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—¡Oh! El griego imbécil ha vuelto, ¡qué emoción! —el gritito de Agnes parece retumbar por mi cabeza más de lo necesario, volteo a verla con el rostro molesto y esta vez sólo levanta los brazos en señal de rendición.

—También me alegra verte Agnes —Coel simula una sonrisa para luego clavar sus ojos en los míos, comienza a escudriñarme con la mirada y entonces mi rostro se sonroja—. ¿Linda noche?

—Se supone que volverías dentro de dos días —cuestiono sin darle mayor importancia a su pregunta.

—Es verdad, pero los problemas con mi padre se solucionaron más rápido de lo que tenía pensado así que decidí volver antes, ¿acaso no me has extrañado? Porque yo si lo he hecho mi pequeña ebria —sonríe de manera relajada y se acerca a mi cuerpo, me toma por la cintura y posa sus labios sobre los míos.

—¡Viva el amor! —la voz de mi madre interrumpe nuestro beso de bienvenida y se acerca a nosotros con una charola llena de galletas recién salidas del horno— Querido Coel, que gusto verte, acabo de terminar tus galletas preferidas aunque no sabía que te tendríamos aquí tan pronto.

—Hola Nathifa, también es bueno verte y más con esas delicias en tus manos —ambos se dan un beso hasta que mi madre voltea a verme con los ojos furiosos por las pintas que llevo, siempre me ha dicho que tengo que encontrarme presentable y pues, este no es el caso.

Me disculpo unos minutos mientras todos los individuos presentes devoran las galletas para poder acomodar un poco mi imagen. Corro hacia la habitación, tomo una ducha extremadamente rápida, reemplazo el sabor del alcohol con el de la pasta dental y me coloco un vestido veraniego.

Antes de salir nuevamente tomo mi móvil y veo que se encuentra vacío; ¿qué será de Liam?, me pregunto y automáticamente decido enviarle un mensaje para saber cómo se encuentra, además de darle la noticia de que Coel ya se encuentra aquí.

Nuevamente en la sala veo como mi madre y mi prometido cuchichean de quien sabe qué, siempre se han llevado muy bien. Desde que nos conocimos hace un par de años en ese café que solía frecuentar mi vida ha sido un verdadero cuento de hadas.

El invierno era crudo y ruin, las calles casi siempre se encontraban desoladas a esas horas de la tarde pero mi apetito por las novelas románticas, especialmente "Orgullo y Prejuicio" de Jane Austen, la cual me fue recomendada por una amiga mexica...

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El invierno era crudo y ruin, las calles casi siempre se encontraban desoladas a esas horas de la tarde pero mi apetito por las novelas románticas, especialmente "Orgullo y Prejuicio" de Jane Austen, la cual me fue recomendada por una amiga mexicana de internet no me permitía siquiera faltar un día a ese café en el centro de la ciudad.

Como todas las tardes, un chocolate caliente era mi mejor aliado y las hojas se escurrían entre mis dedos como el agua; entre diálogos llenos de palabras hirientes y pasión escondida, entre el señor Darcy y Elizabeth hacían de mis tardes las más mágicas.

—Mi madre solía decirme que muchas veces es un libro quien recomienda a una persona y por lo que tengo claro, este libro me está recomendando a gritos hablar con usted —dolorosamente vuelvo a mi realidad, especialmente a esa voz varonil que se encuentra muy cerca de mí; levanto la mirada y me encuentro con un hombre muy apuesto.

Sus ojos brillan de una manera muy particular, son de un azul oscuro muy profundo resaltando así su piel tenuemente bronceada. El cabello oscuro y bien peinado le da un toque elegante, mientras su porte emana seguridad y total desenvoltura.

—Disculpe, ¿me habla a mi? —trato de sonar desinteresada pero me doy cuenta de que hay algo mucho más interesante que el romance entre Darcy y Elizabeth.

—Creo que no hay nadie más leyendo en este pequeño café señorita...

—Neferet —respondo suavemente.

—Bello y exótico nombre, al igual que su portadora.

—Muchas gracias, ¿señor?...

—Coel De Luca —su sonrisa se torna seductora y de repente creo que es una buena idea ingerir un sorbo de mi bebida.

—Mucho gusto, ¿desea algo señor De Luca? —curioseo sin despegar mis ojos de su imponente figura.

—Dos cosas, primeramente que me llame Coel y segundo el poder compartir esta fría tarde con usted, si me lo permite claro —dudo un par de segundos pero sonrío y amago con mi mano para que tome asiento frente a mí.

—Dos cosas, primeramente que me llame Coel y segundo el poder compartir esta fría tarde con usted, si me lo permite claro —dudo un par de segundos pero sonrío y amago con mi mano para que tome asiento frente a mí

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La princesa en discordia ha regresado codeo a Agnes mientras ella ríe sin preocupación alguna.

Tomo asiento junto a mi prometido mientras degusto una galleta, tiene chispas de chocolates y agradezco al cielo por tener la madre que tengo, adoro el chocolate.

—Nef cariño, Coel quiere llevarnos a cenar esta noche a mi restaurante favorito, ¿qué dices? —veo una chispa de ilusión en su rostro, era el lugar donde conoció a mi padre.

—Claro madre, no hay problema.

—¿Comida gratis? —desde el fondo puedo escuchar un chillido de emoción.

—¡Ni lo pienses Agnes! —la regaño.

—Vamos cariño, podemos llevar a la niña también, no hay problema por mi mientras se comporte

—¡Idiota!

—¡Paren los dos!

—¡¿Qué?! Es un griego pretensioso, pero aceptaré ir porque habrá comida y ¡dónde hay comida estoy yo!

—Dios, dame paciencia —resoplo mientras mi madre ríe y ambos se siguen gritando.

Siento mi móvil vibrar y al revisar la pantalla me encuentro con el nombre de Liam, presiono para leer el mensaje y quedo estupefacta.

"Neferet, me encuentro bien y en estos momentos por abordar un avión hacia mi ciudad. Ha surgido un problema y necesito resolverlo a la brevedad. Mis saludos a Coel, espero te diviertas estos días

Atte Liam Carpenter"

Respondo el mensaje en cuestión de segundos pero una punzada toca mi pecho, presiento que algo no está nada bien y de repente la preocupación me embarga.

Sin pensarlo mucho decido enviar otro mensaje con la esperanza de saber qué es lo que ocurre, Liam jamás me ha respondido así y saber que algo malo está ocurriendo no hace más que revolucionar mi cabeza.

—¿Ocurre algo? —Coel me mira fijamente con inquietud y yo solo tomo su mano para tranquilizarlo pero dentro de mi cabeza miles de ideas se anidan llevando mi mente a un lugar muy lejos de aquí.

La Boda de Neferet Donde viven las historias. Descúbrelo ahora