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—¡No puede ser! —el chillido de mi madre taladra mis oídos en apenas unos segundos y le sonrío con dificultad, su alegría es palpable— ¡Agnes! ¡Agnes querida! ¡Tienes que ver esto!

A los pocos minutos, una figura esbelta vestida con unos shorts de mezclilla y una enorme t-shirt de Bob Marley se recuesta por el umbral de la puerta y sonríe de lado. En sus manos lleva una gran carpeta blanca con el título "Al fin Neferet se casa". Ruedo los ojos mientras mi madre frunce el ceño, entonces abre la boca en una muestra de indignación y me mira con reproche.

—¿Ella ya lo sabía? —pregunta con la voz aguda.

—Yo sé todo Nathifa, ¿por qué crees que soy la mejor amiga? —la burla es notoria en su voz.

—No me culpes mamá, sabes que Nes tiene esa forma tan... suya de percibir las cosas —me excusé—. Estuvo una hora y media detrás de mí como una enferma psicótica hasta que le mostré el anillo y ¿sabes qué fue lo que hizo? De su armario sacó esa bendita carpeta, es una maldita.

La risa de ambas mujeres hizo que me molestase; las  dos sabían de mi rechazo al matrimonio por lo cual era divertido verme en semejante situación. Mi madre se acomodó junto a Agnes para comenzar a hojear el libro; había desde imágenes con diferentes vestidos de novia, hoteles donde realizar la fiesta con sus números y direcciones correspondientes, temáticas y hasta un organizador de bodas.

—¿Desde cuándo tienes todo esto Nes? —mi madre miraba asombrada toda la información que contenían esas hojas.

—La vengo organizando desde aproximadamente dos años; se suponía que me casaría antes que Neferet pero vaya uno a saber cómo son las vueltas de la vida, ¿no? —su mirada llena de maldad me hizo voltear los ojos y suspirar de cansancio, esa mujer no tenía remedio.

—Iré a ducharme, sigan planeando mi boda, gracias —caminé en dirección a mi recámara ya que ninguna fue capaz de responderme, se había creado una burbuja de ilusión entre las dos.

Mientras seleccionaba la ropa con la que saldría hoy, recibo un mensaje de texto.

"Querida Neferet, princesa de sangre egipcia ¿qué te parece una hamburguesa de McDonald's?

Atte su fiel servidor Liam Carpenter"

Río ante su inusual forma de referirse a mí con esos textos y respondo

"Noble servidor Liam. Como su alteza he de decir que una hamburguesa en McDonald's sería un gran aperitivo pero una gran noche nos espera. No seas idiota Carpenter, te espero aquí a las ocho en punto, hoy quiero embriagarme."

Atte Neferet Saimandi

Dejo el móvil sobre el tocador y prosigo a buscar la ropa adecuada para esta noche. Quiero estar cómoda y sencilla así que opto por un mono negro corto con la espalda descubierta, un par de zapatos acorde y me preparo para ingresar a la ducha.

Observo el tocador y me doy cuenta de que mi querido servidor ha respondido, tomo el aparato en mis manos y comienzo a leer.

"¡Qué carácter tienes mujer!, uno queriendo ser innovador y te pones en plan ebria. Está bien, sabes que siempre soy puntual. Nos vemos en unas horas. Te quiero.

Atte Liam Carpenter"

Una ternura me invade así como un sentimiento de melancolía imaginando cómo será mi vida en unos meses. Recuesto mi cuerpo en el armario y observo mi dedo anular para encontrarme con ese hermoso diamante de color verde esmeralda.

—Paz, armonía, amor... —susurro despacio.

Un recuerdo llega de pronto y me atasco en el.

—¿Sabes por qué te has convertido en la mujer de mi vida Saimandi? —su gruesa voz retumba en mis oídos llenándolos de electricidad.

—No de Luca, no lo sé —respondo entre jadeos.

—Porque eres perfecta ante mis ojos. Tus labios son mi mayor perdición —lentamente sus gruesas manos se aferran a mi cintura provocando un arqueamiento de mi espalda—, tu cuerpo fue tallado por los mismo dioses egipcios, esa mirada exótica llena de salvajismo podría hacerme estallar de deseo —el calor se implanta en mi vientre y me dejo llevar por sus palabras, es un viaje de ida más no hay regreso—. Eres mi locura Neferet...

Abro los ojos y una sensación extraña me recorre el estómago. Ladeo mi cabeza tratando de encontrar la respuesta a todo esto, sé que existe un motivo pero aún no puedo entender cuál. ¿Será la idea de irme a vivir lejos de todo lo que conozco? ¿O el miedo a fracasar en este nuevo camino desconocido para mí?

Son demasiadas preguntas, de las cuales no tengo casi ninguna respuesta y me abrumo entre los distintos recuerdos que llegan como dagas. Decido respirar profundamente y por el momento relajarme, ya tendré tiempo de resolverlas. 

La Boda de Neferet Donde viven las historias. Descúbrelo ahora