Mɪ ᴠᴇᴄɪɴᴀ [A.V]

••|VI|••

No sé si asustarme o agradecer por lo que ha ocurrido en este día, pero creo que elegir la segunda opción. Tus ojos son aún más hermosos viéndoles de frente. Y, a pesar de no ser lo suficientemente valiente al observarte por más tiempo, logré que mantuviera tu mirada fija en mis ojos. Creo que al final el segundo deseo se cumplió, quizá debería agradecer que olvidara las llaves de casa ya que fue la razón por la cual me notaste. Y, es que ¿quién no se percataría del chico que ha roto un vidrio para lograr abrir la puerta? Fue el día más vergonzoso ¿Por qué precisamente decidiste notarme aquel día? Pudiste haberme notado al día siguiente, pero creo que la vida tiene algo en contra mío ya que el que observaras lo desesperado que me encontraba por entrar a casa, simplemente no fue lo mejor que pudiste haber hecho; sin embargo sonreíste al notar lo que había hecho, tus ojos se achican cuando ríes, dándote un aspecto infantil. Y, aquí entre nos, me has enganchado por completo ante aquel acto, tus ojos cafés conectaron con los míos en cuanto sonreías y yo por fin podía estar dentro de casa, preocupado por cómo tapar el hoyo que había dejado al quebrar el cristal de mi ventana, sintiéndome culpable al recordar lo que mamá sufrió buscando el mismo diseño de los demás cristales; al final comprendí porque al llegar a esta casa lo que faltaba era aquel cristal, sintiendo lo que quizá en su momento sintió el antiguo dueño. Preguntándome si a ellos o ellas les había ocurrido justo en el momento en que la persona que querían les observaba con diversión de lejos. Aquel día te vi dudando sobre acercarte o no, me hubiese gustado que lo hicieras, sin embargo el destino me recordó que no era la suficientemente bueno ni valiente como para tenerte al lado sin ponerme nervioso, incluso no dure ni 10 segundos observando tus ojos mientras tu observabas los míos. Y, esta vez puedo decir que no tengo otro deseo más, tal vez será mejor dejar de jugar a estar bien al observarte de lejos y debo aceptar que jamas te tendré. ¿Te gustaría cruzar la calle y entrar en mi vida? Te aseguro que no lo lamentarás. O, mejor aún, no te aburrirás si entras en mi vida.
¿Aceptarias aquello? Porque es lo que más deseo en este mismo instante.