Capítulo 2

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Finalmente Albha se dispuso a leer el libro. En la 1ra página había una dedicatoria :

"(XVII) La humanidad está extrañamente equivocada, dicen vivir en la realidad, pero... ¿Que les hace pensar que no viven en un sueño?

Att: El mundo de los sueños. "

A Albha estas palabras sólo le emocionaron aun más. El libro parecía cada vez más interesante, lo leía sin prisa, con atención.

El primer capítulo estaba después de un salto de página. A Albha pareció extrañarle que el libro no tuviese prólogo, pero al final decidió continuar con la lectura.

Adela llegó a la casa, muy pocas veces había ido a la ciudad, pero hoy era necesario, se levantó temprano, cocinó un caldo de pollo, dejó un gran tazón para Albha y luego salió de camino a la ciudad. Al llegar a la casa, encontró una pequeña nota junto al tazón de caldo de Albha. En la nota Albha le decía que iría a leer el libro que ella le había regalado la noche anterior.

Adela sintió una gran tristeza y a la vez gran emoción, sabía lo que ocurriría, había esperado ese momento durante 17 años, pero no podía evitar sentir miedo. De pronto se preguntó ¿Y si Albha no estaba aún preparada? Suspiró y finalmente apartó de su memoria los pensamientos negativos. —Todo saldrá bien —se dijo a sí misma.

Albha no se percató de cuanto tiempo había pasado, pero supuso ya era tarde, o eso era lo que le querían hacer creer sus tripas.

Se paró del hueco, tomó una hoja seca y la usó como separador, puso el libro sobre las hojas secas, luego se estiró un poco y trato de alcanzar una de las hojas verdes del árbol, pero no alcanzó; se estiró una y otra vez, pero no lo lograba, era muy pequeña, al menos era pequeña en comparación a la altura a las ramas del árbol. Finalmente se fastidió y se sentó en el suelo una vez más con los brazos y piernas cruzadas.

Luego de que su pequeño ataque de ira pasó, decidió que sería mejor usar una hoja de cualquier otro árbol. En fin, era sólo una simple hoja.

Se acercó a una pequeña planta que la verdad, no sabía que tipo de planta era. Albha podía recordar los nombres de los personajes de cualquier historia, por mucho que fuesen, pero si se trataba de árboles y plantas su memoria parecía desvanecerse.

Acercó su mano a la planta con disposición de arrancarle una hoja.

¡Auch! —dijo al sentir el punzón de la planta en su dedo pulgar—. hay plantas con espinas dijo la abuela
—decía gritando—. Debes saber cuáles son, decía.

Albha tomó su dedo y lo introdujo en su boca, como queriendo aliviar el dolor.

— Todo esto es culpa de la abuela
—Gruñó—. vive quejandose de que lea tantos libros y que me da para mi cumpleaños ¡un libro! —Gritó mientras tomaba el libro en sus manos para luego lanzarlo contra el gran árbol.

De pronto se dio cuenta de lo que había hecho, rápidamente se apresuró hacia el libro, pero algo la detuvo, el libro se había iluminado, parecía un gran foco. Albha se alejó y estrujo sus ojos, seguro lo había imaginado, una vez más intentó acercarse, pero esta vez nada pasó. Tomó el libro y casi corriendo se puso en marcha para llegar a casa.

LUMBERT (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora