Capítulo 2 (2da parte)

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Adela al llegar de la ciudad se puso en marcha para preparar una gran torta de maíz con los ingredientes que había comprado. Tomó una gran bandeja de metal y la puso encima del ardiente fogón para utilizarla como plataforma de su torta.

Albha llegó a la casa algo excitada puesto a que había llegado casi corriendo.

— ¿Qué te ocurre pequeña?
—exclamó Adela al ver su precipitación. Albha pensó un momento en lo que había ocurrido en el bosque, pero finalmemte resoindio.

— No es nada abuela, es sólo que he venido corriendo porque ya casi estaba cayendo la noche.

— Haz hecho bien —respondió
Adela—. No debes estar en el bosque por la noche.

Albha asintió en silencio; luego de esto se dirigió a la habitación y colocó el libro bajo su almohada.

Abuela  —exclamó al entrar a la pequeña sala —. hoy cuando me levanté  no estabas en casa ¿A dónde fuiste? —Continuó.

— Oh sí —Respondió Adela—.  fui a la ciudad a comprar algunas cosas para hacer una torta de maíz.

— ¿Y por qué no me dijiste? Yo pude haber ido contigo —continuó en tono indignado.

— Pensé que querías tiempo para leer tu libro... ¿Cómo te fue con eso?

— Bien, supongo...

— ¿Supones?

— Sí —Respondió Albha y por su tono de voz Adela entendió que ese era el fin de la conversación.

Albha se dirigió a la parte de aquella pequeña casucha donde según ella, se encontraba la cocina. Rebuscó entre la borsa que Adela había traído de la tienda y sacó unos cuantos dulces. Después volvió a poner la borsa tal cual estaba. Echó una mirada a la torta de Adela la cual ya estaba en proceso de cocción y aspiró un poco de su aroma. Salió de la cocina o más bien, de la casa; para luego sentarse en un tronco frente a esta.

— ¿Cómo te sientes pequeña? —Dijo Adela a sus espaldas.

— ¿Por qué me preguntas eso abuela?

—Te he notado pensativa.

— No me pasa nada abuela, sólo estoy algo cansada...

-Quizás algo de torta te quite el cansancio —Dijo Adela divertida.

Albha asintió y se dirigió junto a Adela  a la cocina.
Adela tomó un cuchillo y cortó la torta como si fuese un pastel, luego de haberle espolvoreado azúcar. Colocó un pedazo en forma triangular en un plato y lo puso en la mesa para Albha. Luego hizo exactamente el mismo proceso y se sentó a la mesa junto a Albha.

— Está muy rica abuela, me gustaría poder cocinar así como tú, pero soy un verdadero desastre  —dijo Albha mientras masticaba un pedazo de la torta.

— Albha no hables con comida en la boca y ... —hizo una pausa—. No eres un desastre, es sólo que no todos tenemos las mismas cualidades... ¿recuerdas esa frase que mencioné la otra vez? Es de un gran escritor, un humano que fue muy sabio ... ¿la recuerdas?

—Sí abuela... "No se puede juzgar a un pez por su capacidad de trepar a un árbol"

— Exacto querida. Ahora es mejor que comas tu torta, no queda mucho tiempo.

—¿Mucho tiempo para qué? —Dijo Albha extrañada.

A Adela se le aceleró un poco el corazón, pero fue rápida y pudo responder la pregunta sin darle nada a sospechar A Albha.

— Para que se enfríe —dijo finalmente.

Ambas continuaron comiendo mientras el silencio inundaba. Sólo era interrumpido de vez en cuando, cuando los tenedores chocaban contra sus platos.

Luego de haber cenado Albha sintió que tenía calor y se le ocurrió una idea, pero no estaba segura de que resurtara ya que Adela siempre decía que ir al bosque por la noche no era permitido y además era arriesgado y bastante peligroso.

— Abuela  —Dijo Albha interrumpiendo el silencio en la    mesa—. Yo... quiero ir al lago unos minutos, tengo mucha calor.

Adela miró un momento hacia la pared justo donde se encontraba aquel viejo reloj ( 11: 35 PM) — Está bien  —dijo finalmente.

Albha se quedó muy sorprendida, era en lo absoluto muy extraño que Adela hubiese dicho que sí, sin pretesto alguno. Muy emocionada se puso de pie, tomó los platos de ambas y los puso en la cocina, entró a la habitación  y tomó una manta.

—¡Gracias abuela! —gritó mientras salía por la puerta principal.

— ¡Espera!  —Le gritó Adela y Albha se volvió hacia ella—-. ¿Si?  —dijo casi convencida de que Adela había cambiado de opinión.

—No he cambiado de opinión  —dijo Adela adivinando sus
pensamientos—. sólo quería decirte algo muy importante, no tengas miedo pequeña, tú puedes lograr maravillas, no temas de nada y siempre buscame en tu memoria y sobre todo en tu corazón. Siempre estaré contigo, sólo basta que me veas.

Albha se sintió muy extrañada con esas palabras, parecía como si Adela se estuviese despidiendo de ella, pensó. Le dirigió una gran sonrisa y la abrazó.

— Sabes que te amo abuela, no te preocupes, en un rato regreso. —dijo mientras se ponía en camino al lago.

Adela dio media vuelta y sintió como aquellas palabras hacían eco en su mente "regreso"...





Palabras desconocidas:

1. Fogón :

Sitio en la cocina que ha sido adecuado para el uso del fuego con el proposito de cocinar.

LUMBERT (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora