Camino lentamente hacia el altar; el aroma de las flores invade todo el ambiente, los presentes sonríen, algunos con pequeñas lágrimas de felicidad y otros como si no pudiesen creer lo que ocurre.
Mi madre me mira con dulzura aunque puedo verla no muy convencida, aún recuerdo sus palabras retumbando en mi mente.
Siempre he leído historias con finales felices; desde muy joven supe que no estaban destinadas a todo el mundo y desde lo más profundo de mi corazón anhelaba ser parte de una. Pero yo no quería cualquier historia, yo deseaba ser la protagonista de aquella que no poseía un final; sino un camino de sonrisas, amor, lealtad y confianza.
En algún momento creí que lo había conseguido, pero todo se desbarató. Lo que antes creía ya no era y lo que ahora es no sé como manejarlo.
Mi estómago se retuerce con cada paso que doy, todos mis secretos, miedos, sueños, metas, alegrías, dolores; absolutamente todo lo tendré que compartir con el hombre que me espera al final de este camino, porque sino es con él ¿con quién lo haría?
Y es en ese preciso instante, a esos escasos metros volteo a verlo. Puedo observar a través de mis ojos su piel blanca como la nieve, la sutil barba que se ha dejado crecer, sus labios carnosos creando una línea recta a causa de la tensión. Sus abundantes pestañas, sus ojos cristalinos mirando al frente.
Mi mente se llena de dudas.
Mi corazón comienza a latir rápidamente.
Mi garganta se vuelve seca como el desierto en solo unos segundos.
Las manos me tiemblan.
La respiración se vuelve entrecortada y me doy cuenta que acabo de llegar al final del camino.
—Neferet, ¿te encuentras bien? —volteo a verlo y esta vez no me quedan dudas.
—No —contesto llena de temor.
—¿Qué sucede cariño? —toma mis manos y puedo observar un dejo de preocupación.
—Estoy a punto de cometer el peor error de mi vida —respondo en apenas un murmullo.
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La Boda de Neferet
RomanceNeferet, mujer de corazón noble y valeroso. La sangre egipcia corre por tus venas y el misterio que escondes en tus ojos te vuelve exótica y sagaz. El amor ha tocado a tu puerta pero tú aún no lo has notado. ¿Es que acaso tienes miedo? Las dudas s...