abuela terminó su relato, se acercó a su estante que siempre mantenía cerrado bajo llave y abrió con suma delicadeza, como si se tratase de un delicado lienzo de seda. Albha la miraba en silencio, pero su mirada ardía en emoción. Luego de unos minutos Adela regresó a la cama y trajo en sus manos un libro, el libro más hermoso que Albha hubiese visto alguna vez.

-Albha -dijo Adela cortando el silencio-. Pequeña Albha, todos nacemos con un propósito; algunos son fáciles, otros, en cambio, también lo son, la diferencia está en que algunos requieren mayor esfuerzo. Los libros -continuó-. No sólo contienen la maravillosa imaginación de sus autores, también poseen algo que los hace especial, magia -Dijo haciendo énfasis en la última frase-. Este es el regalo de la abuela Adela para ti querida.

Albha tomó el libro entre sus manos y observó con gran encanto bajo los pequeños rayos de luz de la lámpara de gas que se posaba en medio de la habitación.

-Gracias abuela, pero mi cumpleaños es mañana, te hubieses aguantado hasta el amanecer, hoy ya es tarde. -Dijo la muchacha mirando a su abuela con notable ternura.

-Ya es tarde -Repitió la abuela.
-Ya es tarde... -Dijo una vez más, pero está vez su voz fue como un susurro para sí misma.

LUMBERT (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora