Cap 4

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Tom sintió como Bill le tomo la mano, e inmediatamente entendió porque lo había hecho, de esa forma no sospecharían el porqué de su cercanía, así que no dijo nada y se dejo guiar hasta la puerta de su casa.

Busco en sus bolsillos las llaves y las saco, luego comenzó una serie de intentos fútiles por abrir la puerta, Bill quiso ayudarlo, pero lo dejo a su voluntad para no incomodarlo aun más de lo que ya estaba, sin embargo se hizo una nota mental de ayudarlo a marcar cada llave con un distintivo al tacto para no confundirse. Finalmente Tom logro abrir la puerta por si mismo, y Bill noto una ligera expresión de satisfacción en ese pequeño hecho.

Literalmente Tom sonrió, y Bill no pudo creer lo hermosa que era esa sonrisa, todo su rostro cambiaba solo con una sonrisa, sus blancos y perfectos dientes contrastaban con el bronceado de su piel, era un detalle pequeño, pero para Tom debió significar un logro ante su nueva adversidad. Bill de nuevo sintió arder sus mejillas, pero no dijo nada, solo lo siguió dentro de la casa.

Ya adentro, Tom se sintió un poco mas calmado y trato de abrir su mente de manera que al menos se día no pusiera tanta resistencia ante la ayuda de Bill.

Ese día no existía nada mas, ni la luz, ni el tiempo ni las prisas, solo el y la voz de esa persona llamada Bill. Había algo extraño en su voz, era suave y reconfortante, le hacía sentir un leve sentido de paz y se pregunto cual sería su apariencia... definitivamente su voz no concordaba con su supuesta edad.

Llegado el momento, Bill comenzó con las enseñanzas básicas.

-"Mantenga su brazo bajo y busque con el dorso de su mano los contornos de la pared y la dimensión del cuarto..."

-"Deje que su dorso y nudillos hagan el trabajo, mantenga sus dedos curvados hacia dentro..."

-"Trate de visualizar el entorno..."

Tom escuchaba esas indicaciones pero por dentro quería gritar de frustración y rabia.

Lo único que lo calmaba era el tono de la voz de Bill, y su olor... Dios, su olor era increíble, una mezcla de esencia natural de hombre y un perfume sutil que no supo identificar. Tom no entendía como un hombre de 45 años podía oler tan bien... su olor, su calidez a pesar de sus ordenes... todo eso daba la idea que Bill era un hombre joven.

Sin embargo se dio cuenta que no podía juzgar la edad de una persona por el timbre de su voz, o por el perfume de su cuerpo. Eso era una de las tantas cosas que tendría que aprender de ahora en adelante si es que sus ojos se negaban a recuperarse.

Mientras tanto, recorrió su propia casa de arriba abajo, memorizando cada detalle y ubicación de las cosas, hasta que fue capaz de caminar por si mismo sin chocar con cada mueble que tenía al frente.

-"Lo está haciendo muy bien Señor Kaulitz." Le dijo Bill.

A pesar de saber que era verdad, Tom sintió deseo de hacer callar a Bill, no quería que lo felicitara por algo tan básico como moverse solo por su propia maldita casa.

-"Es mi casa, al menos esto debo hacer bien." Respondió fríamente.

-"Seria mas fácil si utilizara un bastón." Le dijo Bill.

-"No, eso nunca." Dijo Tom categóricamente, un bastón de ciego seria demasiado humillante.

-"Bueno, lo dejare encima de la mesa si es que cambia de opinión." Le dijo Bill.

-"No cambiare de opinión."

-"Como usted quiera."

Tom escucho en el tono de Bill la desaprobación de esas palabras, sin embargo el timbre de voz era neutro, no había emoción detrás de cada frase, era como si Bill no se diera cuenta de la dimensión del problema que tenia al frente, Tom se sintió frustrado en darse cuenta que Bill no entendía lo que el estaba pasando, lo difícil de su situación.

Amando a OscurasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora