46: El deseo estaba presente

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No sentia rencor, no estaba enojado, ni molesto.
Todo lo contrario.
Al volver le demostro que si lo amaba y le dio una nueva esperanza de amor.
Quizas podrian volver a estar juntos, vivir unidos hasta dejar de respirar.
Volvio por él, su corazon y todo su cuerpo lo sabian.



Tomados de la mano y sin decir nada caminaron por la orrilla del rio, como solían hacer de jóvenes, escuchando el respirar del otro y de ves en cuando regalandose una mirada.
Eran unos adolescentes, aquellos adolescentes que un dia en ese mismo lugar se juraron amor eterno.
A veces el destino nos juega una mala pasada, nos envuelve en una nueve suave y tierna para luego atormentarnos con cambios desfavorables para el corazon.
Pero a pesar de los años ellos puedieron sobrevivir a esa tormenta de cambios.
El dia que Jorge vio por prumera ves a Clara de monja, quizo sacarle ese ridiculo traje de pitufo que escondia a la Clara mujer, a la Clara que el amaba. Pero el la amaria aunque fuera una loca.

Parando frente a la puerta de la cabaña, de su bolsillo saco un pañuelo y sin decirle nada tapo sus ojos.

C: pero... para que es esto? - dijo tocandoce por encima del mismo

J: es una sorpresa

Su voz ya no se escuchaba y al estar sola con los ojos vendados, se sentia nerviosa y sus sentidos se agudizanban.
De pronto sintio un aroma que la volvia loca, era su perfume.
Inspiró profundo llenando sus pulmones de aire y deleitando aquel delicioso perfume y dejando salir un largo suspiro.
Sintio pasos cerca de ella, se detuvieron, luego sus manos tomandola de la cintura y acercándose mas hasta pegar su entrepierna a su trasero.
Encorbo su espalda apegandose mas a el, tenia ganas de sentirlo.
Al instante sintio un susurro sensual en su oido.

J: sos mi perdición

su voz ronca le erizo la piel, y una corriente eléctrica recorrio todo su cuerpo.
Si el supiera que tambien era su perdicion.
Pero no pudo decir nada, solo un gemido salio de su garganta.

J: ahora necesito que confies en mi.

Clara asintio y se dejo guiar.
Iba diciendole al oido todo lo que debia de hacer.
Caminó despacio, subio las escalinatas y nuevamente frenaron.
El abrio la puerta y siguio guiandola el lugar olia a jazmines, sus manos posadas en las caderas de Clara comenzaban a darle pequeños masajes circulares y sus labios rozaban su cuello.
Se sentia exitada como nunca antes, necesitaba sentirle pronto sino perderia la cordura, besarlo hasta perder el control y recorrer con sus labios todo su cuerpo.

C: Jorge -dijo en un sensual gemido para darse vuelta y quedar frente a el, aun con los ojos vendados- te necesito

J: yo te necesite todos estos meses -muy cerca de sus labios- ahora iremos a mi ritmo

Queria hacerla suplicar, hacer que a cada roce le necesitara mas y pidiera que la haga suya.
Hacer que lo desee era su cometido.
Como el la deseaba, como el la habia deseado todos esos meses en los que no estuvo con el, con locura.

De un saque la dio vuelta para hacer que siga caminando hasta donde seria su perdición.
Ella le pidio que le sacara el vendaje pero el se nego, queria que lo sienta tal y como el quería.
Llegaron a una habitación, ya preparada, una gran cama era lo unico que habia, velas por doquier eran la unica iluminación que habia.
Lentamente la guio hasta cerca de la cama.
No le habia dicho palabra alguna, un sensual silencio reinaba haciendo coro a las respiraciones agitadas.

La Fuerza del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora