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-¡No tuviste porqué hacer eso!- exclamó Danielle molesta

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-¡No tuviste porqué hacer eso!- exclamó Danielle molesta.
-Simplemente no podía quedarme callado- se defendió el pelinegro.
-Si no quería decirle lo que sentía por él, no debiste entrometerte- escupió a la defensiva.
-¡Por supuesto! ¿Y dejarte llorar como una chiquilla cada vez que él estaba con Nathalia?- atacó con firmeza- eres mi prima y no quiero que cualquier idiota te lastime, aunque éste sea mi mejor amigo- finalizó.
-¿Cómo reaccionarias tú, si alguien más le dijera a la chica que te gusta lo que sientes?- respondió la castaña en un susurro, inaudible; que por suerte Jos había logrado comprender
-Lo siento, pero me molestó el percatarme de que estuvieses sufriendo por él- pidió el chico firme.
-No es tu culpa, todo es por mí- finalizó -No tienes porqué irte, es tu casa y si alguien debería irse es él- soltó el ojimiel, tratando de hacer cambiar de parecer a Danielle, la cual estaba dispuesta a irse con tal de olvidar al chico.
-No lo sé Jos...
-¡Vamos Danie!- exclamó el chico- no tienes porqué hacerlo, quedate por mi, no por él ni por otra persona- finalizo, suplicante.
Los deseos de mudarme de casa fracasaron al escuchar que Jos se quejaba de lo cobarde y débil que era ¿pero quién quisiera quedarse viviendo frente al chico que ama, mientras este es feliz con su hermosa novia? ¡Exacto! Y, yo no seria la excepción; sin embargo gracias a mi querido y amado primo ahora tenia que tragarme el orgullo y fingir que el teñido jamás supo lo que sentía por él, todo estaba tan bien, según yo no me estaba siendo tan difícil olvidarme de él, pero como en toda historia de la escritora extraña, no todo es lo que se aparenta, así que regresando con mi narración. Alonso apareció frente a mi puerta, pude notar que bajo sus ojos comenzaban a brotar unas oscuras ojeras, mientras que sus ojos misteriosos habían perdido por completo el brillo que irradiaba de ellos, llegando a lastimarme el observarle en aquel estado.
Su sonrisa a medias, fue lo que sin lugar a dudas me quito el aliento. Y, no me refiero a una falta de aliento buena, si no todo lo opuesto.
-Hola Danie- saludó
-Alonso- respondí, luchando con las inmensas ganas de lanzarme a sus brazos y decirle que le amaba.
-Yo... Solo venia a obsequiarte eso- comentó, elevando la pequeña caja que tenia entre sus manos.
-No...
-Lo es, sé que es un tanto extraño que aparezca frente a tu puerta solo para obsequiarte una patética caja, cuando ni siquiera hemos sido amigos- interrumpió el teñido, sobando su nuca; manteniendo así la caja en la mano libre, dándole un toque infantil.
-Lo fuimos- confese en un susurro- no debías hacerlo- finalicé, deseando que no haya escuchado lo anterior
-Es importante que lo tengas, es algo que jamás pude decirte o darte, pero creo que las personas encuentran valentía cuando están por marcharse- comentó, alzando los hombros de arriba abajo
-Tú...
-Necesito salir de aquí un par de días- soltó cabizbajo- problemas del corazón- añadió.
Ante aquello, no logré hacer nada más que guardar silencio; el no ver a Nathalia merodeando por casa de Alonso se me hizo bastante extraño, jamás me imagine que esta había roto el corazón del teñido, mientras con aquello comprendía que él verdaderamente le amaba.
-Gracias- Solté, tomando la caja de las manos del chico, para entrar a casa antes de derrumbarle frente a él.

-Gracias- Solté, tomando la caja de las manos del chico, para entrar a casa antes de derrumbarle frente a él

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Mɪ ᴠᴇᴄɪɴᴀ [A.V]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora